Penúltima dosis para un club yonqui
Messi marcó un gran gol de falta, dando una postrera alegría a un equipo que ha dependido tantísimo de su talento, y Griezmann resolvió al final
Los que más se escandalizan por el sueldo de Messi son los que cosas más grotescas e indignas harían para cobrarlo ellos, aunque sólo fuera un 10 por ciento. De hecho, escandalizarse es siempre de quelis. Lo escandaloso es que se lo hayan pagado, los que por incompetencia y mala fe no le pusieron al niño absolutamente ningún límite. Lo escandaloso es la junta directiva que este club arrastra de Rosell, con la excrecencia de Bartomeu desde 2015 y este esperpento final de Carlos Tusquets. El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, tan criticado, y tan acusado de arreglarlo todo a golpe de talonario, no quiso pagar lo que Cristiano le pedía, y aceptó que se marchara a la Juve, del mismo modo que no cedió ni va a ceder al chantaje de Sergio Ramos. Florentino ha tenido siempre claro que el Madrid está por encima del capricho de los chavales y así ha preservado la dignidad de la institución y la viabilidad del club. Rosell, Bartomeu y el suplente de ahora son una tan clamorosa parodia de cualquier dignidad que hasta su incompetencia e ignorancia son secundarias. El Barça, a un paso de la suspensión de pagos y de la intervención judicial. Y esta pregunta, sin acusar a nadie, pero muy clara. ¿No piensan que uno tan necio para firmar un contrato tan demencial y dañino no será lo suficientemente cínico para arreglarse su situación personal? Yo no tengo pruebas de nada, pero pienso que a partir de un cierto grado, tanta negligencia es imposible sin maldad.
El precio
Messi marcó, como dándole una postrera dosis a este gran yonqui que ha demostrado ser el Barça. Fue una falta chutada a la escuadra, dura, exacta, como solía hacer antes. Una chispa de lo que fue. El comentarista Bernat Soler, de Catalunya Ràdio, lo celebró gritando «este gol no tiene precio, este gol lo vale todo», en clara referencia a la brillante información de El Mundo, y demostrando que la ruina del Barcelona y de Cataluña no es culpa del árbitro, ni del Gobierno, ni de la mala gente que está en general al cargo, sino de tantos y tantos catalanes pequeños, poco inteligentes, fanáticos, que como los palestinos no pierden ninguna oportunidad de perder una oportunidad y que son la base social y moral de esta absoluta calamidad que han acabado siendo un club y un pueblo que no hace tantos años eran la más esplendorosa metáfora del talento y la prosperidad. Las grandes humillaciones no son posibles sin que muchos de los afectados colaboren. Ahí estaba el tal Soler resumiendo con su grosera vulgaridad el largo camino que el Barça y Cataluña tienen que recorrer para recuperar las condiciones de la dignidad más elemental.
Primera parte consistente del Barça, con alta circulación del balón, con seriedad atrás y con ocasiones claras para haber marcado más. Mucho viento en el Camp Nou. Bien Mateu Lahoz, atento a las faltas que cometía el Athletic para tratar de destruir el juego del Barcelona sin balón. Un poco comediante el valenciano, exagerando siempre la interacción y hasta el colegueo con los jugadores, pero hay que reconocerle que se presentó con el partido estudiado y que lo supo leer en su totalidad. A mí los excesos hay algunos que me gustan más y otros menos, pero en cualquier caso me parecen un precio razonable que pagar si es a cambio de poder tratar con personas valientes, interesantes, capaces de proyectarse en su personalidad.
Jordi Alba empezó marcándose un gol en propia puerta ya que el rival no
acababa de conseguir el empate, y en lugar de pedir perdón y de callarse, continuó protestándole a Mateu una supuesta falta incluso cuando el VAR ya la había negado, y vio la sexta amarilla por lamentos en lo que llevamos de temporada. El contrato de este chico aún no lo hemos visto, pero a veces parece que no sepa para quién trabaja.
Gran Unai Simón
Al Barça le afectó el gol. Minutos atontados. Pudieron adelantarse los de Marcelino. Por su parte Unai Simón, excelente partido, puso una mano de todos los tiempos para salvar un cabezazo de Pjanic. No pudo de ninguna manera parar el remate a bocajarro de Griezmann, aunque lo realmente importante del gol fue la buena asistencia de Mingueza. No sé qué precio tiene este gol. El comentarista Soler no dijo nada. Victoria de un Barça en demolición que por lo menos desde ayer ya sabe cómo se ha arruinado.