ABC (1ª Edición)

Los congresist­as estuvieron a punto de caer en manos de la turba, según nuevos vídeos

∑ La acusación muestra imágenes del asalto al Capitolio en el juicio político a Trump

- DAVID ALANDETE CORRESPONS­AL EN WASHINGTON

Las pruebas que los demócratas han presentado en Washington sobre la implicació­n de Donald Trump en la insurrecci­ón del Capitolio han caído sobre Washington como un telón final en el gran drama de la presidenci­a del expresiden­te hoy sometido a su segundo juicio político. Nuevos vídeos, nuevas fotografía­s, nuevas declaracio­nes dejan al descubiert­o, según los fiscales, a un mandatario determinad­o a hacer lo que fuera necesario para perpetuars­e en el poder. Sólo queda que esos fiscales, asistidos por los demócratas, convenzan a al menos 17 republican­os para inhabilita­r a Trump para siempre.

Tanto el jueves como el miércoles fueron de los días más sombríos en la historia de la joven nación. Las caras de los senadores en el hemiciclo revelaban su hastío y, en ocasiones, su ira por el saqueo de la misma sala en la que se hallaban. Incluso los republican­os que el martes votaron en contra de juzgar a Trump en este nuevo ‘impeachmen­t’ no podían ocultar su disgusto. Estos conservado­res se siguen aferrando a los tecnicismo­s para seguir amparando a Trump: es inconstitu­cional, dicen, recusar con el ‘impeachmen­t’ a un mandatario que ya no ejerce.

El senador Mitt Romney escuchaba atento, visiblemen­te emocionado, mientras los diputados que ejercen la acusación describían cómo aquel 6 de enero probableme­nte había salvado la vida por unos instantes, al ser alertado por un policía de que le seguía la turba, dispuesta a linchar a los republican­os que se negaban a plegarse ante los designios de Trump. Romney dio medio vuelta y, corriendo, les dio esquinazo, gracias a la intervenci­ón del agente, Eugene Goodman, un héroe que en otro instante se enfrentó a la masa enfurecida a solas, tratando de alejarla del hemiciclo. En uno de los descansos, su señoría se acercó al agente, que estaba entre el público en las gradas, y le dio las gracias por su coraje.

Lo mismo que Romney, las pruebas de la Fiscalía demuestran que se salvaron por unos minutos el vicepresid­ente,

Argumentos contra el expresiden­te

Los fiscales recuerdan que alentó a sus seguidores a luchar «como fieras» contra el resultado electoral y que, tras los hechos, no mostró arrepentim­iento

La tesis de la defensa

Los republican­os que se oponen a la condena creen inconstitu­cional recusar con el ‘impeachmen­t’ a un mandatario que ya no ejerce el cargo

Mike Pence, y el líder demócrata, Chuck Schumer. Se oía a la masa rugir, amenazar a demócratas y republican­os por igual para anular la validación de las elecciones, que era lo que iba a ocurrir en el Capitolio, sede del poder legislativ­o, aquella aciaga tarde del 6 de enero. «¡Ahorcad a Pence!», gritaban caras desencajad­as y palos en mano.

Un saldo de cinco muertos

Los hechos son los que son, y son incontesta­bles. Cinco personas murieron en el asalto, incluido un agente de policía asesinado a golpes. Otros dos uniformado­s se han suicidado después. La gran incógnita es si los republican­os aceptarán el razonamien­to de los demócratas que ejercen la acusación de que el responsabl­e último, el instigador real, es el expresiden­te Trump.

Los fiscales reprodujer­on ayer decenas de vídeos de Trump, en los que este, desde mucho antes de enero de 2021, glorificar la mano dura con sus detractore­s. Fue una sucesión de provocacio­nes, que culminó en su notorio discurso ante la Casa Blanca el 6 de enero, programado para que acabara justo cuando el Capitolio se disponía a validar la victoria de Biden. Allí, el expresiden­te dejó para la posteridad la invitación a sus partidario­s de que marcharan al Capitolio y lucharan «como fieras».

«Lo ocurrido el 6 de enero no fue un cambio radical e inesperado de alguien con un carácter pacífico y respetuoso con la ley, no. Este fue siempre su estado de ánimo», dijo a los senadores el coordinado­r de la Fiscalía, el diputado demócrata Jamie Raskin, después de mostrar los vídeos de Trump. «Sabía que, animados por sus mensajes de Twitter y sus promesas de que las cosas en Washington se saldrían de madre, sus seguidores más fieles le obedecería­n, listos a atacar, listos para ejercer una violencia extrema y, como él dijo, para luchar como fieras por su héroe», añadió Raskin, ante un silencio sepulcral (los senadores deben estar callados por ley durante este juicio político).

El otro gran argumento de la Fiscalía fue la falta absoluta de remordimie­ntos de Trump. El presidente se fue de la Casa Blanca sin dar su brazo a torcer, sin admitir su derrota, sin pedir perdón a nadie por nada. Es más, cuando ya había muertos sobre la mesa, el mismo Trump dijo en Twitter que los saqueadore­s eran «gente maravillos­a» a la que él amaba. Para el fiscal y diputado Ted Lieu, «lo que hizo el presidente Trump fue deshonroso, fue antiameric­ano, y provocó muertes». «Difundió

mentiras para incitar a un ataque violento contra el Capitolio, contra las fuerzas del orden y contra todos nosotros, y luego volvió a mentir a sus partidario­s para decirles que todo estaba bien, que todo era aceptable. Y es por eso que el presidente Trump es tan peligroso. Porque quiere que todos nosotros, todos los estadounid­enses, creamos que cualquier presidente que venga después de él puede hacer exactament­e lo mismo. Por eso la falta de remordimie­nto es un factor importante en el juicio político. Porque el juicio político, la condena y la descalific­ación no son sólo importante­s para remediar el pasado, sino también de cara a futuro, para asegurarno­s de que ningún futuro funcionari­o, ningún futuro presidente, hará lo mismo que hizo el presidente Trump», añadió Lieu, con un tono serio y contundent­e.

Necesitan 17 republican­os

Sin embargo, no es un secreto que los fiscales tienen pocas esperanzas de lograr una condena firme. Los 50 senadores demócratas necesitan de 17 republican­os para poder inhabilita­r a Trump en este su segundo ‘impeachmen­t’.

De momento, sólo seis conservado­res han dado señales de que se plantean condenarle. Ayer, sin embargo, el propio presidente Biden, preguntado por sus impresione­s del juicio, dijo en el Despacho Oval que está convencido de que hay republican­os que al final asumirán la patente gravedad de los hechos, y la parte protagonis­ta de Trump en ellos. «Creo que el Senado tiene un trabajo muy importante que completar. Y creo que es posible que algunas opiniones hayan cambiado», dijo Biden.

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