LeBron James, padre y esposo modelo, y obsesionado por su físico
La estrella de los Lakers se labró un futuro pese a la dura infancia que tuvo por la ausencia de su padre
Como el Vega Sicilia con el que celebró la primera victoria de la temporada ante los Dallas Mavericks, LeBron
James, rutilante estrella del baloncesto, mejora con los años. A sus 36, el alero de Los Angeles Lakers sigue sumando títulos a su palmarés y batiendo récords temporada tras temporada. Y esta no iba a ser menos. Según estima la revista «Forbes», en 2021 llegará a ganar cerca de 80 millones de euros de los que 52 procederán de ingresos fuera de la cancha con sus patrocinios con Nike y PepsiCo, entre otros. Se trata de una cifra hasta ahora no alcanzada por un jugador de la NBA.
Merecido se lo tiene, aunque no presuma de ello. Dice que es feliz con dedicarse a lo que le gusta. «No necesito mucho. El glamur y todo eso no me apasiona. Simplemente me hace feliz tener el baloncesto en mi vida», ha dicho en alguna ocasión. Figura como el mejor jugador de la actualidad y rivaliza con Michael Jordan en cuanto a ser el más importante de todos los tiempos.
La vida con Savannah
Pero todo lo que destaca en la cancha desde sus 2,06 metros de altura contrasta con la discreción con la que vive su día a día. Cuando no está compitiendo, se ejercita en el gimnasio para mantenerse en forma. «Digamos que mi esposa (Savannah Brinson) no disfruta de lo que hago a diario. Dedico mucho tiempo, mucho tiempo a mi cuerpo», reconoció en una entrevista. Es tal su obsesión que gasta cerca de 1,5 milllones de euros al año en su preparación física.
El resto del tiempo lo dedica a causas sociales y, por supuesto, a su mujer y sus hijos –Bronny (16 años), Bryce Maximus (13) y la pequeña Zhuri
James (6)– en su mansión de cerca de 20 millones de euros situada en Brentwood, en la ciudad californiana. Los dos primeros ya habían nacido cuando el jugador decidió pasar por el altar en San Diego (California), en 2013, con su novia de la adolescencia. Cerca de
200 invitados fueron testigos del «sí, quiero» de esta pareja que siempre ha llevado la discreción por bandera. De las pocas veces en la que copó titulares más allá de sus méritos deportivos fue por una supuesta infidelidad con la modelo Sofía Jamora, aunque, más allá del escándalo inicial, la cosa quedó en un mero chisme.
Creció sin un referente paterno. Anthony
McClelland se desentendió de LeBron antes incluso de que naciese la estrella aquel 30 de diciembre de 1984 en el en el hospital de Summa de la ciudad de Akron, en Ohio. «Yo no tuve un padre, así que siempre decía: ‘‘Cuando tenga un hijo, no solo va a llevar mi nombre, sino que voy a hacer todo lo que ese hombre no hizo conmigo», se confesaba en un programa de televisión. Aún así, no guarda rencor a su progenitor: «No te conozco, no tengo ni idea de quién eres, pero tú eres parte de la razón que ha hecho que sea quien soy hoy en día y el combustible que me proporcionó tu ausencia es parte de la razón por la que crecí para convertirme en quien soy». El destino (o el karma) es caprichoso. Su progenitor ha pasado buena parte de su vida en prisión o con un vaso de alcohol en la mano, mientras su hijo se convertía en una estrella del baloncesto.
La otra mujer de su vida
La vida tampoco fue fácil para su madre, Gloria Marie James, que, con tan solo 16 años se convirtió en madre soltera. Tuvo que luchar para sacar adelante a su hijo con grandes dificultades económicas y suplir la ausencia paterna. No siempre fue una madre modelo, pero siempre intentó hacer lo mejor para su hijo. Un esfuerzo que LeBron no olvida. Gloria Marie siempre ha sido un pilar fundamental en la vida del jugador, como así reconoce públicamente siempre que puede. Para su ciudad natal, Akron, también ha tenido gestos significativos. El último, donar 6,5 millones de euros para una escuela para niños desfavorecidos.