Un merecido recuerdo
Paco Luzón era (debería decir ‘es’, porque sigue estando presente entre nosotros) un hombre bueno, inquebrantable en sus principios y coherencia de vida; riguroso en sus opiniones, pero generoso en su trato; exigente con sus colaboradores, pero un motivador nato; hombre de visión de futuro y de entusiasmo contagioso; afable para con los cercanos, pero también para con los menos próximos.
Los que compartimos algo de su vida profesional y de la posterior, presidida por la enfermedad, sabemos que su fundación dio un valor trascendente a sus cada vez mayores limitaciones físicas, pero nunca mentales. Sin duda, con su fundación creó su más noble y generoso proyecto.
Ciertamente será recordado por su legado, que tenemos la obligación de preservar y engrandecer.
Paco siempre será, en las múltiples facetas de su vida, el centro de atención por su energía y fe inalterable en su viaje por la vida. Por vivirla, por disfrutarla, por contagiarla. Como él bien decía, «el viaje es la recompensa». Tenemos un gran ejemplo. Ahora su vida y la ELA están permanentemente presentes en el mapa de España, en toda la colectividad de la ELA y en la sociedad española.
Continuaremos charlando con él de sus pasiones, del fútbol, de sus ilusiones, de María José y sus hijos y de su fundación.
No se ha ido, permanece en todos nosotros. CARLOS J. VILLA VIGILESCALERA MADRID