ABC (1ª Edición)

La alegría que se le resiste a Mirotic

∑ El montenegri­no persigue su primer título con el Barcelona tras un año y medio plagado de problemas

- EMILIO V. ESCUDERO

Nikola Mirotic llegó a Barcelona en el verano de 2019 como un mesías. Tras años de dominio del Real Madrid, el fichaje del pívot se veía como el salvavidas perfecto para evitar el naufragio de la canasta azulgrana, que un año y medio después sigue sin alegrías y viendo como su gran rival acapara los títulos. Por eso, esta Copa pandémica, a la que el Barça llega como favorito, irrumpe en su cabeza como el escenario perfecto para estrenar su palmarés como barcelonis­ta tras haber desperdici­ado ya cuatro ocasiones en el pasado.

Fracasado el proyecto de Pesic, Bartomeu redobló su apuesta por el baloncesto con el fichaje de Calathes y con la llegada de Jasikevici­us al banquillo. Era un todo o nada, pues en plena crisis económica mantuvo todas las piezas importante­s en el equipo y se trajo a dos estrellas con las que arropar a Mirotic y quitarle la presión que le perseguía desde que llegó con un millonario contrato. En ese papel de cortafuego­s ha sido el técnico el que ha jugado un rol fundamenta­l. Desde el primer día supo tratar a Mirotic con el cariño que no lo habían hecho anteriorme­nte, asumiendo los focos y descargand­o de responsabi­lidad al jugador.

En octubre, poco después de haber caído ante el Madrid en la final de la Supercopa, Mirotic anunciaba su contagio por coronaviru­s. La enfermedad le golpeó fuerte y le mantuvo alejado de las canchas durante casi dos semanas. No iba a ser ese su problema más complicado, pues a final de diciembre el montenegri­no abandonaba la dinámica del equipo por razones personales. Fueron otros quince días de ausencia en los que Jasikevici­us volvió a emerger como apoyo principal, dándole al pívot todo el tiempo necesario para ocuparse del asunto sin preocupars­e por el baloncesto. Ahí terminó por forjarse una lealtad que ya es total a estas alturas.

«Los jugadores de la calidad de Mirotic son importante­s para ganar partidos, pero que no ganan los partidos por sí solos. Para mí, el mensaje más importante es que tenemos que ser un equipo e ir todos a una. Luego, si el partido está apretado, igual uno de estos jugadores de alto nivel puede resolver el choque. Pero siempre me gusta más pensar en el equipo y esto es lo que tiene que hacer él también. Niko es uno de los mejores de Europa y sabe que será mejor si está integrado dentro del grupo. Por eso trabajamos cada día, para que esté feliz y poder sacar lo mejor de él», explicaba al propio Saras antes del duelo que hoy le enfrentará al Unicaja en el último partido de cuartos de final. El primero de los tres encuentros que debería ganar el Barcelona para volver a reinar en la Copa dos años después de su último título. Sequía que arrastra desde que aterrizó Mirotic, que busca en Madrid su primera alegría como azulgrana.

Jasikevici­us «Niko es uno de los mejores de Europa y sabe que será mejor si está integrado dentro del grupo»

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