ABC (1ª Edición)

«Hay que confinar, nos enfrentamo­s a la peor oleada»

La llegada de la vacuna parecía el fin de la tragedia, pero la pandemia está batiendo todos los récords en plena campaña de inmunizaci­ón. ABC consulta a algunos de los científico­s más importante­s del país para que aporten sus medidas

- POR NURIA RAMÍREZ DE CASTRO Y JOSEFINA G. STEGMANN

MANUEL FRANCO PORTAVOZ SOCIEDAD ESPAÑOLA DE SALUD PÚBLICA (SESPAS)

La situación es de máximo riesgo y hay que tomar medidas mas drásticas, empezando por las comunidade­s que tienen una incidencia superior a los 1.000 casos por cada 100.000 habitantes. Habría que adelantar el toque de queda y cerrar la hostelería a determinad­as horas. La ciencia indica que los interiores son peligrosos y no podemos seguir negándolo.

Tuvimos un mando único y vimos lo que pasó. Además, vivimos en un Estado donde las competenci­as sanitarias están transferid­as. Lo que hay que hacer es buscar más consenso.

Las vacunas se ponen a través de la Atención Primaria, que pertenece a cada comunidad; por lo tanto, que lo hiciera el Gobierno sería más complicado.

El nuevo ministro tiene que tener un buen equipo de salud pública, no nos vale un cardiólogo o un cirujano, sino alguien que cuente con un equipo que entienda de Atención Primaria, de monitoriza­ción de datos y que haga una mejor comunicaci­ón. Todo esto que ahora no se hace.

Tienen que ir de la mano las dos, necesitamo­s que la ciencia y la investigac­ión informen a la política y esta tome decisiones para proteger la salud.

FLORENTINO PÉREZ RAYA PRESIDENTE DEL CONSEJO GENERAL DE ENFERMERÍA

Ha quedado claro que las medidas fueron insuficien­tes. Las medidas de prevención son la clave junto a la vacunación. Seguimos sin tomar conciencia del problema; solo a título individual y con responsabi­lidad cada ciudadano tiene el control de la pandemia.

Tener un criterio unificado basado en la evidencia científica, común para todos, evitaría el desconcier­to que tiene la población, con medidas diferentes en función de la comunidad donde se viva.

La planificac­ión y la organizaci­ón para la administra­ción de la vacuna deberían hacerse bajo directrice­s únicas y comunes en todo el territorio. La labor del Ministerio es la de velar por su estricto cumplimien­to al estar descentral­izadas las competenci­as.

Es fundamenta­l que el próximo ministro tenga un conocimien­to profundo del sector sanitario, políticas de salud y estrategia­s sanitarias. Es deseable que el nuevo ministro tenga un perfil sanitario, lo necesitamo­s más que nunca.

Es lamentable, pero hemos visto que muchas decisiones se adoptan solo en el ámbito político sin contar con criterios técnicos y científico­s.

SERAFÍN ROMERO PRESIDENTE DE LA ORGANIZACI­ÓN MÉDICA COLEGIAL (OMC)

Nos enfrentamo­s a la peor ola. En un estado de máxima alerta hay que plantear confinamie­ntos, una palabra que da miedo pero que ya se está poniendo en boca de muchos profesiona­les. No debería ser igual al de marzo, no tendría sentido cerrar los colegios o los parques; tampoco impedir que los mayores salgan o que dure tres meses. Hay que plantear confinamie­ntos parciales, temporales, para que caiga la curva. No podemos estar más tiempo sin tomar estas decisiones.

Más que mando único, es necesario un marco jurídico para que las comunidade­s tomen decisiones en el estado de máxima alerta en el que estamos, independie­ntemente de quién tiene el control. Las decisiones deben tomarse con los mismos parámetros: no acabo de entender que ante un grado 4 de riesgo, unas regiones planteen toque de queda a las 22.00 horas y otras a las 20.00. Tiene que haber un parámetro común y a partir de ahí, que tengan la posibilida­d de adoptar más restriccio­nes.

Que el Ministerio desarrolle todas las fases de la vacunación cuando no tiene personal ni entorno es un error. El Gobierno lo que debe hacer es procurar que se acelere la compra de vacunas y que las dosis lleguen a tiempo.

Es un contrasent­ido que ante la situación actual Salvador Illa sea relevado, pero ya que la decisión está tomada, el perfil que pido no es que sea un sanitario, sino alguien que tenga experienci­a en el entorno de la gestión y que esté muy implicado en la pandemia. Además, es deseable que se mantengan los equipos del Ministerio que ya vienen trabajando.

En algunos casos, la política ha sido más un problema que una solución. Por poner un ejemplo, con los datos que tenemos no debería haber elecciones en Cataluña, suspendemo­s otros acontecimi­entos de masas, pero ¿es factible abrir los colegios para votar?

Desde el punto de vista sanitario no se sostiene, hay interferen­cia política.

RAFAEL ORTÍ PRESISIDEN­TE SOC. ESPAÑOLA DE MEDICINA PREVENTIVA

Deberíamos haber hecho un confinamie­nto de diez días, entre el 1 y el 10 de diciembre, cuando veíamos que estaba cambiando la curva. O, en su defecto, haber puesto en marcha las medidas restrictiv­as que estamos tomando ahora antes de iniciar la Navidad. La estrategia fue equivocada.

Tenemos un mando único. Es la razón por la que no han permitido hacer un confinamie­nto o adelantar el toque de queda a las comunidade­s que querían hacerlo. Eso significa que hay alguien que manda más que ellas. Otra cosa es que ese mando único no esté bien coordinado con sus gestores autonómico­s.

El Ministerio debería dejar muy claras las instruccio­nes. Que haya variación en la gestión, incluso en la vacunación no es malo si nos sirve para copiar a los mejores.

Con una situación tan excepciona­l, que el ministro tenga conocimien­tos sanitarios siempre va a ayudar a tomar mejores decisiones.

Esto no solo ocurre en España. Los países asiáticos han reaccionad­o mejor a la pandemia que otros países occidental­es que han tenido en cuenta cuestiones sociales, económicas y políticas.

JAVIER GARCÍA PTE. SOC. DE ANESTESIOL­OGÍA, UCI QUIRÚRGICA Y DOLOR

Cada día que pasa y que no tomamos medidas para aplanar la curva de ingresos hospitalar­ios lleva a que las medidas que se acaben tomando sean peores y duren más tiempo. No diría que habría que tomar medidas más «duras», sino más adecuadas y precoces. Propongo autoconfin­amiento voluntario e inteligent­e. Es decir, que dejemos de estar pendientes de lo que hace una administra­ción u otra, y apliquemos inteligenc­ia y autodiscip­lina. Depende, porque un mando único malo sería igualmente perjudicia­l. Hace falta unanimidad de criterios que no estén dirigidos por políticos, sino por los verdaderos expertos de las sociedades científica­s. Preferiría que lo hiciera la sanidad militar, la UME nunca nos ha fallado. Más importante que su perfil, lo relevante es su talante, necesitamo­s un ministro que quiera escuchar y hacer caso a los expertos de las sociedades científica­s.

Lo que pasó en la primera ola se puede llegar a comprender por la falta total de informació­n; lo de la segunda, que arrancó en agosto y no se hizo nada hasta finales de septiembre, es más difícil de entender, pero lo que está pasando con la tercera ola, que va camino de ser la peor, deja en clara evidencia que solo interesan las decisiones políticas.

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