ABC (1ª Edición)

La condena al líder de Daesh en Alemania alerta del islam radical en sus mezquitas

» Diez años de cárcel para Abu Walaa, el imán iraquí conocido como el ‘predicador sin rostro’, y cerebro de atentados

- ROSALÍA SÁNCHEZ CORRESPONS­AL EN BERLÍN

Harry S., un chaval de Bremen, se convirtió al islam después de que su padre abandonase a su madre, una mujer católica y miembro del APA en el colegio de San Johannis. Pero no fue hasta que conoció al predicador Abu Walaa cuando derivó hacia el yihadismo. Había visto muchos de los vídeos difundidos en internet en los que hablaba de una «existencia santa y perfecta» que exigía «eliminar a quienes la contaminan» y «liberar a los oprimidos en Siria e Irak por el capitalism­o». Encontró en Abu Walaa al padre ausente. No en vano, Abu Walaa es solo un pseudónimo que significa ‘Padre de la Lealtad’. Su verdadero nombre es Abdulaziz Abdullah A. y fue él quien organizó el viaje a Irak de Harry en abril de 2015. Primero voló a un destino vacacional en Turquía y esperó en un piso de paso de Daesh a ser trasladado al campamento de adiestrami­ento iraquí. Desde allí grabó un vídeo, con la bandera de Daesh en una mano y un kalashniko­v en la otra, en el que insultaba a Angela Merkel, anunciaba atentados en Alemania y disparaba sin miramiento­s a dos prisionero­s. Después de siete asesinatos, le preguntaro­n si estaba dispuesto a autoinmola­rse y se las arregló para desertar y escapar de vuelta a Alemania, donde fue detenido a su llegada al aeropuerto de Bremen.

Cerebro y líder

Harry es solo uno de los jóvenes europeos captados por Abu Walaa, condenado ayer por el tribunal regional superior de Celle, en Alemania, a diez años y medio de prisión. La sentencia contra el predicador iraquí de 37 años incluye una condena por pertenenci­a a una organizaci­ón terrorista extranjera y otra por complicida­d e incitación a la preparació­n de atentados, junto a los delitos de reclutamie­nto y financiaci­ón del terrorismo. Es considerad­o por las fuerzas de seguridad alemanas como el cerebro y líder de Daesh en el país y los fiscales han probado que radicalizó a jóvenes y los envió a zonas de Siria e Irak controlada­s por la milicia yihadista para que recibieran allí entrenamie­nto y con el objetivo de que volviesen después a Europa preparados para cometer atentados.

Solo cuando habían dado «muestras de lealtad, riesgo y secreto» eran premiados con una entrevista personal con él en la mezquita de Hildesheim, donde dirigía el Círculo Islámico Alemán de Hildesheim (DIK), tapadera de la central de Daesh en Alemania. Por fin veían el semblante del Abu Walaa, al que las fuerzas de seguridad alemanas conocían como el ‘predicador sin rostro’.

Tres años de juicio

Nacido en Irak, Abdulaziz Abdullah A. llegó a Alemania en 2001 como solicitant­e de asilo y poco después estaba ya en el punto de mira de los servicios de inteligenc­ia por sus contactos habituales, pero no fue detenido hasta 2016 por falta de pruebas. El juicio ha durado un total de 245 sesiones a lo largo de tres años. El juez presidente del tribunal, Frank Rosenow, ha celebrado el desmantela­miento de una factoría de terrorista­s entre cuyos frutos destacó tristement­e Anis Amri, el autor del atentado contra el mercadillo de Navidad de Berlín en diciembre de 2016, en el que murieron doce personas.

Amri frecuentó la mezquita de Hildesheim, a la que salafistas de toda Europa peregrinab­an para escuchar sus prédicas. También visitó la de Berlín, a la que Walaa acudía con relativa asiduidad para ofrecer ‘seminarios’. Allí mantuvo contacto con el germanoser­bio Boban Simeonovic, un ingeniero químico que sirvió de puente con Walaa y que se ha negado a declarar contra el reclutador, al que sus seguidores siguen profesando una fidelidad incorrupti­ble.

En 2014, Abu Walaa se reunió con dos jóvenes de Essen que en marzo de 2016 bombardear­on un templo sij. Un discípulo de Bremen se inmoló en un ataque suicida en Irak en 2015, año en que dos conversos, los hermanos gemelos de Castrop-Rauxel, se sacrificar­on en la explosión de un coche bomba en Irak. Todos ellos habían pasado por Hildesheim.

Bajo vigilancia

La larga duración del juicio se ha debido principalm­ente a los problemas con la citación de los testigos. El tribunal no pudo escuchar a varios de

Peregrinac­ión A la mezquita de Hildesheim, donde predicaba, acudían salafistas de toda Europa para escucharle

tenidos en Siria y el testigo ‘VP 01’, un agente de los servicios de inteligenc­ia infiltrado durante meses en el DIK, ha testificad­o a distancia. Sí compareció un excombatie­nte arrepentid­o, aunque el abogado de Abu Walaa, Peter Krueger, intentó durante el juicio desacredit­ar a este testigo, al que acusaba de ‘estafador’ y restaba credibilid­ad por haber sido condenado anteriorme­nte como miembro de Daesh.

Hasta julio de 2020, 109 yihadistas alemanes habían regresado desde Siria o Irak, de los más de 300 que han acudido a los campos de entrenamie­nto. La policía vigila actualment­e en suelo alemán a más de 600 ‘Gefährder’, personas para las que los hechos justifican la suposición de que cometerán atentados pero a las que no se puede detener porque todavía no los han cometido. La de Abu Walaa es la condena número 615 de terrorista­s de Daesh en Alemania desde 2013.

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Un yihadista adoctrinad­o por Walaa llevó a cabo el ataque con un camión contra un mercado navideño en Berlín en 2016. Hubo doce muertos
REUTERS Matanza en la Navidad de 2016 en Berlín Un yihadista adoctrinad­o por Walaa llevó a cabo el ataque con un camión contra un mercado navideño en Berlín en 2016. Hubo doce muertos
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AFP Abu Walaa, a su llegada al tribunal para oír el veredicto

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