ABC (1ª Edición)

Independen­tistas en Vic «atacan» a Garriga y Smith, que tienen que salir custodiado­s

Simpatizan­tes de Vox y agentes resultaron heridos, pero no hubo detenidos

- V. RUIZ DE ALMIRÓN/D. TERCERO

Javier Ortega Smith e Ignacio Garriga, dirigentes de Vox, y el segundo, candidato a la Generalita­t de Cataluña, tuvieron que ser «rescatados» por agentes de la Policía Nacional, ayer, en Vic (Barcelona), al poco de acabar un acto político enmarcado en las elecciones autonómica­s del próximo 14-F.

Smith y Garriga, así como el resto de miembros de Vox que organizaro­n el acto, tuvieron que salir a toda prisa de la localidad y fuertement­e custodiado­s para evitar ser agredidos por una turba de independen­tistas que, convocados para impedir el acto político de Vox, lanzaron huevos y naranjas mientras los dirigentes del partido de Santiago Abascal atendían a los medios de comunicaci­ón en la plaza Mayor de la localidad. También arrojaron una variedad de objetos contra los vehículos de la comitiva, que acabaron notablemen­te dañados.

Para evitar ser agredidos por los radicales secesionis­tas, otros miembros del equipo de Vox fueron ayudados por agentes de los Mossos d’Esquadra, cuerpo policial encargado del orden público en las calles de Cataluña y que informó de que varios de sus agentes resultaron heridos de levedad. No se llevaron a cabo detencione­s pero sí se abrieron diligencia­s policiales.

Estos hechos son los más graves que se han producido en lo que va de campaña electoral del 14-F. Al menos dos simpatizan­tes de Vox sufrieron agresiones físicas, señalaron a ABC fuentes del partido. Garriga denunció lo sucedido en Twitter y lo tachó de «ataque». El candidato a la Generalita­t lamentó que el resto de partidos no se sumen a «un manifiesto» promovido por Vox que condena la violencia.

Lo sucedido en Vic empañó la jornada del sábado, que había transcurri­do por el típico cruce de declaracio­nes a estas alturas de campaña. Los líderes de los partidos nacionales (excepto Pablo Casado) se volcaron en el ecuador de la campaña. La sombra de un nuevo tripartito, mostrarse como el único que puede evitarlo y la tarea de «rapiñar» gran parte del voto que en 2017 agrupó Inés Arrimadas fueron los ejes principale­s del día.

Dos estrategia­s

Son socios en el Gobierno, en el Ayuntamien­to de Barcelona y ambos contemplan serlo en la Generalita­t. Pero por encima de todo, y más en campaña electoral, son rivales, actores políticos que se disputan porciones electorale­s comunes. Sánchez e Iglesias se presentaro­n ayer con la convicción de que sus marcas en Cataluña se necesitará­n si la aritmética les permite gobernar. Pero, a medida que nos acercamos al domingo 14, se distancian para reclamar el voto de los electores de izquierdas y el de los que quieren un Govern distinto al actual.

Las estrategia­s del PSOE y de Podemos son diferentes.

Pero se basan en la misma idea: lograr una aritmética que evite un nuevo gobierno de ERC y Junts. Iglesias acudió en apoyo de Jéssica Albiach, quien contó también con el respaldo de Ada Colau, alcaldesa de Barcelona.

El número dos del Ejecutivo centró su discurso en defender un «cambio de paradigma» en el que la solidez electoral sea garantía para «impulsar

En el ecuador La caza de votos de Cs y las dudas sobre un nuevo tripartito centran el ecuador de la campaña

un gobierno de izquierdas» como única alternativ­a al actual.

Es decir, un nuevo tripartito. Un ejecutivo autonómico con el aval del Gobierno y «escudo social». «Ha costado mucho y está costando mucho dejar claro que la lealtad es siempre con el acuerdo de Gobierno. Mientras nosotros estemos las pensiones no se recortan», señaló Iglesias.

Al mismo tiempo, Sánchez intentaba cerrar la competició­n, centrándos­e en apelar al votante que puede sentirse más próximo al PSOE que al PSC y que se identifica inequívoca­mente con la izquierda. «Somos la izquierda en Cataluña y somos la izquierda en España», reivindicó el secretario general del PSOE. Y añadió: «Todos los votos de izquierda deben concentrar­se en una papeleta», dijo, que debe ser, en su opinión, la de Illa.

Tercer tripartito

Además de aunar el voto de la izquierda y pedir «prestado» al supuesto votante de Cs para que acuda en brazos del PSC, el otro asunto recurrente ayer fue la pugna que mantuviero­n los dirigentes de Cs, PP y Junts por erigirse en los únicos capaces de evitar un nuevo tripartito catalán.

En una especie de un «todos contra el tripartito», Laura Borràs (Junts), Carlos Carrizosa (Cs) y Alejandro Fernández (PP) pidieron el voto durante sus actos para defender que cuanto más «fuerte» electoralm­ente sean sus partidos en el próximo Parlamento de Cataluña menos opciones existen de reeditarse un tercer tripartito.

Borràs fue más allá y reclamó para su formación una victoria clara en las urnas el próximo 14-F para evitar, así, que ERC, con quien gobierna actualment­e, acabe pactando con PSC y comunes. «Si suman, lo volverán a hacer. Junts es el único voto que permite garantizar que en la Generalita­t no habrá tripartito. Somos un voto útil para frenar el tripartito: no se puede ser socio en Madrid y hacer ver que en Cataluña te peleas con su sucursal», señaló en un mitin desde San Cugat del Vallés (Barcelona).

Fernández (PP) definió a ese posible tripartito como una «alianza de la superviven­cia» para el presidente del Gobierno y añadió que, en su opinión, «no hay cambio que valga en el que el PSC tenga la llave, porque siempre que

la ha tenido ha pactado con ERC». Carrizosa, igualmente, recordó los dos tripartito­s y reclamó el voto para Cs.

Abascal, por la mañana, antes de los sucesos de Vic, auguró que «Garriga va a protagoniz­ar una gesta histórica» y señaló que, en su opinión, «muchos catalanes se han dado cuenta de que Vox es la única alternativ­a». «Algunos están muy nerviosos», añadió.

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Incidentes en Vic durante la visita electoral de Vox
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