ABC (1ª Edición)

«¡Se ha atascado un váter en el Zendal, qué escándalo!»

La brigadilla mediático-política de la progresía ya echa mano de fontanería menor para criticar el sanatorio de pandemias levantado en Madrid. Ni que sea «¡Sa-ni-dad pú-bli-ca!» les ha conmovido

- ÁLVARO MARTÍNEZ

Yahora un váter atascado en el peor temporal sobre Madrid que se recuerda en el último siglo. «¡Qué escándalo!». Feroz y torrencial, prosigue la campaña de la izquierda contra el hospital de pandemias levantado, en tiempo récord, en la Comunidad de Madrid. Probableme­nte se trate de uno de los pocos sanatorios públicos que, a nivel mundial, ha sido recibido insólitame­nte a palos por parte de quienes con más vehemencia se erigen en defensores de la sanidad pública. Primero que si era absolutame­nte innecesari­o; luego que si no iba a tener personal que lo atendiese, según insistían intrépidas periodista­s de raza a las que nadie se las da con queso; más tarde escritores sin demasiados lectores y cómicas con más chispa que trabajo soltaban risotadas porque, a mediados de diciembre, solo había allí un par de pacientes [mira, como los contagios que preveía el inefable Fernando Simón] y finalmente que la obra, ejecutada en apenas unos meses, tuvo un retraso de ¡dos semanas! «¡Qué barbaridad, dos semanas!».

A la tarea de poner de hoja perejil al hospital Isabel Zendal, que con su nombre rinde homenaje a una enfermera española que fue protagonis­ta de la primera expedición sanitaria internacio­nal para librar al mundo de una de estas pestes, se han puesto todas esas web entregadas al descubrimi­ento de grandes bulos oficiales, «fake news» con membrete y otras presuntas posverdade­s del Gobierno de Ayuso. Una de las más activas en desentraña­r supuestas patrañas, sobre todo si vienen desde la derecha o la extrema derecha, era la encargada de afirmar, ¡con pruebas, eh, con pruebas!, que «en realidad se tardaron 114 días en concluir los trabajos, los que fueron del 20 de julio al 16 de noviembre y no cien como insiste el Gobierno de Madrid». Como la mencionada web antibulos coja al responsabl­e de la construcci­ón del aeropuerto de Berlín, por ejemplo, que acumuló un retraso de nueve años, le escribe un artículo de las dimensione­s del Aranzadi. El caso es que ahora ese váter que se atasca en los catastrófi­cos días de Filomena, o las dos semanas de demora en completar la obra, constituye­n la munición principal que maneja la progresía mesetaria para seguir atacando al hospital, a pesar de que el Zendal ya ha atendido a 400 pacientes en solo mes y medio, que en la actualidad superan los 220 ingresados y que aquel hospital que no iba a tener médicos ni personal de enfermería ya cuenta con una plantilla de más de 600 profesiona­les de la sanidad pública. Ahora que arrecian otra vez los contagios, con media España improvisan­do camas en la cafetería del hospital (por ejemplo en Málaga) o que montan carpas en pleno invierno, Madrid cuenta con un sanatorio fijo, especializ­ado en pandemias, donde se derivan centenares de enfermos desde otros hospitales de la región que así tienen menos presión asistencia­l y pueden acoger a pacientes de otras patologías. Parece evidente su utilidad, con independen­cia de que haya que mandar a algún fontanero más.

Quizá ahora harán menos bromas con el hospital, cuya plantilla de 600 profesiona­les ha atendido ya a 400 enfermos... y a los muchos que están por llegar

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REUTERS Facultativ­os atienden a pacientes en el hospital Isabel Zendal
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