EL ELEFANTE
La coordinación en el asedio es casi artística
El 2 de septiembre, el milhomes de Pablo Iglesias decía en una entrevista televisiva que «Madrid es siempre el elefante en la conversación». Quería decir habitación, pero como la conversación es suya puede ser lo que quiera. 2 de septiempre. El tam-tam es anterior a las últimas cifras, pero es ahora, ya mismo, cuando el gobierno (la Unidad) le está aplicando a Madrid el protocolo, que es el único protocolo que tenía. El acoso y derribo, el atornillamiento, aprovechando la condición de atribulada «flapper» que tiene Ayuso, Mirna Loy con Feijóo en lugar de William Powell.
La coordinación es perfecta, hay algo hermoso, artístico en ello. Si coges un taxi y llevan la Ser, Àngels Barceló se desgañita con ella; navegas en el As para ver cómo está Mou, pero no está Mou, está Ayuso; y pones la tele y… ¿quién si no? Ferreras ya es Count Basie dirigiendo con los codos su orquesta de expertos: –¿Qué, Carmona, cómo te quedas?
Estamos a nada de que aparezca un sanitario con cuatro capas de mascarillas, por lo que debería quedar constancia de que fueron «sologripistas» (negacionistas del copón), cuestionadores de las mascarillas y animadores entusiastas del supercontagio del 8-M.
En compensación, allí nos ofrecen una representación visual de la oposición. Sacan a menudo a Casado, pero de un modo determinado. Aparece en un recuadro pequeño en una esquina de la pantalla. Habla, mueve las manos, pero no se le escucha. Hay algo cómico, como de redicho actor de cine mudo (¡no para de hablar, pero no oímos nada!). ¿A quién se dirige? ¿Qué dice? Está así todos los días, siempre, como un canal 24 horas, y de vez en cuando lo «pinchan» para poner cara a la «Kitchen» y entonces le escuchamos, peripuesto, barbilindo y repuntante. La oposición es eso, una ventanita a placer, un flujo cuá-cuá, los coros en falsete que un productor le añade a la canción.
Como si Madrid fuera Wuhan (¿por qué no va a serlo si hasta deciden sobre la biología?), salió Ayuso con Aguado, que es a Sánchez lo que Guti era a Redondo y dejó perla atroz de liberalio: «Los ciudadanos decidirán qué ser: si virus o vacuna». Gavilán o paloma, si el dilema no fuera ya puramente retórico. –¿Qué, Carmona, cómo te quedas?