Biden retira la emergencia en la frontera en plena ola migratoria
∑ Avisa de que «no se desviará más dinero de los contribuyentes a construir el muro»
Joe Biden comunicó ayer de manera formal al Congreso de EE.UU. el fin de la declaración de emergencia nacional que su antecesor, Donald Trump, firmó sobre la situación en la frontera. En una carta enviada a Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, y Kamala Harris, vicepresidenta pero que también actúa como presidenta del Senado, Biden aseguró que la declaración, aprobada en febrero de 2019, era «injustificada».
Nada más llegar a la Casa Blanca, Biden decretó la suspensión de los trabajos para la construcción del muro con México –una de las grandes cartas electorales de Trump en su campaña victoriosa de 2016– y la eliminación de la declaración de emergencia nacional corta ahora de forma definitiva los fondos para ese proyecto. «No se desviará más dinero de los contribuyentes a la construcción de un muro en la frontera, y he ordenado una revisión cuidadosa de todos los recursos apropiados o dirigidos a ese fin», explicaba el presidente en la misiva.
Trump se encontró con mucha resistencia en el Congreso, que tiene la competencia presupuestaria, para conseguir fondos para el muro. El expresidente abocó a EE.UU. al cierre gubernamental más largo de su historia en 2019 por la negativa del Congreso a aprobar los 6.000 millones de dólares que buscaba (solo concedió 1.375 para seguridad fronteriza).
El entonces presidente utilizó el recurso de la declaración de emergencia nacional para desviar fondos del Tesoro y, sobre todo, de Defensa para la construcción del muro. En total, logró más de 6.000 millones, principalmente del presupuesto del ejército para construcción y para la lucha contra el narcotráfico. La decisión provocó una batería de protestas y demandas judiciales, pero Trump renovó su declaración de emergencia hasta el final de su presidencia y la utilizó para la construcción o reparación de 380 kilómetros de muro.
Biden pretende el desmantelamiento de la política migratoria dura de Trump. Una de sus primeras decisiones fue suspender las deportaciones de inmigrantes indocumentados, garantizar el estatus legal a millones de inmigrantes que llegaron como menores e impulsar una vía a la ciudadanía en ocho años para indocumentados. También ha suspendido los tratados de ‘tercer país seguro’ en Centroamérica para evitar el flujo de solicitantes de asilo y se ha comprometido a cambiar el acuerdo con México para que los inmigrantes se queden en el vecino del sur mientras se tramita su caso.
Sin ‘fronteras abiertas’
La Administración Biden defiende que la reforma no significa que el país tendrá ‘fronteras abiertas’ y repite que no es el momento de tratar de cruzar la frontera. Las restricciones por el Covid han limitado al máximo el flujo de personas en la frontera y eso no cambiará en los próximos meses. «Ahora no es el momento de venir, la gran mayoría de las personas no podrán pasar», dijo esta semana la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, que agregó: «Los procesos de asilo en la frontera no ocurrirán de forma inmediata, tardará un tiempo en implementarse».
Todo eso no ha disuadido a los inmigrantes. Un creciente número de ellos busca cruzar la frontera ante la sensación de un nuevo Gobierno más amable con la inmigración y han corrido mensajes en redes sociales de que este es el momento para hacerlo. En enero hubo 78.000 detenciones en la frontera, el número más alto en la última década para
ese mes.