«A los 4 años, Cora se quejó: “Soy una niña y nadie me ve”»
Ana Valenzuela se conectó el pasado lunes desde Barcelona para intervenir en la reunión del colectivo con la ministra de Igualdad, Irene Montero. Lo hizo con representantes de la Fundación Triángulo y la Federación Estatal (Felgtb), entre otros. Ella abandera al colectivo desde la asociación Chrysallis y está «satisfecha» con el borrador de «ley Trans» que se ha difundido, consciente de que puede retocarse aún. Todas las personas trans, defienden ella y la presidenta de la
Felgtb, Uge Sangil, a este diario, «tienen derecho a que se les reconozca en todos los ámbitos como ciudadanos y sean tratadas como ellos se sienten. Saldremos ganando todos». En medio de ese sentimiento se ha colado una lucha política, que la diputada transexual y socialista Carla Antonelli, resuelve a ABC como un «hay más ruido que nueces». «La ley nos coloca a la vanguardia del mundo en la defensa de los derechos humanos –añade Valenzuela–. Se ha trabajado de manera minuciosa. No es un capricho».
Y tercia en el debate de la edad. «A los 16 años están completamente preparados para saber las necesidades que tienen. Con el matrimonio igualitario también parecía que se iba a acabar el mundo y mira».
En casa de Ana, cuando llegó Cora, que hoy luce 10 espléndidos años, había dos hermanos mayores. Se le asignó un sexo al nacer en base a sus características física, como cuenta su madre, así que «la tratábamos como varón. Con lengua casi de trapo, ya insistía en que la denominásemos femenina. Me cogía del armario los zapatos de tacón y sus amistades eran niñas. En un paseo, a los 4 años, dijo que no tenía suerte. "Porque soy una niña y nadie me ve", dijo. Fue nuestro despertar. "Lo acabo de entender todo", le dije y me informé bien. Nunca hay que ponerles en duda».