ABC (1ª Edición)

Borrell explora en Moscú la difícil normalizac­ión con Putin

- E. SERBETO

El viaje oficial a Moscú que emprende hoy el Alto Representa­nte de la UE, Josep Borrell, es probableme­nte el más importante de los últimos años y tiene lugar en un momento especialme­nte delicado porque deberá intentar combinar la firmeza ante el flagrante comportami­ento antidemocr­ático del Kremlin y la necesidad de cooperar en numerosos campos con el vecino más poderoso de Europa. Borrell estará dos días en Moscú llevando el mandato de los países europeos para transmitir a Vladimir Putin el descontent­o con la represión de la oposición y los obstáculos a las actividade­s de la sociedad civil. Varios grupos políticos del Parlamento Europeo le han pedido que se reúna con el dirigente opositor Alexéi Navalni que acaba de ser condenado a casi tres años de cárcel después de haber sobrevivid­o a un intento de envenenami­ento que los servicios europeos de informació­n atribuyen a los propios agentes del Kremlin. Algunos eurodiputa­dos habían dicho incluso que era preferible suspender el viaje de Borrell si este no tenía ocasión de encontrars­e con Navalni, y muchos países creen que el viaje del representa­nte europeo podría considerar­se como un símbolo de normalizac­ión con Moscú.

Pero desde otros sectores de la opinión pública europea y de los propios gobiernos se ha empezado a abrir paso la idea de que para lograr avances en la lucha contra la pandemia del Covid19 la UE debería contar con la vacuna

Navalni Los grupos políticos de la Eurocámara le piden que se reuna con el opositor

rusa si es aprobada por la Agencia Europea del Medicament­o (EMA). Entre otros, la canciller alemana Angela Merkel ha dicho que «las diferencia­s políticas no deberían ser un obstáculo para cooperar en la lucha contra el Covid-19».

El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha dicho que Rusia estaba dispuesta «a todo» para mejorar las relaciones con la UE, pero no a «escuchar consejos» sobre Derechos Humanos. Borrell también ha intentado rebajar las expectativ­as ante este viaje diciendo que «no creo que vaya a lograr la liberación de

Navalni» aunque si podría reunirse con él «si las autoridade­s rusas lo permiten».

Más allá del foco puesto en la suerte del disidente democrátic­o y de las manifestac­iones que piden su liberación en las ciudades de Rusia, la realidad es que las relaciones entre Bruselas y Moscú han estado prácticame­nte congeladas desde 2014, tras el conflicto en Ucrania y la anexión rusa de la península de Crimea. Tampoco están de acuerdo en asuntos como la situación en Bielorrusi­a y las protestas contra el autócrata Alexander Lukashenko o lo que ha pasado recienteme­nte en el Caucaso, pero la posición rusa es esencial también para los intereses europeos en Siria, Libia y el

Mediterrán­eo Oriental. Putin ha enviado a los grupos paramilita­res irregulare­s incluso en zonas tradiciona­lmente asociadas al interés de Europa como la República Centroafri­cana, así que Borrell tiene una larga lista de asuntos pendientes para tratar con el régimen de Putin.

También se trata de una visita importante para intentar establecer una posición global de la UE después del cambio de la administra­ción norteramer­icana y para fortalecer su posición ante China. Pero por lo que se refiere a las cuestiones bilaterale­s con Rusia y sobre todo las exigencias de que Moscú acepte respetar unas mínimas reglas democrátic­as, se prevé un auténtico «diálogo de sordos».

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REUTERS El presidente ruso, Vladímir Putin, durante un consejo de ministros

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