Detenido por descuartizar a su pareja en un piso de Santander
La mañana del 20 de agosto pasado se perdió el rastro de una mujer guatemalteca en Santander, donde vivía con su pareja, un colombiano. No tenían trabajo fijo; eran, en palabras de las fuentes consultadas por ABC, «unos buscavidas; más él que ella, en todo caso». Seis días después, sus hermanos presentaban denuncia en Ciudad Real por su desaparición y alertaban de que su familiar era objeto de malos tratos, no denunciados. Estaba preocupados porque cada pocos días tenían noticias de ella y habían cesado sin explicación alguna. El jueves se encontraron en el paraje Peña del Cuervo los restos descuartizados de la víctima y se ha podido acusar a su novio del crimen, gracias al minucioso trabajo del Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Cantabria.
Encontrar el piso que había alquilado la pareja fue relativamente sencillo y deducir que algo muy grave había ocurrido también, porque se encontraron restos de sangre. La víctima tenía que ser forzosamente ella, porque a su pareja se la siguió viendo por el barrio, según confirman los testigos, que se fijaban en él porque «daba miedo; es de esas personas de aspecto inquietante, que nadie sabe por qué pero genera inquietud a su alrededor».
El sospechoso, además, había cometido otro error: el 27 de agosto denunció en la Comisaría Centro de Madrid la desaparición de su pareja. Al cotejar los datos del denunciante saltó que el día anterior había sido denunciado por malos tratos por los hermanos de su pareja y que el perfil era de alto riesgo. El juez decidió encarcelarlo, y sigue en la prisión de Soto del Real.
Pero para acusarle de asesinato, había que encontrar el cadáver de la mujer. Los investigadores de Satander reconstruyeron trayectos posibles hasta lugares donde podía haber escondido el cadáver. Tenía que ser un lugar próximo, porque no tenía coche y era muy difícil que trasladara un cuerpo a pie a mucha distancia. Primero se pensó en que lo había podido arrojar en Puerto Chico; también se analizó si en un contenedor de basura, y finalmente se llegó hasta el paraje donde fue encontrado, en el interior de varias bolsas de basura. El sospechoso, detenido en la propia prisión, nunca colaboró. Ha sido una investigación «de calle», dicen las fuentes.