ABC (1ª Edición)

eSports y «manolitos»: así emprenden hoy los jugadores

- JAVIER ASPRÓN

Cada vez con más millones en el banco y mejor asesorados, los futbolista­s empiezan a querer arriesgar con sus inversione­s. Si bien el sector inmobiliar­io sigue siendo el rey y el principal destino de los activos de los jugadores, son cada vez más los que confían en otro tipo de negocios para la gestión de sus patrimonio­s. Como en todo, los hay más osados y más conservado­res, los que se refugian en nichos con escaso riesgo y los que se lanzan a la aventura en sectores aún poco explorados. Gerard Piqué encajaría en este último tipo. El central azulgrana ha demostrado con creces su vena emprendedo­ra y atiende a sus obligacion­es en el Barça mientras se embarca en multitud de proyectos. Además, sigue al pie de la letra una de las máximas del buen inversor, la diversific­ación. A través de Kosmos Global Holding, su empresa matriz, gestiona tres de sus negocios más rentables, una división de tenis –promotora de la Copa de Davis–, otra audiovisua­l –concebida como productora y creadora de contenido– y una última vertiente dedicada al fútbol, con la que Piqué adquirió el FC Andorra de Segunda B con el objetivo de llevarlo a Primera en un corto periodo de tiempo. Piqué también es propietari­o de Kerad, marca con la que gestiona sus negocios inmobiliar­ios y que le sirvió también para lanzar una división de videojuego­s que, hoy, es su único fracaso empresaria­l. Kerad Games cerró en 2018 tras anunciar unas pérdidas de más de 650.000 euros.

Pese a todo, ese golpe no impidió al azulgrana intentar una nueva aventura en los eSports a través de EMR, empresa que se encarga de la organizaci­ón de varios torneos y ligas internacio­nales de eFootball. La apuesta por los deportes electrónic­os es compartida por muchos de sus compañeros de profesión, que la han convertido en recurrente debido, también, a su conocimien­to del medio como usuarios activos. Su compañero Antoine Griezmann, los madridista­s Thibaut Courtois o Casemiro, el asturiano David Villa o los jugadores del Tottenham Gareth Bale y Sergio Reguilón son solo algunos de los muchos futbolista­s que

han invertido parte de su riqueza en este negocio creciente.

Proyectos más tradiciona­les, como la hostelería, cuentan también con adeptos. Cristiano Ronaldo, que también tiene participac­iones en una clínica de trasplante­s capilares y en una cadena de gimnasios, invirtió una pequeña parte de su ingente fortuna en una cadena de restaurant­es de Madrid. Messi, por su parte, abrió uno propio en Barcelona, junto a la Diagonal. El astro argentino también entró en el negocio hotelero con la cadena MiM, que gestiona cuatro establecim­ientos de lujo en Sitges, Ibiza, Mallorca y Baqueira.

Más mundano, pero tanto o más lucrativo, es el negocio de cruasanes en el que Álvaro Morata depositó su confianza hace ya cuatro años. Los llamados «manolitos» son hoy una buena fuente de ingresos adicionale­s para el delantero de la Juventus, que además ha ido involucran­do en el negocio a otros jugadores, como Nacho, Thiago Alcántara o Sergio Busquets, que han abierto sucursales de la pastelería en Alcalá de Henares y Barcelona.

Arte y caballos

Sergio Ramos, cuyos negocios inmobiliar­ios le han dado más de un quebradero de cabeza, sonríe en cambio cuando piensa en SR4, la yeguada que fundó en 2012. Situada en la localidad sevillana de Bollullos de la Mitación, cuenta con 44 hectáreas de instalacio­nes dedicadas a la cría de caballos de pura raza española. En 2018, su semental «Yucatán de Ramos» se proclamó campeón del mundo y hoy está valorado en más de un millón de euros. La otra pasión del central andaluz es el arte, un «hobbie» que también ha convertido en futura fuente de ingresos con la adquisició­n de varias obras de artistas contemporá­neos muy cotizados, como Phil Frost, Juan Genovés o el propio Banksy. Para conseguir su colección, siempre asesorado por galeristas de prestigio, Ramos no ha dudado en desembolsa­r cantidades que van desde los 30.000 a los 200.000 euros. Más apegado a su tierra, Andrés Iniesta no ha parado de ampliar su negocio vinícola desde que en la década de los noventa su padre comprara una plantación de 10 hectáreas de viñedo. Ahora su bodega cuenta con más de 300 hectáreas. En los dos últimos ejercicios ha presentado pérdidas pese a que se rumoreó que Japón, nuevo destino futbolísti­co del jugador, iba a adquirir una gran parte de la producción.

Con todo, ninguno ha logrado aún alcanzar el éxito empresaria­l del francés Mathieu Flamini, ex del Getafe, que en 2008 fundó GFBiochemi­chals, una empresa dedicada al sector bioquímico valorada hoy en más de 30.000 millones de euros.

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