Sanidad avisa a Igualdad: «No ha lugar al 8-M por coherencia con la pandemia»
▶ La ministra Darias aplaca los ánimos de las plataformas feministas. Dirigentes de Cs y PP se borran de la marcha: «Miren las UCI, pedimos responsabilidad»
En el seno del PP y Ciudadanos, el solo anuncio de que se vaya a pisar la calle por el Día de la Mujer ya abre las carnes. Que se mantenga la convocatoria de movilizaciones feministas por el Día de la Mujer sienta como un ‘tiro en el pie’. Incrédulos, responden a las intenciones de la Comisión del 8-M (una maraña de entidades del espectro de la izquierda) y a la aquiescencia demostrada por el Ministerio de Igualdad esgrimiendo que la situación de la pandemia manda, un mensaje en el que curiosamente coinciden con la ministra de Sanidad, Carolina Darias.
Dirigentes como Cuca Gamarra (PP) dicen a este periódico que la arenga de «volver a tomar» el asfalto de las ciudades el 8-M, que el pasado martes realizaron desde la Secretaría de Estado del Ministerio de Igualdad y algunas plataformas feministas, representa por sí sola un mazazo a la lucha que encabezan los sanitarios en los hospitales desde hace un año. «Si los abuelos no pueden estar con sus nietos, si siguen las UCI como están, si los sanitarios están exhaustos, pedimos un poquito de responsabilidad», indica la portavoz del Grupo Popular en el Congreso, al tiempo que confirma que este año los populares no participarán de actos presenciales. «Ya fue irresponsable que nos ocultaran cuál era la situación el año pasado como para que este año se autoricen» desde el Gobierno de coalición, apunta Gamarra.
Pero este asunto ya ha provocado otro cisma entre esos dos partidos, PSOE y Podemos, que no viven el mejor momento de sus relaciones. Preguntada ayer tras la reunión del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, la ministra del ramo, Carolina Darias, no dudó en aplacar los ánimos de manifestación. «No ha lugar. Por coherencia. La situación epidemiológica no lo permitiría». Y, de una tacada, desacreditó al ministerio de Irene Montero, a la Comisión del 8M y al delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, que ayer reveló que sí se permitirán marchas de hasta 500 personas.
Llamamiento a la prudencia
Por su parte, el alcalde de Madrid, y portavoz nacional del PP, José Luis Martínez Almeida, llamó a «manifestarse de otra forma» que no sea con un ejercicio de imprudencia como saltar a las plazas y arterias de la capital. Su vicealcaldesa, Begoña Villacís, en declaraciones a Europa Press, tachó la posibilidad de asistir de «gravísima irresponsabilidad». Cs también se borra, aunque con excepciones, porque para el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, si la Consejería de Sanidad no desaprueba la marcha, él acudirá. Villacís puso voz a numerosos particulares que, ante la noticia publicada por ABC, reaccionaron con irritación por que se hayan anulado celebraciones festivas como las Fallas, los sanfermines o el Carnaval,
y se limite toda procesión en Semana Santa y, en cambio, se vayan a secundar movilizaciones feministas. «El Gobierno va a volver a tropezar con la misma piedra», repitieron altos cargos del centro-derecha del país.
Huelga decir la opinión de los epidemiólogos consultados. Todos a una exhiben un criterio aislado: «El único consejo es no autorizarlas. Hacerlo es un sinsentido. Nos olvidamos de lo que ocurrió el año pasado, y la incidencia de la enfermedad era muchísimo menor. Por otra parte, es una grave discriminación hacia otras celebraciones, que con razón no se han autorizado», resuelve Juan José Gestal, profesor de Salud Pública y Medicina Preventiva de la Universidad de Santiago de Compostela (USC).
«Nadie entiende por qué no puede haber más de dos convivientes de dos unidades familiares en una casa, no puede haber más de seis personas sentadas en una mesa, pero sí puede haber 500 personas sin ningún tipo de regulación y sin ningún tipo de protocolo», afirmó Villacís.
El profesor Gestal abunda en esa comparativa con la hostelería. «En una pandemia respiratoria, el catón de la Salud Pública dice que ‘no se pueden autorizar concentraciones de perso
nas’. En la hostelería se limita el número de no convivientes que pueden reunirse. Pero seguimos empecinándonos en los errores y las ‘autoridades responsables’ que toman las decisiones al final no son responsables».
Más comprensivos se manifestaron los propios hosteleros a los que, indirectamente, salpica ese paralelismo establecido. Desde la Federación de Hostelería de España contestaron a este periódico que «el estado de libertad y el derecho a la protesta, la huelga y la manifestación no están confinados», y que si la hostelería está abierta en ciudades como Madrid es «porque cumple» con las normas de seguridad imperantes.
En efecto, cabe recordar que el real decreto del estado de alarma permite manifestarse en su articulado, y las concentraciones no pueden ser prohibidas a menos que infrinjan las normas de seguridad e higiene que impone el contexto pandémico. Ellos mismos, los miembros de las plataformas de ‘Salvemos la Hostelería’, se han concentrado en ciudades de todo el país para expresar su desazón por la falta de ayudas a uno de los sectores más perjudicados por la crisis económica actual. Así, durante este tiempo de pandemia, se han sucedido convocatorias consentidas en las calles como las protestas –que se desbordaron en actos vandálicos– para repudiar el ingreso en prisión del rapero Pablo Hasel, o las de la educación concertada, dentro de los vehículos, como modo de repulsa contra la aprobación de la ‘ley Celaá’. Para algunas entidades feministas consultadas, la «fórmula idónea» sería la misma que acuñaron el pasado 25 de noviembre, el Día contra la Violencia de Género, para acudir con aforo limitado, puntualmente en lugares ventilados, como la plaza de Callao en Madrid, y llevar a cabo una protesta segura. Tal vez por ello, la Delegación del Gobierno en la Comunidad de Madrid, quien el martes respondió a este diario que no había fijado aún un criterio sobre las marchas hasta que recibieran las peticiones formales, ayer sorprendió por boca de su máximo exponente, el socialista José Manuel Franco. Por la mañana y en Onda Madrid, Franco se aventuró a dar un tope de aforo y señaló que la Consejería de Sanidad había fijado el criterio de hasta 500 asistentes. Tras el revuelo formado, a primera hora de la tarde la Delegación se reunió con la Comisión del 8-M en Madrid para pedirles que busquen alternativas a la celebración de sus manifestaciones más numerosas. La entidad trasladó a Franco que su voluntad es «realizar un acto principal» y apuesta por descentralizar algunas actividades, a través de las comisiones de barrio o municipales, para evitar aglomeraciones innecesarias.
Movilizaciones Las plataformas mantienen las movilizaciones y aseguran que cumplirán las normas