Las secuelas del Covid-19

En marzo del año pasado mi cabeza perdió el modo multifunción, y me pregunto si he perdido definitivamente el interruptor que lo encienda o solo se ha quedado en off por un tiempo. A estas alturas ha pasado casi un año de enfermar por el Covid. La esperanza no la quiero perder, pero desde entonces no soy capaz de procesar la información como antes, ni de lejos.

Era capaz de hacer varias cosas a la vez. Ahora, con una voy lista; con dos, a trancas y barrancas, y con más ya es un imposible.

Despistes, mil, que no digo que no tuviera antes, pero ahora ya es un sin parar... En el ordenador podía abrir mil pestañas a la vez para preparar la presentación de un curso, o para lo que fuera, y ser capaz de integrar la información de forma ágil. Ahora, con un par de pestañitas ya me cuesta trabajo. Podía leer textos complejos, entender y retener la información fácilmente, y ahora le doy vueltas y más vueltas, sin aclarar mucho. La capacidad asociativa es ya muy reducida: cuántas veces me toca decir eso de ‘pero cómo no he caído en la cuenta’...

Soy yo misma, pero con un procesamiento más lento, menos eficaz, más torpe.

Tristemente, esto que cuento no me pasa solo a mí, estamos muchas personas en esta situación y de momento no parece haber ni explicación clara, y aún menos soluciones que nos permitan al menos mejorar en estos aspectos de nuestra vida, que si bien pueden no ser invalidantes del todo nos dificultan mucho la vida cotidiana. Se trata de una dificultad tanto por estos síntomas cognitivos como por otros muchos cuya persistencia de momento no parece tener fin.

Benditas notitas y recordatorios en el móvil... Los tengo por todos lados y me salvan de muchos olvidos, recursos que, si bien son muy útiles, no dejan de ser recursos y no soluciones.

Esperemos que se investigue más sobre todo esto y seamos capaces de encontrar el origen y, a ser posible, algún remedio que nos pueda proporcionar un poco de mejoría y nos abra una luz en el horizonte, ya que de continuar como hasta ahora va a tener un tremendo coste, tanto a nivel personal como para toda la sociedad en general. ÁFRICA MARTÍNEZ AMEZCUA

ENFERMERA DE LA GAI DE ALBACETE