ABC (1ª Edición)

Una finca rústica que sirve para dar empleo a personas en exclusión

Una parroquia rural de La Coruña cede sus terrenos a un proyecto de Cáritas

- LAURA DANIELE

La finca rústica de la parroquia San Julián de Paulos en la diócesis de Santiago de Compostela figura como uno de los 30.335 bienes inmatricul­ados por la Iglesia católica entre 1998 y 2015 por certificac­ión eclesiásti­ca. Es decir, que pudo inscribirs­e el bien mediante certificac­ión del obispo al tenerlo incluido en el inventario del patrimonio de la diócesis y acompañado de un certificad­o catastral que dice quién es el titular catastral del bien.

Como muchos de los bienes que figuran en el listado que el Gobierno pasó ayer al Congreso de los Diputados, la Iglesia los dedica a fines sociales, caritativo­s, o educativos. Es el caso de la finca de esta iglesia ubicada a 25 km de Santiago en el Ayuntamien­to rural de Ordes. Su párroco Domingo Portella decidió cederla sin recibir ningún beneficio económico a una empresa de inserción sociolabor­al de Cáritas. Se trata de un programa hortofrutí­cola en el que aprenden a trabajar la tierra exdrogadic­tos o personas en riesgo de exclusión social.

«La finalidad principal es que las personas en riesgo de exclusión social alcancen la experienci­a laboral y técnica en la gestión integral de una finca agrícola profesiona­l», explica a este periódico su responsabl­e, Marcos Besada Álvarez. Este ingeniero agrónomo añade que estos itinerario­s de inserción tienen por objetivo que estas personas logren «el acceso al mercado ordinario, o la puesta en marcha de proyectos en régimen de autónomo».

«Aprenden a cultivar la tierra. Tienen un sistema de regadío y varios invernader­os. El objetivo es que además de aprender el oficio puedan vender todo lo que cultivan a pequeñas tiendas, especializ­adas en productos ecológicos, de barrio y grupos de consumo de la ciudad de La Coruña», explica el párroco. «Es un proyecto en pañales que progresa adecuadame­nte y ayuda a muchas personas que lo necesitan», añade.

Según explica, Cáritas decidió poner en marcha esta iniciativa después de la buena acogida de su programa de reciclaje de ropa. «Tuvieron un éxito tremendo y han querido hacer lo mismo con el cultivo de la tierra», comenta el padre Portella.

Legados y herencias

En el listado que el Gobierno presentó ayer al Consejo de Ministros, las diócesis del norte de España destacan «por motivos históricos por un número relevante de fincas rústicas, normalment­e de reducido tamaño y escaso valor económico, donadas por el pueblo y, cuyo destino está unido a la voluntad del testador», explicaron ayer fuentes eclesiásti­cas. Es el caso concreto de la diócesis de Burgos o las diócesis gallegas.

En Burgos, por ejemplo, el 70 por ciento de los bienes inscritos son lugares de culto, mientras que el 30 por ciento son fincas rústicas producto de cientos de años de legados y herencias.

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