Trump y Bolsonaro, premiados en la parodia de los Nobel
En plena pandemia, han demostrado que sus disparatadas teorías logran más repercusión que las de los científicos
Los Ig Nobel, otorgados por la revista de humor «Annals of Improbable Research» (Anales de la Investigación Improbable), premian cada año las «perlas» de la investigación científica, aquellos estudios tan absurdos o insólitos que parecen tratarse de una broma pero que fueron llevados a cabo por sus autores completamente en serio. Como era de esperar, los galardones han estado marcados por la pandemia. Uno de ellos ha recaído en los líderes mundiales, entre ellos el presidente de EE.UU, Donald Trump, y su homólogo brasileño, Jair Bolsonaro, que han mostrado a la humanidad cómo pueden influir de forma inmediata sobre la vida y la muerte más que los médicos y los científicos. Muy merecido por sugerencias como inyectarse desinfectante contra el covid-19 o calificar la enfermedad, que ya ha producido casi un millón de muertos en todo el planeta, como una «gripezinha» (gripecita).
Caimanes y besos en la boca
Este amargo premio de educación médica también ha ido a parar a otros mandatarios como Boris Johnson (Reino Unido), Andrés Manuel López Obrador (México), Recep Tayyip Erdogan (Turquía), Vladimir Putin (Rusia) o Alexander Lukashenko (Bielorrusia). Este último tiene el dudoso honor de recibir su segundo Ig Nobel, ya que en 2013 se ganó el de la Paz por ilegalizar aplaudir en público.
En vez de celebrarse en directo en la Universidad de Harvard como es habitual, la ceremonia se limitó el jueves a un evento virtual pregrabado. Eso sí, logró mantener algunas de sus tradiciones, como la presencia de verdaderos Nobel dando a conocer a los seleccionados. Tampoco faltó el ánimo gamberro, como demuestra el premio de ciencia de materiales. Fue a parar a un equipo internacional que fabricó un cuchillo con heces humanas congeladas. Demostraron que no corta bien. Lástima.
El premio de entomología se lo lleva un estudio que reúne pruebas de que, atención, muchos entomólogos (científicos que estudian insectos) temen a las arañas (que no son insectos). Otro animal, el caimán, protagoniza el de acústica. Sus autores indujeron a una hembra a bramar en una cámara hermética llena de helio.
Por su parte, el anti Nobel de física fue para un experimento que determinó qué sucede con la forma de una lombriz de tierra viva cuando se la hace vibrar a alta frecuencia.
Ya en el terreno del comportamiento humano, el galardón de psicología cayó en un estudio que reconoce el narcisismo de un individuo por sus cejas. Y el de medicina identifica una afección llamada misofonía, la angustia de escuchar a otras personas masticando.
Los gobiernos de India y Pakistán han sido reconocidos con el de la Paz por hacer que sus diplomáticos llamaran al timbre de los otros en medio de la noche, para después salir corriendo. En economía, destacó una investigación que cuantifica la relación entre los ingresos en diferentes países y la cantidad de besos en la boca. Y el de gestión es para cinco sicarios chinos que se subcontrataron unos a otros para un asesinato que jamás cometieron.
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