Ronald S. Lauder, el millonario que traiciona a Trump con donaciones
Con 76 años y una fortuna de 5.000 millones de dólares, su amistad de 50 años con el presidente ha estado a punto de costarle su cargo en Estée Lauder, la compañía de cosméticos que lleva el nombre de su madre
Filántropo, antiguo embajador de Estados Unidos en Austria y presidente del Congreso Mundial Judío, Ronald S. Lauder no ha ocultado nunca su apoyo al Partido Republicano y a Donald Trump, en concreto. Según Bloomberg, el millonario habría colaborado con 1,6 millones de dólares apoyando a distintas asociaciones cercanas al «trumpismo» en 2016. Sin embargo, en 2019 apenas donó 200.000 euros para su reelección en 2020, cuando asomaba el fantasma de una presidencia desnortada. Entonces, al ser preguntado por esta cuestión, portavoces del millonario aseguraban que se había querido centrar en una fundación dedicada a ayudar a 35 colegios de Europa del este afectados por la pandemia. Pero los últimos acontecimientos han confirmado que su amistad con Trump era tóxica, precipitando una serie de decisiones, tanto personales como profesionales, que confirman una ruptura total a golpe de donaciones. Los Lauder, propietarios de un grupo empresarial que incluye 36 marcas de maquillaje (Clinique, MAC, Bobbie Brown...), han pasado a ocupar el quinto puesto en el ranking de grandes fortunas familiares, con un patrimonio estimado en 40.000 millones de dólares. No hay nada que produzca más rechazo al dinero de las élites que mancharse las manos con los escándalos de un perdedor. Y a estas alturas, tras el bloqueo de sus cuentas en las redes sociales, la suspensión de los torneos internacionales de golf en sus campos o la decisión de Nueva York de romper todos los contratos, Trump no sólo es el perdedor de las elecciones: es un apestado al que todavía queda por ver si sufre un segundo impeachment y es acusado formalmente de incitar a la violencia en la bochornosa toma del Capitolio.
Batalla antirracista
En junio del año pasado, Ronald ya vio las orejas al lobo. Más de cien trabajadores de Estée Lauder enviaron cartas al consejero William Lauder, exigiendo que su tío fuera expulsado de la junta por considerar que su conducta afectaba a la marca. Su «conducta» no era otra que seguir las líneas marcadas por Trump ante el movimiento Black Lives Matter. Tras un tira y afloja entre la familia y los trabajadores, la empresa subió hasta 5 millones su donación a la lucha por «la justicia social, económica y racial», anunciando la contratación de más trabajadores de color. Para entonces ya eran 5.000 los firmantes de la petición de dimisión. Ni corrupción ni mala gestión, su relación con Trump bastaba para provocar la tormenta. Ronald no se rindió entonces, ganó la batalla pero al final ha perdido la guerra y ha entregado la armas. Y no en sentido figurado, sino de manera literal: ha donado al museo Metropolitano de Nueva York su colección privada de armas y armaduras, uno de los tesoros familiares. Son 96 piezas de incalculable valor, entre las que destacan la armadura de Greenwich, del siglo XVII, la única que mantiene intacta la decoración policromada con la que fue obsequiado el duque de Bruswick-Wolfenbüttel. Ballestas, espadas, dagas, mazas y escudos que Ronald ha coleccionado desde pequeño debido a su fascinación por las historias de caballeros y reyes. La muestra podrá verse hasta finales de febrero en el MET, que también reforzará sus programas educativos y bautizará una de sus galerías con el nombre de su nuevo padrino. La culpa es difícil de expiar, pero algunos pueden permitirse aligerar la carga quitándose unos millones de encima.