EL QUINTO EN DISCORDIA
GameStop
Por si teníamos poco en este comienzo de año, en los últimos días en la Bolsa americana ha saltado un culebrón que lógicamente ha acaparado muchos titulares. Una vez más se cumple aquello de que la realidad supera cualquier ficción. Un grupo de pequeños inversores que se han puesto de acuerdo en internet y han puesto en jaque a unos cuantos «hedge fund» a los que han cogido con la guardia baja. Tiene hasta un punto de justicia poética. Los «Davides» inversores han disparado su honda todos a la vez y han conseguido que un puñado de grandes inversores institucionales se tambaleen. Por el camino el bróker por el que operan la gran mayoría de estos pequeños inversores –que para más señas se llama Robinhood– restringía sus operaciones, y personalidades como la senadora demócrata Ocassio-Cotez y Elon Musk aprecian en escena. Seguro que se nos escapan muchas cosas y no es todo tan bonito como lo pintan. Ni los buenos son tan buenos, ni los malos son unos torpes desalmados a los el supervisor ha corrido a rescatar.
La protagonista ha sido una pequeña compañía cotizada (GameStop) que no atravesaba por su mejor momento y que aglutinaba mucho interés a corto por parte de los inversores mal llamados especulativos. La supuesta coordinación por generación espontánea de los usuarios de una plataforma de internet americana les ha conseguido torcer el brazo a los cortos y ha provocado subidas completamente disparatadas del precio de la acción. Lógicamente el «éxito» del asalto ha tenido sus réplicas en otras compañías que atravesaban por situaciones similares.
Lo sucedido da para muchas reflexiones. El no por recurrente menos importante papel de los cortos en el mercado, a si lo vivido en los últimos días es consecuencia de la alineación de los astros o si de verdad las redes sociales pueden cambiarle el paso al todo poderoso Wall Street. Todo esto se andará.
De lo que es sin duda buena muestra es de cómo la polarización del mercado en los últimos años y el cada vez mayor peso de modelos cuantitativos en la gestión de fondos de inversión ha provocado que se magnifiquen los movimientos y mucho dinero se amontone en las mismas posiciones. Lo visto estos últimos días es algo absolutamente extremo de lo que algunos han sido capaces de sacarle partido. Pero es un aviso a navegantes para quienes se han subido a las olas de los últimos tiempos que tienen poca justificación fundamental.
Empleo, PIB e inflación
Una semana más, la pasada hemos tenido nuestra ración de datos económicos que como es norma de la casa ha causado la habitual agria polémica. Desde luego, las cifras se pueden interpretar de muchas formas. Y se pueden, faltaría más, utilizar como arma arrojadiza. Pero su correcta interpretación permite hacer una mejor composición de lugar de cara a tomar decisiones de todo tipo.
Las cifras de empleo y crecimiento son malas. De hecho, la caída del PIB no tiene precedente histórico y es el peor dato desde que se construye la serie. Ahora, no se pueden interpretar sin tener en cuenta las circunstancias en los que se han producido. Los datos son terribles porque no podían ser de otra forma. Pero no nos podemos quedar solo con eso si queremos tener una foto completa no solo de lo que está pasando, sino de lo que tenemos por delante.
De hecho, que la destrucción de empleo del año pasado no haya sido similar a la caída del PIB es algo que sirve muy bien para entender que esta crisis es, como hemos insistido muchas veces, de naturaleza completamente distinta y que las medidas adoptadas (ERTE) han funcionado muy bien. No se trata de atribuir méritos a unos o a otros. Simplemente, que las circunstancias absolutamente excepcionales de esta crisis hacen que los esquemas temporales de regulación de empleo tengan todo el sentido el mundo. En la última gran crisis hubiera servido de poco así que declaraciones grandilocuentes –lo vamos a convertir en un elemento permanente de la política económica– están fuera de lugar.
También el hecho de que el PIB haya crecido poco, pero algo, en el último trimestre del año pasado tiene alguna lectura positiva. Por un lado, que a pesar de que se impusieron restricciones al calor de la segunda ola, el impacto económico fue mucho menor. Y por otra parte, desde el punto de vista estadístico, por cómo se construye la serie, el hecho de que haya subido tiene más impacto en el crecimiento de este año por el efecto base que en el del año pasado.
Y aunque haya pasado bastante desapercibido y no haya desde luego suscitado ninguna polémica, creo que merece la pena comentar el dato de la inflación de enero, no tanto en España sino en Alemania. La lectura interanual ha sido de una subida de casi punto y medio. De confirmarse esta recuperación de los precios es lo que más cola traería en los mercados en los próximos tiempos.