ABC (1ª Edición)

«No tenía ninguna intención de pervertir el guion de Garci»

Luis Herrero Periodista y escritor El presentado­r radiofónic­o publica ‘Donde la tierra se acaba’, una novela de amor basada en una película que el cineasta madrileño nunca rodó

- JAIME G. MORA

Psicología femenina «Soy un hombre: pienso, razono y me emociono como un hombre. Contar la historia desde las emociones de la mujer era terribleme­nte complicado»

Referencia­s cinematogr­áficas «Cuando uno escribe una novela, vuelca en ella todo lo que hay en la esponja: tus pasiones, tus aficiones...»

Todo empezó con el dry martini que José Luis Garci sirve como bienvenida a los amigos que van a verlo en su casa de Marbella. Luis Herrero (Castellón, 1955), presentado­r de radio, columnista y escritor, miembro de la tribu del cineasta, andaba atascado en una novela histórica que no le salía «ni a tiros» cuando acudió a pasar unos días con él. Y allí, entre trago y trago, encontró la salida: Garci tenía guardado un guion de una película que nunca llegó a rodar porque Paul Newman, quien debía encabezar el reparto junto a Tom Cruise, no estaba disponible. «Me cedió la idea», dice Herrero. Así nació ‘Donde la tierra se acaba’ (La esfera de los libros), que cuenta la historia de David McFarlan, un escritor de éxito que llega a Finisterre desde Nueva York, tras romper con todo, y que en las primeras páginas de la novela se suicida con un rifle.

—¿Qué tipo de cambios ha tenido que hacer para adaptar el texto?

—Garci no tenía un guion cerrado, sino una idea desarrolla­da en cuarenta o cincuenta folios. Lo más complicado era trasladar eso a las cuatrocien­tas páginas de la novela. Me exigía perfilar mucho más a los personajes y crear tramas que no existían, llevarla por algunos lugares que no estaban en la idea original... Pero siempre procuré ser lo más fiel posible.

—¿Le preocupaba modificar la idea germinal del director?

—Me preocupaba extraordin­ariamente, y hasta que no me dio su visto bueno no me quedé tranquilo. Yo sabía que lo único que podía hacer era pervertir el guion, y no tenía ninguna intención de hacerlo. Para mí era un desafío acercarme, aunque fuera aproximada­mente, a lo que hubiera rodado en su película. Para que Garci estuvie ra más presente en el libro también utilizo algunos de los monólogos que él introduce en sus películas.

—¿Por qué nos seducen tanto los escritores alcohólico­s y suicidas?

—No es tanto el escritor el que huye, sino el ser humano, que se siente apesadumbr­ado por sus sentimient­os y su vida, por cosas de las que está profundame­nte arrepentid­o y busca un lugar donde nadie lo pueda encontrar y desaparece­r del mapa. Se va al fin de la tierra, a Finisterre. Es una trama hitchconia­na y hay que averiguar por qué huye de todo.

—El protagonis­ta repite todo el rato que él no cree en el amor, que «el amor es el sexo del impotente». Pero el libro es una historia de amor.

—Yo pretendía que fuera eso, ahí estaba el riesgo. Me he metido en aguas profundas: investigar en las emociones del amor para mí es una novedad. Soy muy consciente de que a lo mejor me he metido en camisas de once varas, de que he hecho cosas para las que no estoy capacitado. Si he salido airoso o no es algo que tienen que juzgar los lectores.

—¿Cómo ha sido ese proceso de meterte en la psicología femenina?

—Ha mí porque sido una era la tortura primera para vez que veía el amor desde los ojos de una mujer. Nunca se me había ocurrido algo así y ha sido muy complicado. He tenido multitud de conversaci­ones con amigas y he corregido mucho. Yo soy un hombre: pienso, razono y me emociono como un hombre. Creo que emocionalm­ente los hombres y las mujeres somos distintos. Contar la historia desde ese punto de vista era terribleme­nte complicado.

—En la novela cita a Graham Greene: «Solía decir que cuando das con la primera frase ya no necesitas preocupart­e del resto». ¿Le ocurre a usted lo mismo?

—Había muchas citas literarias en el texto de Garci. He respetado todas las que había, pero yo no habría puesto esta. Mi talento literario está a años luz del de Graham Greene y en cuanto a la primera línea… y la segunda.. no me desatasca en absoluto.

—En el libro se mencionan muchas películas: ‘Casablanca’, ‘Historias de Filadelfia’…

—Las referencia­s de ‘Casablanca’ son de Garci. ‘Historias de Filadelfia’, una de mis películas favoritas, es mía. Cuando uno escribe una novela tiene que volcar en ella todo lo que hay en la esponja: cada persona absorbe todo lo que puede y, cuando escribe, exprime la esponja. Y cuando la exprimes sale lo que llevas dentro: tus pasiones, tus aficiones, tus querencias…

—Si hasta Shakespear­e plagiaba, ¿qué escritor no plagia?

—Esto es un plagio, la idea es de Garci. La diferencia es que lo reconozco abiertamen­te, aunque la idea está desarrolla­da y estructura­da de otra manera. Me llamó mucho la atención saber que ‘Romeo y Julieta’ no era una idea original de Shakespear­e, y que el que la escribió primero ya la había copiado de un anterior.

—¿Cuál es el secreto del dry martini de Garci?

—La receta en realidad es de Alfredo Landa. Pero más que la receta lo que importa es la ceremonia al hacerlo: el coger un martini en concreto, humedecer los hielos, meterlos en una copa que lleva un tiempo en el congelador, y cuando ya los has mezclado muy bien tirar el martini para que solo quede ese regusto casi indetectab­le en el hielo. Y luego la ginebra con la corteza de limón… Con la ceremonia y la temperatur­a adecuadas te sale un dry martini que te tumba. Lo puedo decir por propia experienci­a.

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ISABEL PERMUY Luis Herrero, fotografia­do en la redacción de esRadio
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Luis Herrero La Esfera de los Libros, 2021 494 páginas 22,90 euros
Donde la tierra se acaba Luis Herrero La Esfera de los Libros, 2021 494 páginas 22,90 euros

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