Campeón de la NBA con sangre leonesa
El puertorriqueño de 36 años llega a la ACB tras jugar 14 temporadas en la liga estadonidense, donde conquistó el anillo en 2011 con Dallas
José Juan Barea (Mayagüez, 1984) es uno de los jugadores de culto del aficionado hispanoamericano a la NBA. Es el último gran baloncestista que ha dado Puerto Rico, un país, como en todo el Caribe, donde el béisbol es una religión pero que también cuenta con una gran cantera en el deporte de la canasta, algo evidenciado por los también boricuas «Piculín» Ortiz y Buch Lee, este último primer latino en debutar y ganar la
NBA con los Lakers de
Magic y Kareem a finales de los setenta.
Barea se crió en la costa occidental de la isla, un paisaje del todo idílico que mira a los ojos a República Dominicana. Algo bastante alejado de sus raíces, pues el jugador, por parte materna, proviene de las frías tierras leonesas de Ribota de Sajambre. Ya con la mayoría de edad cumplida, se fue a Boston a jugar en la liga universitaria, unos años que le abrieron las puertas de la NBA. Es aquí cuando entran en escena los Dallas Mavericks, equipo sin el que no se entiende la figura de Barea en la liga estadounidense. Firma su primer contrato en 2006 y poco a poco se va integrando en la rotación del equipo tejano, que ya aspiraba a la elite de la competición, gracias en parte Dirk Nowitzki, que vivía su mejor baloncesto a finales de la década.
Sin embargo, no sería hasta 2011 cuando tanto el base como los Mavericks saltasen al estrellato. Aquel año se enfrentaron en la final a los Miami Heat de LeBron James, Dwayne Wade y Chris Bosh, una agrupación de talento sin precedentes en la liga. Los de Tejas eran un ente colectivo, ya entrado en años y sin demasiados nombres rimbombantes que, con Barea de titular desde el cuarto partido, consiguieron remontar a unas estrellas que parecían predestinados a la gloria. Una de las últimas grandes historias que ha dado el baloncesto. Desde ayer, empieza otra, un campeón en la tierra de sus ancestros para revitalizar a uno de los equipos españoles más emblemáticos, el Estudiantes.