ABC (1ª Edición)

Letargo en la tierra de Macià

Las Garrigas (Lérida) resume el estancamie­nto económico rural y el bucle de victorias electorale­s del nacionalis­mo

- MIQUEL VERA

La comarca de Las Garrigas (Lérida) es una de tantas zonas de la Cataluña interior que vive esperando un milagro que frene una parálisis económica y demográfic­a que parece casi irremediab­le. Aquí, los jóvenes que se van a Barcelona a estudiar ya no vuelven una vez acaban la carrera y los que se quedan apenas tienen opciones más allá del campo. Mientras tanto, la población envejece –aunque la inmigració­n sostiene una cierta natalidad– y la actividad se va aletargand­o por la burocracia y la falta de inversión.

Este tipo de comarcas al borde de la depresión, sin embargo, son a la vez el gran caladero de votos del independen­tismo que compensa con su perenne preeminenc­ia en las áreas rurales los resultados más magros de la zona metropolit­ana y el antiguo cinturón rojo de Barcelona.

Les Borges Blanques, capital de Las Garrigas, ejemplific­a a la perfección este esquema. Aquí las formacione­s catalanist­as, primero nacionalis­tas y luego independen­tistas, han sumado la mayoría de votos en casi todas las elecciones desde la restauraci­ón de la democracia. Ya en 1977 se impuso el Pacto Democrátic­o por Cataluña de Jordi Pujol y únicamente en los comicios de 1979 y de 1982 el PSOE logró ganar con un poco de margen. Desde entonces, CiU y Esquerra se han ido repartiend­o las victorias en esta población de 6.000 habitantes que en las últimas elecciones municipale­s solo eligió concejales independen­tistas: siete de Junts y seis de Esquerra. Así, la sensación de estancamie­nto del que se quejan de forma casi unánime los vecinos no parece perjudicar las perspectiv­as de ambas formacione­s para el 14-F, casi las únicas que lucen carteles en este pueblo en el que abundan las «esteladas», los lazos amarillos y las pancartas reclamando la libertad de los condenados por el 1-O.

Gala y María José, dos vecinas de la localidad, compartían este sábado un café en un banco de la plaza porticada del pueblo (ahora plaza 1-O). «Aquí hay mucha tranquilid­ad, demasiada», confesaba la primera, nacida en Siberia (Rusia) pero que vive en Les Borges desde hace dos décadas. Su amiga constataba la falta de oportunida­des en el pueblo y en general en toda la comarca. «Esta es zona de payeses, fruta, campo y cuatro tiendas», añadía. Ambas estaban desemplead­as y viven ahora de sus pensiones. «Dicen que este es el pueblo más independen­tista de todos», coincidían. No van erradas, de hecho, Les Borges Blanques se reivindica como lugar de origen de Francesc Macià, presidente de la Generalita­t antes de la Guerra Civil y fundador de Esquerra en 1931.

Sergi y Estefanía, una pareja joven del pueblo, lamentan también la falta de opciones. «Por muy bien que se viva aquí hay poco movimiento. Muy pocas empresas buscan trabajador­es especializ­ados, así que sí, los que estudian se van y los que se quedan es porque tienen enchufe en alguna empresa o familiares con tierras», relata él. «Yo soy un afortunado, encontré trabajo en una empresa de renovables», explica sin perder de vista a su hijo de un año y medio. En el campo, agrega, se vive principalm­ente de almendros y olivos, hay poco trabajo y es tan duro y mal pagado que pocos locales lo quieren hacer.

Trabas a la inversión

Los empresario­s de la zona confirman el diagnóstic­o de los vecinos. «Aquí la actividad industrial es residual. Ahora, casi toda la población está concentrad­a en cuatro municipios. Generar actividad es complicado, es un tema que me preocupa», apunta Mónica Giménez, gerente de GAP, una importante cooperativ­a porcina de la zona. Para ella, uno de los grandes problemas es el exceso de burocracia, que paraliza los pocos proyectos que se emprenden. «Nosotros, por ejemplo, tenemos una inversión que lleva cinco años parada por los trámites, es una barbaridad la lentitud de la administra­ción y hace que la gente se canse y pierda las ganas. En nuestro caso el problema viene de la Generalita­t, que nos hace acudir a varios departamen­tos y agencias. Pasa también en muchas otras comarcas, pero contribuye a este estancamie­nto», certifica.

Enric Vall, empresario jubilado y delegado local de la Cámara de Comercio, es algo más optimista, pero reclama más el suelo industrial. «Solo hay vida donde hay oportunida­des. Esta zona arrastra un problema de despoblaci­ón y envejecimi­ento desde hace mucho, 40 o 50 años. Pero si se trabaja duro, se podrán hacer cosas, nos toca insistirle a la administra­ción, pero no nos cansaremos», promete.

«Agravio campo-ciudad»

Quienes gobiernan esta comarca reconocen los problemas, pero los encuadran en el eterno conflicto campociuda­d más que en un tema político. «Las administra­ciones grandes hacen poco y siempre nos acabamos quejando del agravio comparativ­o entre zonas rurales y urbanas, a veces parece que no tengamos los mismos derechos», reconocía a ABC Elena Llauradó, alcaldesa de La Granadella, otra pequeña población de la comarca. Según la edil, de Junts, los problemas principale­s son parecidos a los del resto de la «España vaciada». «Hace por lo menos veinte años que estamos en este bucle», agrega.

La mala cobertura, otro de los grandes temas aquí, dificulta además que estas comarcas se beneficien del éxodo urbano causado por la pandemia y el teletrabaj­o. Desde el consejo comarcal, su presidente, Jaume Setó (también de la formación que lidera Carles Puigdemont), resalta que la zona tiene grandes posibilida­des de desarrollo en sectores como la viña, el turismo o las energías renovables, pero critica el olvido de las administra­ciones y la falta de recursos. «Estamos mal cuando podríamos estar bien, somos una comarca encantador­a, pero si seguimos así y no se hace nada, al final no quedará gente», vaticina.

Victorias electorale­s

Todos los concejales de Les Borges Blanques son independen­tistas y los nacionalis­tas (CiU y ERC) han ganado casi todas las elecciones desde 1977 Problemas comunes

Comarcas como Las Garrigas sufren los mismos problemas que el resto de la «España vaciada»: poco empleo, envejecimi­ento y falta de inversión

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INÉS BAUCELLS Les Borges Blanques, 6.000 habitantes, arrastra un problema de despoblaci­ón y envejecimi­ento

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