Londres vuelve a tensar la cuerda con la UE al incumplir el protocolo irlandés
El Parlamento Europeo paraliza la ratificación del acuerdo comercial
La Comisión Europea ha acusado al Reino Unido de violar el derecho internacional y de ser un socio no fiable después de que Londres advirtiera de que tiene planes para extender unilateralmente durante seis meses más el periodo de suspensión de los controles aduaneros posteriores al Brexit en los puertos de la provincia de Irlanda del Norte. Irlanda, el país de la UE más efectado por esta situación, ha sido aún más incisivo y su gobierno ha manifestado que el Reino Unido «no es un socio fiable» y que su actitud «no deja más alternativa» que acudir a la Justicia y acusar al Reino Unido de violar sus compromisos jurídicos. En este ambiente, el Parlamento Europeo decidió ayer mismo no tramitar por ahora la ratificación del acuerdo sobre las relaciones comerciales que se firmó el pasado 24 de diciembre.
Brandon Lewis, el secretario para Irlanda del Norte del Gobierno británico había dicho el lunes que la entrada en vigor de los controles obligatorios que fueron pactados en el protocolo irlandés del acuerdo del Brexit no se producirá el 1 de abril como estaba acordado, sino que se pospone hasta el 1 de octubre. La Comisión había aceptado este periodo provisional atendiendo a la situación específica que crea la pandemia y –también hay que reconocerlo– después de una muy desafortunada decisión del equipo de la presidenta Von der Leyen, al no tener en cuenta esa frontera a la hora de controlar la exportación de vacunas.
Pero después de escuchar las nuevas intenciones británicas, el ministro irlandés de Asuntos Exteriores, Simon Coveney, dijo ayer que había «advertido encarecidamente» a Lewis contra toda decisión unilateral dado que si no se puede confiar en que el Reino Unido cumpla con sus compromisos, la UE no tendrá otra opción que emprender acciones legales. «No es lo que queremos, pero es hacia donde nos lleva el Reino Unido. Si no se puede confiar en el Reino Unido porque tomaron medidas unilaterales, entonces no le dejan a la UE otra opción».
El vicepresidente de la Comisión
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Europea encargado de las relaciones con el Reino Unido, Maros Sefcovic, condenó la medida en un comunicado publicado la noche del miércoles al jueves en el que calificaba esta decisión británica como «una clara desviación del enfoque constructivo» y un paso «claramente contraproducente» para las conversaciones en curso sobre el tema. Para Bruselas esta es ya la segunda vez que Londres «viola el derecho internacional» desde su separación de la UE el 1 de febrero de 2020.
La Comisión estima que el anuncio de que Londres mantendrá la moratoria de los controles durante seis meses más «equivale a una violación de las disposiciones sustantivas y pertinentes del Protocolo sobre Irlanda/ Irlanda del Norte y la obligación de actuar de buena fe en virtud del Acuerdo de Retirada».
Conversaciones
El Reino Unido y la UE estaban manteniendo conversaciones en las últimas semanas sobre el protocolo irlandés. El Reino Unido quiere esperar hasta enero de 2023 para que sean efectivos los controles de las mercancías que viajen desde la isla de Gran Bretaña a la provincia de Irlanda del Norte, mientras que la UE prefiere que esos controles estén en marcha a finales de este año, aunque no se opone a que sea gradualmente.
Sin haber llegado a ningún acuerdo ni consulta previa con Bruselas, Lewis confirmó el miércoles por la tarde que Londres estaba «tomando varias medidas operativas temporales para evitar obstáculos fronterizos que puedan interrumpir el tráfico de mercancías mientras continúa el compromiso con la UE», que es una formulación claramente contradictoria.
El protocolo irlandés establece que el Reino Unido debe mantener controles sobre las mercancías que entren en Irlanda del Norte desde el resto del país para verificar que no incumplen las reglas europeas, condición esencial para que no haya controlesd en la frontera entre Irlanda y la provincia británica.
La UE y el Reino Unido mantienen además otro contencioso sobre el no reconocimiento pleno del embajador europeo en Londres, lo que ha llevado a su vez a la decisión de congelar los contactos de las institcciones cominitarias con el embajador británico.