ABC (1ª Edición)

La verdadera historia de BAMBI

El célebre ilustrador Benjamin Lacombe recupera el texto íntegro de Félix Salten que, muy alejado del clásico de Disney, llegó a estar prohibido por los nazis

- CELIA FRAILE GIL

El escritor austriaco Félix Salten publicaba «Bambi. Una vida en el bosque» en 1923. La obra supuso un éxito mundial prácticame­nte inmediato, pero esta versión original ha quedado eclipsada por la película de animación firmada por Walt Disney, que ha atrapado al público infantil generación tras generación desde 1942.

No obstante, la ternura que despierta el inocente cervatillo de grandes ojos almendrado­s que impera en el imaginario colectivo poco tiene que ver con la novela creada por el autor. Crudo, descarnado y protagoniz­ado por corzos en lugar de ciervos, el relato primigenio no era un cuento infantil; estaba destinado al público adulto. En él la muerte va mucho más allá que la desaparici­ón de la madre de Bambi: su amenaza se vuelve omnipresen­te y nada se libra de ella, ni faisanes, ni liebres, ni cervatillo­s... A su paso sucumben hasta los cazadores furtivos.

«Se trata de una obra maestra desconocid­a, cuya temática es incluso más valiosa que su calidad literaria: es un alegato en defensa de las minorías oprimidas. Se interroga sobre nuestra relación con la naturaleza, con los animales y con el mundo», afirma el célebre ilustrador francés Benjamin Lacombe, que recupera ahora el texto íntegro con sus dibujos en la colección «Clásicos ilustrados» que dirige en Edelvives.

Cuando escribió «Bambi», Salten, judío, empezaba a percibir cómo cristaliza­ba a su alrededor el antisemiti­smo que comenzó a fraguarse tras la Primera Guerra Mundial. Por eso, muchos expertos han traducido la incesante búsqueda de los corzos de un lugar tranquilo para vivir alejados de las amenazas del título original como el reflejo de los miedos entre los círculos semitas vieneses de la época.

El paralelism­o tampoco pasó desapercib­ido para los nazis, que llegaron a prohibir el libro en 1936 calificánd­olo de «una alegoría política sobre el trato que se da a los judíos en Europa». Bambi logró huir del incendio del bosque, pero no pudo esquivar la quema de ejemplares por parte del régimen nacionalso­cialista. Por suerte, su autor logró escapar de Austria antes de que empezara la represión.

Lacombe perseguía abordar en sus ilustracio­nes este antisemiti­smo, alertado por los rebrotes que ve en Europa y Oriente Próximo: «Quería que los lectores lo fueran sintiendo poco a poco. Este ha sido el objetivo de la obra. Una obra que, al fin y al cabo, habla de la opresión de las minorías. Salten fue un judío en la Europa de los años veinte que vivió la escalada de antisemiti­smo y plasmó sobre el papel su resentimie­nto, pero decidió trasladarl­o al bosque». De ahí que el autor elija esos animales como protagonis­tas, «son los únicos que no tienen guarida. Exactament­e igual que los judíos apátridas de la época», apostilla.

Sin embargo, el historiado­r y periodista Jesús Hernández no piensa que el escritor introdujer­a la metáfora a propósito: «Está claro que los nazis ponían el listón muy bajo a la hora de prohibir una obra, segurament­e el hecho de que Salten fuera judío fue suficiente». Antes al contrario, el también autor del libro «Los héroes de Hitler» (Almuzara, 2020) apunta, «como apreciació­n personal», que la novela «casi» podría encajar en el imaginario nacionalso­cialista: «Ese concepto de la naturaleza salvaje era muy apreciado por los nazis, además de que desprende un cierto “darwinismo” por la superviven­cia del más fuerte y se aprecia incluso algunos toques de Hobbes y, sobre todo, de Nietzsche».

Mensaje actual

Puede que el austriaco deslizara la referencia de forma consciente o no, pero el escritor insiste en que no es el eje central del libro y que leer «Bambi» desde esa óptica nos hace perder de vista otras ideas más potentes. «La novela sorprende al lector actual porque es muy cruda, presenta a la naturaleza como un medio hostil. Además, trata temas como el individual­ismo, la soledad o la melancolía provocada por el paso del tiempo». «Más que en el destino de la comunidad judía, su libro se inscribe en el movimiento de regreso a la naturaleza», corrobora Maxime Rovere en el prólogo de la edición de Edelvives: «Salten propone sobre todo una versión animal de su propia existencia», aclara el filósofo francés, que pone en paralelo el amor que el autor sentía por los bosques.

Lacombe, por su parte, traslada su mensaje hasta la sociedad de hoy en día y el momento actual: «Un alegato a favor de la tolerancia y de la necesidad de respetar y vivir juntos en armonía. Los últimos acontecimi­entos en el plano climático, los virus que han ido resultando como consecuenc­ia y los confinamie­ntos a los que nos hemos visto sometidos nos hacen tomar conciencia de los efectos que acarrea la desconexió­n del hombre con respecto a su entorno y de los estragos que produce sobre la naturaleza que le rodea. Ya nos lo vaticinó Salten, en cierto modo, en su propia narrativa... Produce vértigo cuanto menos, ¿no cree?».

 ??  ?? Prolífico escritor y periodista, Félix Salten no desdeñó la novela erótica con «Josefine Mutzenbach­er», la autobiogra­fía ficticia de una prostituta. También firmó una secuela de su obra más famosa, «Los hijos de Bambi».
Prolífico escritor y periodista, Félix Salten no desdeñó la novela erótica con «Josefine Mutzenbach­er», la autobiogra­fía ficticia de una prostituta. También firmó una secuela de su obra más famosa, «Los hijos de Bambi».
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