El Levante amansa al Athletic en la ida
Un gol de Melero obliga a los bilbaínos, irregulares anoche, a jugarse el pase a la final en Valencia
Sacó un gran resultado el Levante en su visita a San Mamés en la ida de las semifinales coperas. Melero adelantó a los visitantes en un despiste de la defensa bilbaína en la primera parte. Con cambios en el descanso, los de Marcelino se convirtieron, aunque solo por unos instantes, en una tormenta de ocasiones. En una de ellas llegó el empate de Íñigo Martínez. Decidirá Valencia.
Empezó ágil el Levante, sin demasiada precisión, pero generando algún que otro sudor frío en la frente de Unai Simón y en la espalda de la defensa del Athletic. No había respuesta de los bilbaínos, acostumbrados a desplegar su característica presión, de menos a más, de molesta a sofocante. Duelo de estilos en cualquier caso, pues los mediterráneos intentaban desplazar el balón, avanzar metros y esperar la entrada a destiempo del rival. Dos bonitos discursos emborronados por las deficiencias en el pase, protagonistas principales en los primeros compases de partido.
En una de esas hiló fino el Levante. En el minuto 26, las triangulaciones llevaron el balón de izquierda a derecha. En esa banda esperaba de Frutos que, sorprendido, vio a Melero totalmente solo en el centro del área rival. Tan solo que incluso pudo controlar el envío, acomodarse el balón y disparar a placer. Simón la rozó, pero no fue suficiente. Marcaban los visitantes en una eliminatoria a doble partido. ‘Vale doble’, que se dice. Tocaba remar por la ría.
Marcelino agitó el avispero antes de la reanudación, con tres cambios (Vesga, Berenguer y López) y en busca de respuestas. La teoría cuajó en práctica. Enloquecía el Athletic con hasta tres ocasiones consecutivas, una borrasca que les acercaba al necesitado gol, todas bien resueltas por Cárdenas. Fue Íñigo Martínez (otra asistencia de Muniain, ya van siete esta temporada) quien cabeceó a la perfección el córner, al palo largo, para conseguir el empate. Si de algo puede presumir Marcelino es de haber devuelto estos arreones a San Mamés. También de un título. Nada mal.
Se atenuó el partido cuando domó la pelota el Levante, no demasiado, pero sí lo suficiente para minimizar a los locales. Lo justo para volver a casa con un buen marcador.