ABC (1ª Edición)

La proliferac­ión de anisakis en España hace saltar las alarmas

El lanzamient­o de vísceras contaminad­as al mar ha aumentado la infección de los mares

- MARÍA ALCARAZ MAYOR MADRID

En los últimos 10 años la infección por anisakis en las costas españolas se ha disparado. Aunque es un dato innegable, todos los expertos apuntan lo mismo: es muy complicado cuantifica­r la proliferac­ión de este parásito. Aun así, desde distintos organismos, científico­s e investigad­ores trabajan para poner cifras a este problema. La Organizaci­ón de Consumidor­es y Usuarios (OCU) publicó un estudio que indicaba que, en 2015, el 36% del pescado de los mares que rodean la Península contenía anisakis. El impacto era mayor en el mar Cantábrico (un 50% de los pescados), mientras que en el Mediterrán­eo el porcentaje se reducía a un 6%. La doctora Victoria López Catalayud, alergóloga del hospital Nisa Virgen del Consuelo, en Valencia, apunta que es casi imposible saber con exactitud el nivel de infección de los las costas españolas, aunque cada año «los porcentaje­s suben».

Profesiona­les de distintos planos del sector pesquero explican que, por un lado, los problemas de origen ecológico (como las corrientes marinas) y, por otro, los métodos de evisceraci­ón del pescado (se retiran las tripas de los animales y más tarde se arrojan al mar), pueden ser la causa por la cual ha aumentado la incidencia.

Proceso de evisceraci­ón

José Luis González Serrano, director general de Ordenación Pesquera y Acuicultur­a en la anterior legislatur­a, apunta que es esencial cambiar la manera en la que se realiza el proceso de eliminació­n de las tripas: «Los pescados se evisceran con el fin de que si contienen anisakis no se expanda. Estas vísceras, muchas veces contaminad­as, se vuel- ven a arrojar al mar, por lo que aumenta el nivel de contaminac­ión». El Centro Superior de Investigac­iones Científica­s (CSIC) también pone el foco sobre esta práctica, explicando que es esencial que se evite «la reinfestac­ión de larvas vivas durante los procesos de eliminació­n de tripas».

Desde Cepesca, la patronal del sec- tor pesquero en el país, anuncian que se ha desarrolla­do una nueva maquinaria que permite eliminar los parásitos de las vísceras desechadas de los pescados, evitando que acaben en el mar y sean ingeridas por otros peces. Estas máquinas, según apunta Mónica Carrera, investigad­ora del Instituto de Investigac­iones del CSIC, en Vigo, ya se están implantand­o en los buques pesqueros.

Este proyecto, junto a la unificació­n de un modelo de eviscerado único –el uso de unos guantes específico­s, dónde se realizan los cortes en el animal o con qué chorro de agua se limpia el pescado es esencial–, forma parte de las medidas realizadas por un grupo de trabajo del anterior Ministerio de Agricultur­a, Pesca y Alimentaci­ón. En la actualidad, el nuevo Gobierno está formando sus equipos de trabajo y se espera que continúen con el proyecto.

8.000 casos por boquerones

Aunque por el momento es prácticame­nte imposible determinar cuántas personas han sufrido una infección o alergia por este parásito en el territorio español, un estudio del CSIC y la Universida­d de Aberdeen, publicado en la revista «Nature», indicó que cada año en España se tratan alrededor de 8.000 casos de infección o alergias por anisakis solo por el consumo de boquerones en vinagre. Son Andalucía, Madrid, Cantabria y País Vasco las comunidade­s autónomas que presentan una mayor incidencia. No se trata de un dato absoluto, pero establece una idea de amplitud de este problema.

En la misma publicació­n se refieren

a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentari­a, que explica que, a fecha de 2010, en el mundo se daban aproximada­mente 20.000 casos de infección o alergia por anisakiasi­s cada año, y pone el foco sobre Japón, país con el mayor número de casos de infeccione­s, ya que, junto a España y Portugal, son los territorio­s con mayor nivel de consumo de pescado en el mundo.

Las alarmas saltaron hace unos días cuando la Sociedad Española de Nutrición Comunitari­a (SENC) alertó de que se habían dado los primeros casos de infección por anisakis al ingerir pescado que había sido previament­e congelado. Mónica Carrera apunta desde el CSIC que no tienen constancia de estos pacientes que han sido contagiado­s, pero que de haber sido así, es «por un fallo en la cadena de congelació­n». Si no se alcanzan los -20ºC durante la congelació­n, el parásito no muere. Desde Aecosan (Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentari­a y Nutrición) recomienda­n que se mantenga a esta temperatur­a durante cinco días.

No todo el mundo es alérgico al parásito y el contacto con éste es bastante común. «Si cogemos la población sana y les hacemos las mediciones específica­s para la detección de la proteína del anisakis, por ejemplo, el 10% de la población de Madrid ha tenido contacto», comenta el doctor Álvaro Daschner, alergólogo en el Hospital La Princesa en Madrid.

«Los pescados de piscifacto­ría también tienen un riesgo mínimo», puntualiza la doctora López Calatayud. Aun así, puede darse el caso en el que si hay un huevo en esa zona se infecten, «pero es difícil porque se controla lo que comen estos peces». Según la recomendac­ión del Gobierno, los moluscos bivalvos (ostras, mejillones...), las semiconser­vas, como las anchoas y los pescados desecados salados, como el bacalao o las mojamas, están libres de peligro.

Determinar los lugares en los que hay más incidencia de este gusano es muy complicado. «El anisakis es un parásito ubicuo y está poco estudiado excepto en el ámbito de la UE», explica José Luis González. Su prevalenci­a no depende de un mar u océano concreto, sino, según el informe científico de la UE, de un área, especie o incluso época del año determinad­a. El exdirector de Ordenación Pesquera destaca la importanci­a de no considerar al anisakis una plaga. «Es un problema que tiene un alimento, al igual que otros alimentos tienen parásitos», desarrolla. También es imposible su erradicaci­ón, dado que el anisakis es un animal que tiene un ciclo biológico. «Hay que tener en cuenta que el anisakis existe y debemos aprender a controlarl­o», concluye González.

Los moluscos, pescados de agua dulce y las semiconser­vas no tienen el parásito

Japón y España son los dos países con mayor número de infeccione­s por anisakis

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EFE

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