Confesiones
La valiente confesión de Pedro García Cuartango, que en una columna titulada «¿Dónde está Dios?» reflexionaba públicamente sobre su falta de fe ha provocado la respuesta de numerosos lectores. «No se preocupe. Dios volverá a llamar a su puerta. Casi todos hemos pasado por esas etapas en donde la fe desaparece, pero si conoció a Dios en su infancia, Él volverá a tocar su puerta. No se puede perder un alma como la suya. Su artículo es una llamada. Estoy segura de que eso le ocurrirá», escribe por lo breve y de forma casi telegráfica MARÍA MERCEDES SILVESTRE. «Interesantes, originales, con trasfondo, las habituales reflexiones de Pedro G. Cuartango en ABC, que cuestiona la existencia de Dios, por causa de una búsqueda personal infructuosa y unos interrogantes esenciales, sin respuesta», señala CARLOS GALGUERA. «La Iglesia católica plantea sobre este tema –sigue su carta– una afirmación inquietante: la fe es un don gratuito de Dios. Niego la mayor. La existencia de Dios no es, no puede ser, un regalo divino de carácter aleatorio, no tendría sentido esta hipótesis, es mi conclusión… La fe es mirar las inmensas y complejas realidades que nos cercan y hacer una dificilísima apuesta por la coherencia, en su más profunda acepción, incluyendo lo inexplicable, intraducible, aparentemente absurdo, incluso cruel… Aficionado a los temas científicos, expongo a Pedro G. Cuartango esta fácil analogía, por si le sirve. La materia oscura y la energía oscura conforman el 23 y el 72 por ciento, respectivamente, es decir, el 95 por ciento, de la materia-energía observable, afirman científicos avanzados. Pero ambas entidades nos son hoy absolutamente desconocidas. ¿Cómo es posible tamaña afirmación sobre entelequias de las que no hemos podido constatar su existencia? Se sabe que existen porque hay realidades, esas sí verificables, que no serían posibles si no existieran esas entidades, Materia y energía oscuras, perfectamente desconocidas hoy… Trasladar esta figura científica para inducir la existencia de Dios parece de una evidencia asequible, lo cual no quita la infinita complejidad a la ecuación. Creo en la materia y la energía oscuras. Creo en Dios». Por su parte, PEDRO ANTÓN FRUCTUOSO reconoce que «hay que aplaudir la sinceridad y valentía con la que García Cuartango se expresa, y el planteamiento intelectual que sirve de base a las objeciones». «Es un hecho frecuente –añade– que no pocos universitarios y jóvenes profesionales se plantean, con más o menos profundidad, estas o similares cuestiones en torno a la falta de fe en Dios y, generalmente, concluyen abandonando el empeño porque no encuentran “evidencias” que permitan entender “el silencio de Dios”. Es verdad que, muchas veces, no se han molestado en reflexionar y profundizar en aspectos relacionados directamente con la fe. Cuando leía el artículo de G. Cuartango, me venía a la mente el libro de C.S. Lewis, “Mero cristianismo”, en el que el autor realiza de forma brillante unas reflexiones en las que expone la fe que ha sido común a casi todos los cristianos de todos los tiempos. Muchas
objeciones quedan superadas. Creo que sería de gran provecho la lectura del libro de Lewis para tantos jóvenes que se plantean dudas de fe y que no encuentran argumentos sólidos para avanzar en este camino. Incluso me atrevo a decir que también es muy recomendable para los que se definen ateos –¡con cuánta ligereza lo proclaman!–, ya que les va a ayudar a darse cuenta de la fragilidad de sus planteamientos».