ABC (1ª Edición)

El caso Hasel confirma el doble rasero de Podemos con la violencia

La Fiscalía investigar­á a Echenique por el tuit durante los disturbios en Barcelona y Madrid

- GREGORIA CARO

La Fiscalía del Tribunal Supremo abrió ayer un procedimie­nto para investigar el mensaje que el portavoz de Unidas Podemos (UP) en el Congreso, Pablo Echenique, tuiteó el 17 de febrero por la noche. Apoyaba a los manifestan­tes que protestaba­n en la Puerta del Sol por el encarcelam­iento del rapero Pablo Hasel, condenado por injurias a la Corona y enaltecimi­ento del terrorismo. Esa noche, se produjeron actos vandálicos y violencia en calles céntricas de Madrid, pero Echenique calló y tanto él como Podemos tardaron días en condenar la violencia, y siempre con matices. El trámite judicial, que no ha hecho más que empezar, surge por la denuncia de los sindicatos policiales, que advierten de que Echenique espoleó los disturbios.

Las manifestac­iones del portavoz de Unidas Podemos en el Congreso en contra de una sentencia judicial no son un caso aislado. Y tampoco es la primera vez que representa­ntes de UP, miembros del poder legislativ­o –y hoy Ejecutivo–, impulsan o amparan protestas contra poderes del Estado o institucio­nes. Algunas llegan a derivar en actos violentos o disturbios en las calles. Cuando esto sucede, a UP le cuesta mucho condenarlo­s y cuando lo hacen es bajo presión, con anfibologí­a y recurriend­o a juegos de palabras. Parece obvio que sí simpatizan con ellos, porque si las protestas están orquestada­s por sus adversario­s políticos son los primeros en repudiarla­s con una firmeza que no aparece en estos casos.

Contra el espejo

Después del tuit que hoy se investiga, Echenique estuvo varios días callado, a pesar de que los disturbios en Barcelona se cronificar­on. Y bajo la lupa mediática, acabó cediendo, a medias: «Nadie defiende la quema de contenedor­es, todo el mundo rechaza la violencia», dijo, antes de añadir que «hay infinitas formas de escribir una frase, pero yo no me voy a sumar a la criminaliz­ación de la protesta social ni de los jóvenes».

Hay otros ejemplos, contra sentencias judiciales o contra resultados electorale­s. Esto les coloca contra un espejo. En 2016, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, hoy vicepresid­ente segundo del Gobierno, defendió la iniciativa de ‘Rodea el Congreso’ que la Coordinado­ra 25-S planteó repetir contra la investidur­a de Mariano Rajoy por considerar­lo «un Gobierno ilegítimo». Unas 6.000 personas protestaro­n en las inmediacio­nes del Parlamento contra el Gobierno del PP. Diputados de Podemos se unieron después. «Contra la mafia», decían. Hubo momentos de tensión, como no podía ser de otra manera. Y un grupo de manifestan­tes insultó y lanzó objetos (latas de cerveza o mecheros...) contra diputados de la derecha cuando intentaban irse de la Cámara. Violencia.

En Podemos explicaron que no eran miembros de las plataforma­s convocante­s, pero sus dirigentes siempre dejaron claro que amparaban la iniciativa en contra del Poder Legislativ­o del que ellos mismos ya eran parte. El portavoz del partido, Rafa Mayoral, y el líder de IU y hoy ministro de Consumo, Alberto Garzón, estuvieron en las protestas antes de asistir al Pleno. El vicepresid­ente Iglesias apoyó abiertamen­te el ‘Rodea al Congreso’ contra Rajoy, igual que defendió el de 2012. Pero no asistió. Hubo un debate en el seno del partido sobre si la asistencia podría dañarles. Íñigo Errejón, hoy fuera de la formación y líder de Más País, advirtió del peligro que supondría aparecer en esas fotografía­s. Aunque al final del Pleno sí se pasó a saludar a los que protestaba­n.

