Por qué seguimos enganchados a los concursos como Pasapalabra
Las directoras de entretenimiento de TVE y Atresmedia hablan sobre el funcionamiento de un género inagotable
La historia de los concursos es también la historia de la televisión y de la radio. Algunos oyentes, durante el último Día Mundial de la Radio, manifestaron su añoranza por los concursos radiofónicos; aquellos que triunfaron durante los años cincuenta y sesenta para después agrandarse en la pequeña pantalla. Las pruebas ganaron en atractivo y subieron los premios, las audiencias y los anunciantes. Era y sigue siendo un juego donde todos los participantes ganan: ‘Un, dos, tres... responda otra vez’ (1972), ‘El tiempo es oro’ (1987), ‘El precio justo’ (1988), ‘Saber y ganar’ (1997)... Este último, con Jordi Hurtado (63), acaba de cumplir 24 años y el penúltimo, recordado por su primera etapa en TVE con Joaquín Prat, regresará a Mediaset España con Carlos Sobera.
«Muchos espectadores adultos guardan un nostálgico y bonito recuerdo de ‘El precio justo’», comentan desde Mediaset. Se desconoce la cadena y el horario, pero su adquisición se produce más de un año después de que Telecinco suspendiera por orden judicial ‘Pasapalabra’ tras doce años. Regresó a Antena 3, donde debutó en 2000 y ahora es lo más visto de la televisión: 3,6 millones de espectadores esta semana y hasta 5,2 durante la prueba final ‘El Rosco’. La cadena ya está promocionando la posible victoria de Pablo Díaz tras casi siete meses.
«Como directora de entretenimiento de TVE, me encantaría tener ‘Pasapalabra’. Han conseguido superar los datos de Telecinco, así que chapó», admite Toñi Prieto, que no puede responder si se presentó el formato a Televisión Española. «Hay una historia detrás. Los dueños de los formatos hacen movimientos que se nos escapan a las cadenas. Esto es la oferta y la demanda. Hay otras negociaciones por detrás que nos superan», desvela.
Prieto sí responde por ‘El cazador’, el concurso de La 1 donde cada tarde laborable (19.10) varios anónimos se enfrentan a un profesional de los concursos; el último en incorporarse ha sido David Leo, ganador del ‘Pasapalabra’ de Telecinco. Su elección busca captar a un público más joven. «Si son desconocidos, la gente no va a empatizar igual con ellos. Es un atractivo si tienen experiencia y han sido imbatibles en concursos de otras cadenas», explica la directora. De importación británica, acaba de cumplir un año con récord de espectadores (ya supera el millón) y saltará a la noche con varias entregas. «No es lo mismo un carácter inglés que uno español. [La cadena] ITV nos ha dejado hacer cambios. Lo hemos adaptado para tener empatía con los concursantes», amplía.
Una rutina en directo
Este formato se ajusta al servicio público, pero también «asoma la patita» contra las televisiones privadas, donde premios y audiencias son superiores. En ‘El cazador’, las entregas son «autoconclusivas»: el concursante no repite, ni el bote se acumula. Toñi Prieto saca pecho: «No captas más audiencia porque des un millón de euros. Si el contenido es atractivo, la gente se va a enganchar. Si das 300 euros, a lo mejor [los espectadores] piensan que es un poquito miserable, pero no es el caso».
Porque una característica de este género es que fideliza a la audiencia. «Tiene un componente de rutina y eso hace que si es un buen formato, pervive mucho en el tiempo. Da estabilidad en el horario diurno», sostiene la directora de programas de entretenimiento de Atresmedia, Carmen Ferreiro. Y, a diferencia de las series, todavía se ven en abierto y en directo para evitar destripes. La mecánica no cambia, pero sí introducen cambios de vez en cuando. ‘La ruleta de la suerte’, en su segunda etapa en Antena 3, cumple quince años en abril y ‘Ahora caigo’, desde esta semana, da continuidad a su concursante central como ‘Boom’ y ‘Pasapalabra’. «Se crea una empatía. El presentador va conociendo más a esa persona y el espectador se encariña [o no...] con el concursante, así que le importa más que se lleve el premio y ya sabe cuáles son sus fortalezas y flaquezas», explica Ferreiro.