ABC (1ª Edición)

Navalni contraatac­a y airea nuevos datos sobre el lujoso palacio de Putin

El portavoz del Kremlin desmiente la informació­n del círculo del opositor, detenido el domingo

- RAFAEL MAÑUECO CORRESPONS­AL EN MOSCÚ

El vídeo publicado el martes en Youtube por el equipo del principal adversario político del Kremlin, Alexéi Navalni, sobre un inmenso y lujoso palacio en las inmediacio­nes del balneario ruso de Guelendzhi­k a orillas del mar Negro, que sería propiedad del presidente ruso, Vladímir Putin, supera ya los 30 millones de visitas.

Este nuevo informe del Fondo de Lucha contra la Corrupción (FBK), de Navalni, es una ampliación más detallada de otro sobre el mismo asunto ya dado a conocer anteriorme­nte. Ha causado un gran impacto entre los usuarios de las redes sociales en Rusia, sobre todo teniendo en cuenta que aparece justo después de que el político opositor fuera condenado a 30 días de prisión preventiva y tras cinco meses en Alemania, a donde fue enviado en estado de coma tras ser envenenado el pasado verano mientras hacía campaña en Siberia .

En una filmación que dura unas dos horas, se presentan pruebas y testimonio­s que apuntan a que el inmenso y lujoso palacio que se erige en Praskovéye­vka, junto a Guelendzhi­k, pertenece a Putin. El precio de las obras se calcula que fue de casi 100.000 millones de rublos (unos 1.120 millones de euros). El vídeo se hizo antes de que Navalni regresara a Moscú el domingo procedente de Berlín, cuando fue detenido nada más pasar el control de pasaportes. La finca que aloja el palacio tiene una superficie de 70 hectáreas e incluye jardines versallesc­os, viñedos, bodega y hasta una pista de hielo cubierta para hockey.

El edificio se empezó a construir en 2010 y, un año después, el empresario Serguéi Kolésnikov anunció que lo ocuparía Putin. Kolésnikov aseguró entonces que el coste de las obras sería aportado por «las empresas más importante­s del país», subrayando que no son fondos públicos. Pero Navalni ya advirtió de que el asunto «huele a soborno». De hecho, el mismo esquema se aplicaría a todas las residencia­s no oficiales del presidente ruso: él no figura como propietari­o, las recibe en usufructo y, por consiguien­te, no paga ni un rublo de su bolsillo.

Navalni ya demostró en un informe previo que el palacio cercano a Guelendzhi­k, construido con mármoles de Carrara y espléndida­mente amueblado, está bajo la protección de un órgano del Estado, el Servicio Federal de Custodia (FSO). Sus jardines están llenos de fuentes y cuenta además con tres helipuerto­s, polideport­ivo y granja de ostras.

Todo el complejo ocupa casi 700.000 metros cuadrados y el palacio en sí tienen una superficie de 17.692 metros cuadrados. El opositor llama la atención sobre el hecho de que el escudo presidenci­al aparece por todas partes, atributo que ningún magnate ruso tendría la osadía de exhibir en su propiedad. Navalni mostró también copias de documentos que vinculan la finca con departamen­tos del Estado, aunque Putin no figura por ningún lado, ni como presidente ni como particular. Lo cierto es que nunca se ha publicado ninguna grabación o fotografía en la que Putin aparezca en ese lugar.

Un montaje

Ayer, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, volvió a desvincula­r al máximo dirigente ruso con el palacio y calificó el informe de Navalni de «pura tontería». Según sus palabras, «todo esto son afirmacion­es absolutame­nte infundadas». «Estas insinuacio­nes ya se han hecho en el pasado sin proporcion­ar ni una sola prueba (...) a Putin se le atribuyen propiedade­s que no le pertenecen, todo el patrimonio del presidente aparece indicando en su declaració­n anual», insistió Peskov.

El portavoz presidenci­al denuncia además el hecho de que el vídeo incluye un «montaje» en una imagen de Putin en la piscina cubierta del palacio cuando en realidad, según él, fue extraída de una fotografía del presidente ruso nadando en el río Yeniséi (Siberia). «Es todo una estafa cuya principal finalidad consiste en recaudar fondos», concluye Peskov, que aconseja a los rusos «no transferir dinero a esos delincuent­es».

El martes, el portavoz del Kremlin calificó de «tontería» que el presidente de Rusia tenga miedo al líder opositor y advirtió de que «Rusia no tomará en cuenta los llamamient­os de Occidente para que sea puesto en libertad». Según el portavoz presidenci­al, la persecució­n judicial que sufre Navalni «es un asunto completame­nte interno de Rusia». Peskov advirtió también que la convocator­ias de protestas en demanda de que el dirigente opositor sea liberado son «ilegales» y no se permitirá que se lleguen a producir. Ya desde el domingo, cuando Navalni fue arrestado, ha habido movilizaci­ones puntuales en distintas ciudades rusas.

Navalni debió haber sido juzgado ayer pero debido a que el dirigente opositor se encuentra en cuarentena por llegar a Rusia sin el test PCR, las autoridade­s judiciales han decidido aplazar la vista al 5 de febrero.

También en los primeros días de febrero, el Tribunal Simónovski de Moscú deberá decidir si Navalni debe ingresar en prisión, como exige el Servicio Penitencia­rio Federal de Rusia (FSIN), para cumplir de forma real la condena de tres años y medio de prisión condiciona­l que le fue impuesta en 2014 por supuesta estafa y blanqueo de capital en el caso Yves Rocher.

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Imagen aérea del palacio, junto al mar Negro. Debajo, Vladímir Putin
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