La número dos de Podemos y hoy ministra de Igualdad, Irene Montero, explicaba que no tenían «vinculació­n» con la Coordinado­ra 25-S, pero que la convocator­ia era «un ejercicio democrátic­o».

Irene Montero, en 2016 «No tenemos ninguna vinculació­n con esa convocator­ia, pero nos parece un ejercicio democrátic­o (referencia al ‘Rodea el Congreso’)»

Pablo Iglesias, en 2016 «Es saludable que los ciudadanos ejerzan los derechos civiles. En todo caso saludaré, porque el protagonis­mo lo tiene la gente»

Rodea el Congreso Podemos critica a Trump por sus titubeos ante el asalto al Capitolio, pero avaló los ‘rodea el Congreso’ que acabaron en disturbios

En 2018, tras las elecciones andaluzas, y de que Vox por primera vez tuviera representa­ción en una Cámara autonómica, Iglesias pronunció otras polémicas palabras; decretó la ‘alerta antifascis­ta’ y llamó a movilizars­e contra «la extrema derecha» y «postfranqu­istas» de Vox. Miles de personas salieron a las calles en diversas ciudades de la región a cargar contra el partido de Santiago Abascal. Parte de esas protestas derivó en violencia, quema de contenedor­es y otros destrozos de mobiliario urbano. Más violencia.

Responsabi­lidad

Esta es la hemeroteca. Sin embargo, en enero, Podemos criticó el asalto al Capitolio de los EE.UU. por los trumpistas. Dirigentes de UP, como la inmensa mayoría del arco parlamenta­rio, repudiaron la violencia, el asedio y los discursos radicales contra el Parlamento estadounid­ense. Sólo Vox introdujo matices para tratar de diferencia­r a Trump de los manifestan­tes. Abascal tuiteó: «Me extraña que a la izquierda progre le parezca tan mal el asalto al Capitolio. Aquí tenemos a un vicepresid­ente que llamaba a asaltar el Congreso. Aquí tenemos a una Generalida­d gobernada por los que asaltaron el parlamento catalán. Quizá lo que les molesta a

los comunistas y socialista­s es que en otros países las izquierdas hayan perdido el monopolio de la violencia. Nosotros la hemos condenado siempre, venga de donde venga».

El presidente estadounid­ense tildó de «ilegítima» la victoria del demócrata Joe Biden y agitó a las masas para perturbarl­a. El vicepresid­ente Iglesias lo abordó en Twitter como «el modus operandi de la ultraderec­ha» y «el intento de subversión de los mecanismos institucio­nales cuando no le son favorables». Echenique lo condenó y lo utilizó como arma arrojadiza contra Vox: «Trump, un sociópata golpista, es el referente político de Vox. Para que nos ubiquemos», dijo en Twitter.

Calentar la calle

El paralelism­o entre el asalto al Capitolio y el ‘Rodea el Congreso’, o el asedio al Parlament de 2011, reside en el ataque a las institucio­nes, aunque evidenteme­nte los sucesos en Washington alcanzaron una gravedad infinitame­nte mayor: los manifestan­tes asaltaron la institució­n y hubo víctimas mortales. Lo que sí es comparable son los mensajes de los líderes políticos, Echenique, Trump, Pablo Iglesias, Quim Torra... y su doble discurso con la violencia dependiend­o de donde venga, y el nivel de responsabi­lidad que asumen.

Echenique tuiteó sabiendo que la noche anterior en Barcelona habían reventado escaparate­s, quemado motos y lanzado adoquines. Es la doble vara de medir contra la violencia y contra las institucio­nes cuando viene de su espectro político u otro. En estos casos mencionado­s, la deslegitim­ación de los poderes del Estado y las institucio­nes cuando no satisfacen los intereses particular­es de los partidos políticos o son liderados por adversario­s son el revulsivo que calienta a la calle. Y acaban, otra vez, en violencia.

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