CONTRADICIENDO A LINCOLN
En vez de la región más rica y avanzada de España, Cataluña ha perdido sus empresas más importantes y tiene una deuda astronómica
LLEGAMOS al ecuador de la campaña electoral catalana y la situación, en vez de aclararse, se hace cada vez más confusa, más bronca e incierta. Se pelean no sólo los rivales ideológicos, sino también las distintas ramas de cada facción, con insultos vitriólicos, puñaladas traperas y acusaciones de juzgado de guardia. De seguir así la cosa, vamos a tener un Día de los Enamorados convertido no ya en el famoso camarote de los hermanos Marx, incluidos los «¡dos huevos duros!», sino también el hilarante desguace del tren para mantener encendida la caldera de la locomotora al grito de «¡Es la guerra! ¡Más madera!».
En guerra total ya están los tres en cabeza, PSOE, ERC y Junts, tan igualados que cualquiera de ellos puede resultar vencedor, pero incapaz de formar gobierno, a menos que encuentre pareja. Donde empiezan las dificultades, al no coincidir las aspiraciones de unos con los poderes de otros, como suele ocurrir con los tramposos y los visionarios. Algo que también ocurre con los medianos y pequeños, que aspiran a ser determinantes vendiendo a precio de oro el puñado de escaños que saquen, si es que sacan alguno, pues seguro no hay nada con el guirigay que han armado.
Y, sin embargo, la cosa es muy simple si no nos dejamos deslumbrar por las voces, amenazas y bravatas que se cruzan. Estas elecciones no son más que el intento desesperado del nacionalismo catalán de convertir el error que cometió y la derrota sufrida con su intento de independizarse saltándose todas las normas en 2017. En vez de gobernar hoy Cataluña, tiene a sus líderes en la cárcel y en vez de la región más rica y avanzada de España, ha perdido sus empresas más importantes y tiene una deuda astronómica. Con astucia, intenta taparlo repartiéndose los papeles: Junts son los duros, que amenazan con volver a hacerlo ya. ERC ofrece ir despacio si se le promete la amnistía a los condenados y el derecho a la autodeterminación de Cataluña. O sea, el 1-O legalizado en diferido. Y el PSC, que es más catalán que socialista, se ofrece a mediar con el Gobierno central. Un Gobierno presidido por alguien dispuesto a negociar todo con tal de que le permitan seguir en La Moncloa, ¿Tiene poderes para hacerlo, es legal? ¡Qué preguntas tienen ustedes! Legal es, hoy en España, quien dispone del BOE, como ha demostrado con innumerables decretos-ley. Estamos hablando de alguien convencido de que Lincoln se equivocó al decir «puedes engañar a uno una vez, pero no a todos siempre». Eso es un cuento. Al menos en España. Y puede demostrarlo.