SIMÓN DE CIRENE
No sabe cuándo cae la Semana Santa pero quiere ser nuestro cirineo
FERNANDO Simón no sabe cuándo cae este año la Semana Santa. Dejemos a un lado la posibilidad de que sí sepa cuándo se celebra el Ramadán, que es lo más probable si, como buen esclavo, sigue a su señor Sánchez. «Deseo a todos los musulmanes de España un muy feliz Eid el Fitr», proclama el presidente en busca del voto de la comunidad islámica mientras pasa de la católica en Navidad: «Felices fiestas y mis mejores deseos de justicia, paz y concordia para todos y todas». No sé si es peor la ñoñería laicista o la inclusiva. Pero de cualquier manera es lógico que si el amo no se acuerda del nacimiento de Jesús, el vasallo no sepa cuándo lo crucifican. Por lo tanto, hay que amortizar cuanto antes el desprecio de carácter religioso, que viene de serie. De eso ya discutiremos otro día, pero antes vamos al turrón: ¿el responsable del control de la pandemia en España no conoce la fecha en la que se suele producir uno de los mayores movimientos poblacionales y económicos del país?
Simón llegó a repetir tres veces que no ha mirado cuándo será el plenilunio de parasceve. Que organiza esto del Covid como Simeone. Partido a partido. Y ahí ha dado un salto cualitativo inmensurable en su ineptitud: ahora da más miedo que vergüenza. Lo del insulto a los creyentes se queda en una minucia en comparación con la confesión impúdica de que es un improvisador. Así que a los creyentes no nos queda otra que rezar mucho esta Semana Santa. Del Gobierno nos podemos ir olvidando.
Mientras el dato del paro nos enclava, el parte de guerra diario anuncia la cifra de muertos como quien oye llover y los sanitarios que tienen que poner las vacunas están de brazos cruzados porque el Gobierno ha comprado más pegatinas que dosis, esta gente está enfrascada en la Ley Trans o en apoyar mociones que hablan de amnistía y autodeterminación en Cataluña. ¿Quién puede extrañarse de que el responsable de prever el avance de la pandemia no sepa cuándo cae la Semana Santa? Bueno, pues ya verán como le ponen una medalla porque sin su ayuda no habríamos podido soportar esta cruz. He ahí a Simón de Cirene, aunque él tampoco sabrá de quién hablamos.