ABC (1ª Edición)

La fábrica de vinilos que soñó Michael Robinson

Ya funciona en Madrid Mad Vinyl Music, el romántico proyecto que el añorado periodista emprendió antes de morir

- NACHO SERRANO MADRID

Hace unos días, el dulce ruido sincopado de las máquinas prensadora­s de elepés volvió a sonar en Madrid, casi un cuarto de siglo después. El disco que pasará a la historia como el primer vinilo fabricado en la región desde 1997 tiene el afortunado título de ‘I Love Rock and Roll’, y es el debut de una banda de la capital llamada Curly Mane que ha tenido el honor de estrenar la maquinaria de Mad Vinyl Music, una fábrica de vinilos que acaba de abrir en la localidad de Algete. En España solo había otras dos, una en Castellón y otra en País Vasco, que ya no daban abasto gracias al «revival» que ha experiment­ado el formato en los últimos años. Es un proyecto con estupendas perspectiv­as.

«El comienzo está yendo fenomenal», dice Eugenio López, uno de los socios fundadores de Mad Vinyl y gran apasionado de la música en formato físico, que lleva dándole vueltas a la idea de abrir una fábrica de vinilo desde 2006. «En ese momento lo veía imposible, el formato estaba en plena decadencia y no había forma de encontrar máquinas. Sólo di con una que estaba en un estado lamentable, había que repararla, y era dificilísi­mo y muy costoso», explica. «Lo volví a intentar en 2010, pero no pudo ser entonces. En 2012 volví a hacer otro intento con una máquina manual, pero al final tampoco salió adelante. En 2014, cuando me enteré de que cerraba Sonopress (una fábrica en Coslada, que ya sólo hacía CD), me puse en contacto con ellos y me enteré de que ya no tenían máquina de vinilo. Dos años después descubrí que la antigua máquina Toolex Alpha, que ahora se llama Pheenix, se estaba empezando a fabricar de nuevo. Pero mi madre se puso enferma, falleció, y lo dejé aparcado hasta 2018. Ese año le propuse a mi amigo Javier López retomar el proyecto, y me dijo que se lo iba a comentar a un amigo suyo que seguro que también estaría interesado en ser socio». Ese amigo era Michael Robinson. «Tenía una interesant­ísima faceta musical que no conocía», ríe Eugenio. Quedaron para comer, y Robinson le dejó fascinado. «Decir que era una encicloped­ia humana es quedarse corto. Si le sacabas el tema te daba unos repasos que te dejaba alucinado», asegura Eugenio.

«Además de gustarle muchos tipos de música, en su infancia fue testigo de la era dorada de las bandas de los sesenta en Liverpool. Después, en su época de futbolista, como tenía mucho tiempo libre, iba a muchos conciertos, a locales de ensayo y estudios de grabación, y conoció a muchísima gente de la industria. Así se hizo amigo de Phil Collins, de Annie Lennox y de muchas otras estrellas del pop».

Michael entró en el negocio junto a su hijo Liam, y el equipo se completó con Miguel Ángel Martínez, que lleva los aspectos más «industrial­es» de la empresa. «Eso fue hace tres años, cuando ya se habían consolidad­o las buenas cifras del regreso del vinilo al mercado», recuerda Eugenio, que ve también un nicho potencial en otros países europeos porque en el continente también quedan muy pocas fábricas. «Estamos preparados para asumir una buena cantidad de pedidos, porque nuestra máquina puede sacar 2.400 discos al día, o incluso más», asegura.

Cuando este bonito sueño se estaba convirtien­do en realidad, el equipo de Mad Vinyl sufrió el peor varapalo imaginable: la muerte de Michael Robinson. «Fue muy, muy doloroso. Amaba la música con todo su corazón. Quería ayudar a los músicos noveles, y tenía un montón de ideas para apoyar a las bandas emergentes. Le echamos mucho en falta, pero Liam se está encargando de mantener vivo el sueño de su padre».

Delante de su foto

Justo cuando las máquinas de Mad Vinyl iban a imprimir su primer disco después de un arduo proceso de ajustes y configurac­ión, sonó el timbre de la nave. Entró un mensajero del programa «Informe Robinson» que traía unas fotografía­s de Michael. «En el mismo momento en que abrimos el paquete y empezamos a sacar las fotos, la máquina sacó el primer disco», dice emocionado. «¿Te lo imaginas?… Fue un momento brutal. Te lo estoy contando y se me ponen los pelos de punta».

Las ventas de discos de vinilo llevan trece años creciendo sin parar. Acapararon el 3,6% del mercado global en 2018, según ‘Global Music Report’ de IFPI. El año siguiente, en Estados Unidos representó el 26% de todas las ventas físicas, y en Reino Unido crecieron un 4,1%. En España, en 2018 su volumen de negocio se elevó un 18,9%, y en 2019, un 53%. El año pasado, la Recording Industry Associatio­n de Estados Unidos reveló que el vinilo había superado los ingresos en venta física al CD por primera vez desde la década de los ochenta. En pandemia la cosa ha cambiado evidenteme­nte. Pero el vinilo, que solo ha caído un 8%, ha aguantado el tirón mucho mejor que el CD, que se ha desplomado hasta el 57%.

 ?? GUILLERMO NAVARRO ?? La tecnología del siglo XXI imprime los vinilos de siempre
GUILLERMO NAVARRO La tecnología del siglo XXI imprime los vinilos de siempre
 ??  ?? El pintoyo es una balanza que mide el gramaje
El pintoyo es una balanza que mide el gramaje
 ??  ?? Bordes sobrantes al recortar el vinilo en la prensa
Bordes sobrantes al recortar el vinilo en la prensa
 ??  ?? Vinilo virgen, antes de convertirs­e en un disco
Vinilo virgen, antes de convertirs­e en un disco

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