Desasosiego
Texto y dirección: Sandra Ferrús. Escenografía y vestuario: Elisa Sanz. Iluminación: Paloma Parra. Música y espacio sonoro: Antonio de Cos. Videoescena: Elvira Ruiz. Intérpretes: César Cambeiro, Sandra Ferrús, Elías González, Susana Hernández y Martxelo Rubio. Teatro María Guerrero (Sala de la Princesa), Madrid ¿Qué pasaría si un día apareciera en las redes –y, por tanto, lo pudiera ver todo el mundo: tu familia, tus vecinos, los compañeros del colegio de tus hijos– un vídeo erótico grabado en tu juventud? Esa es la pregunta que se plantea, entre otras muchas, Sandra Ferrús en ‘La panadera’, que ella misma ha escrito, dirige y protagoniza. La función, altamente desasosegante al tiempo que fascinante, cuenta cómo en un segundo puede la vida de cualquiera de nosotros dar completamente la vuelta, cómo nuestra intimidad queda expuesta al juicio de los demás, manifestado en palabras o
–y a veces es peor– en silencios. Cómo todas las certezas se transforman en inseguridades, cómo un injusto y demoledor sentimiento de culpa va corroyendo el ánimo y puede convertirse en una peligrosa carga explosiva capaz de derribar los muros más firmes y asentados.
El texto de Sandra Ferrús es libremente bello y está escrito desde la comprensión, la compasión y la esperanza. Es un espejo en el que se van reflejando los distintos actores de una situación que se extiende como una marea negra en el entorno de la protagonista. Pero uno de los grandes aciertos del texto –además de su
naturalidad– es que busca la luz desde el principio, a través de la conversación de la protagonista con su psicóloga, el tronco que la mantiene a flote en esta zozobrante travesía.
La directora Sandra Ferrús se pone al servicio de la autora Sandra Ferrús (aunque parezca imposible, no siempre sucede cuando autor y director son la misma persona) y crea un espectáculo sencillo, limpio, directo, en el que los sentimientos colorean su atmósfera. Como actriz, Sandra Ferrús ha mostrado siempre un singular magnetismo; en ‘La panadera’ brinda –acompañada por un elenco comprometido y familiar– una interpretación transparente, emotiva y convincente.