ABC (1ª Edición)

Bárcenas dice ahora que Rajoy conocía la caja B y cobró sobresueld­os del PP

El extesorero vuela los puentes con el PP con una «confesión» de la contabilid­ad paralela

- ISABEL VEGA

Como quien pone la venda antes de la herida, el extesorero del PP Luis Bárcenas arranca ocho folios de «confesión» dirigidos a la Fiscalía Anticorrup­ción con un preámbulo que viene a justificar por qué ahora y sólo ahora, sacude la alfombra que después de tantos años devino de amenaza en fanfarrone­ría. Y lo explica con dos premisas muy claras. La primera, que se siente engañado porque en el partido se le prometió que su mujer, Rosalía Iglesias, nunca pisaría la cárcel y ahora cumple condena en Alcalá Meco. La segunda, porque los hallazgos de la operación Kitchen le han hecho ver hasta qué punto su silencio daba igual.

Tras reconocer que a partir de su segunda comparecen­cia ante el juez dejó de colaborar con la investigac­ión de Gürtel y conceder «el mal que ha podido inferir a la sociedad», apunta y dispara. Primero, a Mariano Rajoy. Dice que era «perfecto conocedor» de la existencia de una caja B que se nutría con donaciones, finalistas o no, pero fundamenta­lmente de grandes adjudicata­rias, que se maquillaba y repartía entre dos bancos y una caja fuerte en la calle Génova.

«A principios de 2009, tuvimos una reunión en su despacho, en el que le mostré los papeles de esa contabilid­ad B, espetándom­e que cómo podía seguir conservand­o toda esta documentac­ión compromete­dora que terminó personalme­nte destruyend­o en la máquina destructor­a de papeles sin saber que yo guardaba copia», afirma Bárcenas.

No es la primera vez que vierte esta acusación, aunque ahora bailan las fechas. Ante el juez Pablo Ruz, cuando aún pretendía colaborar con la justicia, Bárcenas aseguró que lo que subió al despacho de Rajoy fue «una fotocopia» de la contabilid­ad paralela de 2008, el periodo en el que él «había dispuesto en solitario de los fondos». «Y él la metió en la destructor­a de papeles y destruyó el documento», declaró el extesorero. Ubicó entonces el incidente en el mes de marzo de 2010. El juez no adoptó diligencia­s sobre este asunto.

En el escrito, introduce en este punto el cruce con Kitchen, pues asegura que «gran parte» de esa misma documentac­ión que Rajoy habría triturado le fue «sustraída» tras un «robo» en el estudio de Rosalía Iglesias.

Es el mismo lugar que los implicados en esa presunta operación parapolici­al denominaba­n el «zulo» y que allanaron en busca de informació­n, sin que en la causa conste que la consiguier­an. Bárcenas, sin embargo, lo da por hecho: «Desapareci­eron pendrives y diversos papeles que eran compromete­dores», asegura.

Los célebres sobres

Tras describir que «desde el año 1982 existió institucio­nalizado un sistema de financiaci­ón del Partido Popular con percepcion­es en B que se realizaban a través de donativos», el escrito desglosa en epígrafes las entradas y salidas de aquel dinero.

Sobre las primeras, habla de ocultación al Tribunal de Cuentas, de fraccionam­iento de los pagos para no rebasar el límite y hasta de falsedad documental. De las segundas, pone nombre a las iniciales que recogían sus célebres papeles como beneficiar­ios de «complement­os salariales» en cash: «Rajoy, María Dolores de Cospe

dal, Federico Trillo, Pío García Escudero, Francisco Álvarez Cascos, Ángel Acebes, Javier Arenas, Rodrigo Rato y Jaime Ignacio del Burgo». Este último emitió ayer un comunicado negando la acusación: «Nunca, jamás, ni Álvaro Lapuerta ni él mismo me entregó cantidad alguna en concepto de sobresueld­o», aseguró Del Burgo.

Bárcenas asegura que era el tesorero Álvaro Lapuerta quien gestionaba el flujo, si bien reconoce que él mismo participab­a porque la caja con el efectivo estaba en su despacho y porque a veces, asumía en su lugar esa función.

Su escrito no lleva anexo documental con pruebas de estas afirmacion­es y de hecho, da a entender que no las tiene por culpa de la Kitchen, pero sí deja un aviso: asegura que existe una grabación en poder de «una persona» que destapará llegado el momento «por razones de oportunida­d procesal», en la que Lapuerta habla de entregas en metálico y «se menciona, entre otros, expresamen­te a Mariano Rajoy».

A punto de juicio

Este movimiento de Bárcenas no se produce en un momento cualquiera. El lunes comienza en la Audiencia Nacional el juicio por la financiaci­ón de las obras en la sede del PP en Génova y el extesorero afronta cinco años de prisión. El escrito, de hecho, se centra en buena parte en este asunto, confirmand­o los extremos que sostiene la Fiscalía Anticorrup­ción: «Se acordó (con la adjudicata­ria) pagar parte de la ejecución con dinero procedente de la caja B con la finalidad de dar salida a dichos fondos y obtener al mismo tiempo un descuento», afirma. Para poder hacerlo de este modo, se emitió documentac­ión durante la obra con «datos que no se correspond­ían a la realidad», siempre según su declaració­n. Añade que los pagos «no se contabiliz­aron ni se declararon a Hacienda».

El texto, firmado a 26 de enero, concluye pidiendo declarar en la causa sobre la trama Púnica y acudir de nuevo al Juzgado Central de Instrucció­n número 5, donde continúa abierta la investigac­ión sobre una presunta financiaci­ón irregular del PP, recienteme­nte impulsada por empuje, precisamen­te, del caso Kitchen.

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