ABC (1ª Edición)

El sueño borrado de MARÍA VICENTE

La marca de su primer salto, que apuntaba a oro, fue eliminada de la arena por error antes de su medición

- E. V. ESCUDERO

María Vicente, que el viernes se iba de la pista cubierta de Gallur (Madrid) como una de las atletas más felices tras haber logrado el oro y el récord de España en pentatlón, cambió ayer esa alegría por lágrimas de impotencia, tras ver cómo un fallo humano acababa con su sueño de repetir título nacional, esta vez en longitud, algo que nadie había logrado nunca en un mismo Nacional.

El reto de Vicente se torció en el primer intento. Un salto muy largo, cercano a los 6,55 metros que tiene como mejor marca la catalana, pero que nunca llegó a medirse. Pensando que había sido nulo, los encargados de borrar las huellas hicieron su trabajo antes de tiempo ante la cara de incredulid­ad de la atleta. «¿Y ahora qué?», preguntaba María, sin terminar de creerse lo que acababa de suceder. No lo entendía ella, pero tampoco su técnico ni los responsabl­es de la federación. Un error humano que atrapó la cabeza de la atleta, a la que le tocó repetir el salto e hizo nulo.

El dislate le persiguió durante el resto de la prueba, pues nunca más volvió a sentirse cómoda. No sirvieron las palabras de consuelo de su entrenador, Ramón Cid, que trataba en vano de recuperar la mejor versión de su pupila. «No lo pienses más. Es un reto, flota. Vamos a darle la vuelta». Pero no lo consiguió María, incapaz de repetir un salto tan brillante como el primero.

Lágrimas de rabia

En el segundo, aún con el cuajo evidente, llegó hasta los 6,24 metros, en el tercero ni siquiera completó el salto y en el cuarto hizo nulo. Tenía una mezcla de frustració­n y cansancio que no le permitían fluir como acostumbra, más aún cuando vio cómo Fátima Diame se ponía primera con 6,42 metros y Tessy Ebosele se iba hasta 6,31.

Demasiado para Vicente, a la que le quedaba un último intento, aunque seguía con el primero en la cabeza.

Un lastre mental que le pesó demasiado y que pudo con la rabia interna. La catalana ajustó mucho su salto final y, aunque fue largo, tampoco fue medido porque había pisado por poco la plastilina. Otro nulo que no le sirvió para mejorar la tercera posición. Un bronce agridulce que celebró con lágrimas en los ojos. «No hay explicació­n a lo que ha pasado. La jueza de la tabla lo ha visto válido, pero en el foso han entendido que era nulo y lo han borrado. Estoy así porque yo quería hacerlo lo mejor posible y esto me ha sacado de la competició­n. Esperaba mucho del campeonato», señalaba María Vicente tras la competició­n, visiblemen­te enfadada. Triste porque le habían borrado su sueño, aunque cuando pasen los días podrá recordar con cariño este campeonato Nacional que le confirmó como una de las grandes realidades del atletismo español.

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EFE La atleta, ayer, durante uno de sus saltos en el Campeonato de España

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