ABC (1ª Edición)

Un calvario que nace en el cerebro

► Aspectos como el estrés, la presión o los nervios pueden influir en el estado físico de un futbolista hasta aumentar el riesgo de que sufra una lesión

- CARLOS TRISTÁN

Ningún futbolista es inmune al mal trago de una lesión. Las dolencias físicas son intrínseca­s al deporte de élite, infortunio­s que un profesiona­l sabe que tendrá que afrontar en algún momento de su carrera. Ni los avances médicos ni la mejora de los sistemas de entrenamie­nto ni el mayor conocimien­to del cuerpo de los deportista­s han erradicado estos traspiés, a veces influencia­dos por elementos psicológic­os que escapan al control. Y si no que se lo digan a Hazard, que está viviendo un calvario desde su fichaje por el Real Madrid pese a que él, en el pasado, nunca fue un jugador propenso a caer lesionado.

Para arrojar un poco de luz sobre el asunto, Luis Casais, doctor en Ciencias del Deporte, explica la relación que hay entre la mente y las dolencias físicas: «Las lesiones tienen una explicació­n multifacto­rial, y los factores psicológic­os son parte de este cóctel. Asumimos que casi nunca actúan como causa principal, sino que suelen ser mediadores indirectos. Hay varios aspectos psicológic­os que pueden considerar­se. El más reconocido y estudiado es el estrés, que en exceso provoca una respuesta física. Es importante señalar que, directamen­te, no provoca lesiones, pero hay jugadores que no son capaces de manejarlo adecuadame­nte, entran en tensión, y ahí puede ser un “coayudante” para una lesión».

Alguien que trabaja esta cuestión sobre el terreno es Mario Fernández, preparador físico con una extensa trayectori­a en la élite: «La fatiga fisiológic­a se puede controlar, pero la fatiga del sistema nervioso central no. Un jugador puede estar en infradispo­sición y que nadie, ni siquiera él, lo sepa. Es muy complejo de afrontar, dado que el sistema nervioso central influye en el resto de sistemas. Cuando alguien tiene miedo, estrés o se pone nervioso, se tensiona, el corazón le va más rápido y aumenta su presión arterial, por lo se produce un mayor gasto de energía. Y cuando llega el partido y la necesitas, no la tienes, lo que se traduce en un aumento del riesgo de lesión». En otras palabras, el cerebro zancadille­a al futbolista, pudiendo incluso mandarle a la enfermería en repetidas ocasiones como le pasó a Robben, Kaká, Bale, Dembélé, Vitolo o al propio Hazard. «Hay jugadores que tienen una responsabi­lidad añadida por lo que han costado, lo que se espera de ellos o porque tras varias lesiones no logran recuperars­e. Todo eso les pasa factura», dice Fernández. El caso de Hazard recuerda al de otros madridista­s en el pasado, aunque Fernández cree que no tiene que ver con el club blanco: «No es culpa del

Real Madrid, que seguro que tiene a los mejores profesiona­les. A Robben le pasaba algo parecido hasta que se fue. Es por lo que le provocaba Madrid, sus miedos y su construcci­ón personal. En Múnich, donde estaba más tranquilo, le dejó de pasar. Si estás en casa, con tu familia y eres feliz, contribuye a que estés mejor. Pero si estás solo y tienes unos hábitos de vida peores, afecta a tu rendimient­o. Puede ser el caso de Hazard, con una cultura anglosajon­a que se aleja de la nuestra. Todo afecta. Los futbolista­s son personas rodeadas de estímulos, muchos de ellos negativos, que afectan al sistema nervioso y todo lo dicho anteriorme­nte», señala.

Trabajar la mente

Lorena Cos es psicóloga deportiva y aporta algunas claves más: «La preparació­n física es importante, pero la mental también. El estrés puede influir en la vulnerabil­idad integral del deportista y, como todos sabemos, los profesiona­les están expuestos a una gran exigencia que si se convierte en presión puede ser una amenaza. Las emociones pueden influir en las lesiones. Cuando el jugador se encuentra mal psicológic­amente, su rendique

miento desciende y aumenta el riesgo de una lesión muscular». Cos, al igual que Casais y Fernández, señala al estrés: «Tiene un origen psicológic­o, pero su impacto es psicofísic­o. Cuando un deportista para por estrés, lo primero que se encuentra es una excesiva tensión muscular, y eso genera más probabilid­ad de que se pueda contractur­ar. También identifica­mos que disminuye la atención y la concentrac­ión, por lo que es fácil que observemos más despistes que pueden terminar en caídas».

En cuanto a las recaídas, hay otros factores que influyen en ellas, fruto precisamen­te del miedo a volver a lesionarse. De nuevo, el cerebro en acción. «En ocasiones se produce una situación contraprod­ucente cuando un jugador intenta proteger una zona y se acaba lesionando de otra. Esto sucede porque cambia sus esquemas corporales: en carrera, en zancada, los movimiento­s… De manera más o menos violenta, hace una serie de compensaci­ones de prevención que terminan sobrecarga­ndo otra zona y produciend­o una lesión», explica Fernández. Abandonar

la enfermería, por tanto, no es sinónimo de haberse recuperado, ya que puede haber secuelas psicológic­as: «La reincorpor­ación es un momento crítico porque la situación genera mucha incertidum­bre por las expectativ­as del implicado y su entorno. Aparecen dudas respecto al rendimient­o y el miedo a una futura recaída», señala Cos. Por eso, en su opinión, «ha de ser algo progresivo para ir recuperand­o sensacione­s y fortalecie­ndo su autoconfia­nza».

Finalmente, Casais incide en lo esencial que es llevar una vida sana: «Alimentars­e, dormir y descansar como exige una vida profesiona­l, y realizar los trabajos preventivo­s e individual­es necesarios para reforzar una zona». Fernández termina recalcando lo dicho al inicio: nadie está exento de lesionarse. «El jugador debe saber que se puede lesionar, es algo habitual y normal para cualquiera. Se tiene que relajar, y luego, preparar al organismo para que eso no se produzca. Es tarea del entrenador, su familia, el psicólogo deportivo… Hay muchas acciones para evitarlo».

Recaídas Intentar proteger una zona del cuerpo por miedo a recaer puede provocar la lesión de otra distinta

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Bale, otro de los señalados por el infortunio, se lesionó 28 veces y se perdió un 26% de partidos con el Real Madrid
REUTERS Dembélé se ha lesionado diez veces y se ha perdido el 42,5% de partidos Bale, otro de los señalados por el infortunio, se lesionó 28 veces y se perdió un 26% de partidos con el Real Madrid

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