Biden se estrenará con un decretazo para borrar de golpe la era Trump
El nuevo presidente de EE.UU. ya tiene listo un paquete de medidas para una reforma del sistema migratorio y la vuelta a los pactos medioambientales
A pesar de las críticas de los demócratas a la tendencia de Donald Trump de solucionar por decreto aquello que no podía lograr del Capitolio o los jueces, el presidente entrante en la Casa Blanca se dispone a estrenarse con toda una avalancha de órdenes con las que quiere erradicar de golpe las medidas más polémicas de los cuatro años pasados. Revertir la prohibición de entrada a ciudadanos de países musulmanes, devolver a Estados Unidos al tratado climático de París y obligar a llevar máscaras para prevenir el contagio del coronavirus en instalaciones federales y cuando viajes de un estado a otro.
La agenda de los primeros días de gobierno de Joe Biden la revelado el que será su jefe de gabinete, Ron Klain, en un memorando filtrado a la prensa el sábado. En él, Klain asegura que «estas decisiones cambiarán el curso de la pandemia, combatirán el cambio climático, promoverán la equidad racial y apoyarán a otras comunidades desatendidas, y reconstruirán nuestra economía por vías que refuercen los cimientos de este país: los trabajadores y trabajadoras que construyeron nuestra nación». Klain admite que los decretos son «atrevidos», pero cree que son sólidos desde el punto de vista legal y respetan los límites del poder presidencial.
En esa lista de prioridades no figuran algunas de las promesas hechas por Biden en la larga campaña electoral, como devolver a EE.UU. a la Organización Mundial de la Salud, de la que la retiró Trump el año pasado por sus errores a la hora de prevenir la pandemia en sus primeros meses y por justificar las acciones del régimen comunista chino al respecto. Tampoco ha dicho Klain si otra prioridad de Biden será retirar a los soldados desplegados en la frontera con México y levantar así de forma definitiva los estados de alarma declarados por la llegada de distintas caravanas de inmigrantes en los años pasados.
Otra parte crucial de la agenda de Biden en sus primeros diez días, según aquel memorando, será enviar una serie de propuestas de ley al Capitolio para hacer frente a la pandemia y la crisis económica posterior. Esas propuestas tienen un coste estimado de dos billones de dólares, es decir más de 1,6 billones de euros al cambio actual, e incluyen programas de ayuda a los damnificados por la pandemia y un ambicioso plan para vacunas a cien millones de personas en apenas cien días. Todas esas propuestas deben ser aprobadas por el Capitolio.
Las prioridades de Biden, según ha dicho él mismo y ha confirmado su jefe de gabinete en su memorando, serán prolongar una moratoria de los pagos de préstamos educativos y de desahucios a los afectados por la crisis económica de la pandemia.
Mejor vacunación
Después, el nuevo presidente pretende aprobar ayudas a negocios y a escuelas, para que reabran de forma segura y escalada. Después reforzará al equipo que se encarga de la vacunación, ya que ha habido graves demoras en la distribución de la primera dosis a los grupos más vulnerables, sobre todo por la incompetencia de los estados, responsables de su propia sanidad.
Siete días después de jurar el cargo, el presidente Trump prohibió la entrada en el país de ciudadanos de varios países de mayoría musulmana: Irán, Irak, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen. El asunto llegó al Supremo después de que varios tribunales de primera instancia y casación bloquearan la aplicación de la orden presidencial porque, según un fallo respondía «a prejuicios del presidente contra los musulmanes» y vulneraba la Primera Enmienda de la Constitución de EE.UU., que establece la libertad de credo. El Supremo falló que el decreto era constitucional en junio de 2018, y está vigente desde entonces.
En noviembre de 2019, Trump anunció la salida formal de EE.UU. del Acuerdo de París sobre cambio climático. Su antecesor, Barack Oba
Presión
El ala izquierda de los demócratas quiere que Biden no deje de lado el juicio político del «impeachment»
ma, impulsó junto a Biden, que era su vicepresidente, la puesta en marcha del acuerdo, firmado en 2015 y que ha contado con la adhesión de casi 200 países para evitar el calentamiento global. Trump ha repetido en numerosas ocasiones que este le parece una «farsa» orquestada por China. El presidente saliente quería salirse antes, pero los términos del acuerdo impedían a los países firmantes abandonarlo durante los tres primeros años de su entrada en vigor.
Biden tiene varios desafíos por delante. El más obvio es que necesita a los republicanos para que aprueben las leyes de urgencia para capear la pandemia. En la Cámara de Representantes, los demócratas tienen una mayoría por los pelos, pero en el Senado son minoría hasta que juren el cargo los dos nuevos senadores por Georgia, algo que no sucederá hasta final de mes. Después de que los dos juren, los demócratas tendrán 50 escaños, los mismos que los republicanos. El voto de desempate le corresponde a la vicepresidenta, Kamala Harris, que hoy renuncia a su escaño de senadora por California. La sustituye otro demócrata, el hispano Álex Padilla, elegido ya por el actual gobernador de California.
Pero Biden tiene otro problema interno: la creciente presión del ala izquierda de su partido para que siga revirtiendo las principales políticas de Trump en materia fiscal, migratoria y diplomática. En un contexto de gran división, el grueso de la bancada demócrata en la Cámara de Representantes y el Senado presiona para que se proceda con el «impeachment» con el juicio político a Trump en el Senado y para que Biden consume el repudio de la Administración precedente con otras propuestas de ley y decretos por la vía rápida.