Seguir el protocolo
Cuando uno se entera de que ha habido ya varios cargos públicos, políticos, alcaldes, consejeros que se han saltado el orden establecido para recibir la vacuna, un vendaval de indignación, cabreo y mezcla de asco se apodera de mi pensamiento, porque simplemente no hay derecho a jugar con estas cosas.
No hay justificación posible, es casi peor que robar, porque te aprovechas de tu cargo. En tu conciencia quedará si por asegurar tu vida impides la de otros, que según el criterio de los expertos son un grupo de riesgo precedente.
Interpelo a este Gobierno, que ni hace ni deja hacer: ¿cuántas víctimas más diarias debe haber para tomar medidas más drásticas? ¿Por qué sabiendo lo que iba a pasar en Navidad no se extremaron las prevenciones?
Seguramente es fácil hablar a toro pasado, pero luego no puedes echar toda la culpa a la gente si tú, como responsable, no has sido lo suficientemente valiente para evitar este nuevo repunte de contagios, que suponen más ingresos, unidades de cuidados intensivos ocupadas y fallecidos, por ese orden tan dramáticamente lógico.
Nos salvarán las vacunas y las decisiones bien tomadas por expertos, pero ejecutadas por los que mandan. Si sólo hacemos recomendaciones no servirá de nada.
Pero parece que para algunos son más importantes los votos que la salud, que ahora mismo es difícilmente compatible con la economía. Y los «colones», para mí, no tienen perdón de Dios. LUIS SOLANAS CEBOLLA
ZARAGOZA