Dalmau: «Hay que ser muy pobre moralmente para mezclar la vida privada de Gil de Biedma con su obra»

Caballé desarmó en «El frío de una vida» el personaje que Umbral se había construido. En realidad, se llamaba Francisco Pérez Martínez y, bajo su fachada de dandi provocador, se escondía un hijo de madre soltera cuya adolescencia estuvo marcada por la ausencia de padre. «Tú no puedes entrar a saco en la vida privada de otra persona para poder vender mejor el libro que escribes», señala Caballé, «pero tampoco puedes aceptar que la vida privada no exista en el relato porque es la piedra de toque de la posible verdad que siempre persigue la biografía. El espíritu humano no resiste la altura de la estatua». La profesora catalana introduce otra derivada de las biografías: ¿queda tocada la obra de un autor por su vida privada? O, en el caso de Gil de Biedma, ¿que mantuviera relaciones sexuales con un adolescente desmerece su poesía? «Este debate ha sido un montaje orquestado por Trapiello y su periódico para disparar sobre el poeta García Montero –tercia Dalmau–. No es la primera vez. El problema es que Trapiello miente como un bellaco y manipula la información “pro domo sua”. La base de su argumento es que Gil de Biedma se jactó en su diario de haberse acostado con un menor, cuando en ese diario no existe jactancia alguna. Basta leerlo. En todo caso, hay que ser muy pobre moralmente, muy mediocre y hasta mezquino para mezclar la vida privada de un artista con su obra». Claro que, si no las mezclamos, ¿qué problema habría en las biografías?