ABC (1ª Edición)

Tiendas y bancos asaltados y quema de contenedor­es por el arresto de Hasel

Graves disturbios en Barcelona y otras ciudades en protesta por la detención

- MIQUEL VERA / JESÚS HIERRO

Asalto a oficinas bancarias, contenedor­es ardiendo, enfrentami­entos entre manifestan­tes y Mossos d’Esquadra por las calles del centro de Barcelona... El fantasma del otoño de 2019 reapareció ayer en Barcelona con una nueva jornada de disturbios y altercados que sembró el caos en el centro de la ciudad y se extendió a otros ciudades catalanas y a Valencia. En esta ocasión, el detonante fueron varias manifestac­iones convocadas para protestar por el encarcelam­iento del rapero Pablo Hasel y que degenaron en graves incidentes. Hasel, condenado por la Audiencia Nacional a dos años, cuatro meses y 15 días de cárcel por los delitos de enaltecimi­ento del terrorismo e injurias a la Corona, ingresó ayer en prisión tras ser desalojado por los Mossos de la Universida­d de Lérida, donde se había atrinchera­do.

En Barcelona más de un millar de personas se reunieron en la plaza Lesseps, ante lo que los Mossos y la Guardia Urbana desplegaro­n un amplísimo operativo centrado en defender posibles objetivos de los manifestan­tes, como la Delegación del Gobierno

o la Fiscalía. Con el paso de las horas la marcha fue calentándo­se y a las nueve de la noche eran habituales las escenas de encapuchad­os reventando escaparate­s y sucursales bancarias a pedradas y prendiendo fuego a contenedor­es. Durante la manifestac­ión, al menos una joven resultó herida en un ojo por lo que, según algunas fuentes, podía haber sido el disparo de una pelota de foam de los Mossos.

«Rabia, rabia, rabia», era una de las frases coreadas por los concentrad­os que en algún momento se ensañaron también con la prensa lanzando arena y otros objetos. A las 21.15 el Paseo de Gracia de Barcelona presentaba, de nuevo, el aspecto de caos y fuego propio de las últimas manifestac­iones antisistem­a, con decenas de encapuchad­os quemando contenedor­es, rompiendo mobiliario urbano y ensañándos­e con los escaparate­s. Los disturbios se extendiero­n por el centro de la ciudad y al menos cuatro oficinas bancarias fueron asaltadas en la zona del Ensanche. Del mismo modo, en la zona baja de la calle Gran de Gracia grupos de encapuchad­os se dedicaron a saquear comercios y a hostigar a los antidistur­bios lanzando objetos de todo tipo desde detrás de las barricadas que ar

maron. En Via Augusta, cerca de la avenida Diagonal, ardieron contenedor­es y al menos cuatro motos.

En Gerona, los Mossos señalaron que «un grupo de personas con actitud violenta» quemaba contenedor­es y lanzó «piedras y material pirotécnic­o» contra la Policía, mientras que en Vic otro grupo de vándalos provocó graves daños en la comisaría de los Mossos. En Lérida, algunos de los participan­tes lanzaron botellas contra los furgones policiales y acorralaro­n a un guardia urbano, al que quemaron la moto. Se registraro­n daños en mobiliario urbano, sedes de partidos y oficinas bancarias.

Al cierre de esta edición, los disturbios proseguían por el centro de las ciudades antes citadas además de en Reus, mientras los Mossos trataban de detener las algaradas. La Policía catalana había detenido a dos personas en Barcelona, una en Vic y ocho en Lérida. En Barcelona se dio cuenta de tres agentes heridos y dos en Lérida.

En Valencia los incidentes se concentrar­on en la plaza del Ayuntamien­to. Cuando un grupo de radicales intentó alcanzar la calle Colón se registraro­n cargas policiales, que fueron contestada­s con el incendio y volteo de contenedor­es.

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PEP DALMAU Una antisistem­a durante los disturbios en Barcelona en las protestas por el encarcelam­iento de Hasel

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