El talento fraternal de Billie Eilish
Billie Eilish tenía que ser un caso flagrante de «de tal palo tal astilla». Sus padres, artistas los dos, le animaron a cantar y le apuntaron a concursos de talentos desde chiquita, y por supuesto documentaron todo metódicamente en grabaciones caseras de esas que le pones a los vecinos para que se mueran de envidia viendo cuán creativa es tu niña. Esos vídeos son parte esencial del metraje de ‘The World’s a little blurry’, documental sobre la autora de ‘Bad Guy’ recién estrenado por Apple TV, que muestra su inconsciente ascenso a la cumbre mundial del pop durante la grabación de su álbum debut, ‘When we all fall asleep… Where do we go?’
El filme está dirigido por R.J. Cutler, documentalista especializado en política (‘The War Room’, ‘A Perfect Candidate’, ‘The World According To Dick Cheney’), que últimamente ha sido contratado para filmes biográficos de artistas como Marlon Brando o John Belushi. Una elección que garantiza un nivel altísimo de profesionalidad, pero no tanto de entretenimiento: las casi dos horas y media de montaje se hacen pesadas (¡es mucho más largo que toda la discografía de la cantante!), y tienen una carga de autocomplacencia que por momentos roza el exceso. «Ella estuvo de acuerdo en que el rodaje fuera ‘cinema verité’, puramente observacional. Si no, no hubiera trabajado conmigo. Es una chica joven pero tiene las ideas clarísimas. Tanto, que a veces uno se pregunta si es humana o es de otro planeta, como pasaba con Bowie», cuenta Cutler en una encorsetada entrevista por Zoom en la que está prohibido hacer preguntas que no sean estrictamente cinematográficas. «Con ‘cinema verité’, el espectador está en el momento. Estás experimentando lo que el sujeto está experimentando», continúa Cutler. «El documental no es una descripción de eventos, sino que permite experimentar cada momento emocional con una narrativa convincente. Aquí había una historia sobre la mayoría de edad, pero en muchos sentidos, también una historia profundamente familiar», explica el director, que tomó como modelo los ‘rockumentales’ ‘Don’t Look Back’ y ‘Gimme Shelter’.
Procesos creativos
‘The World’s a little blurry’ tiene dos puntos fuertes. El primero es el retrato de los peligros psicológicos que conlleva alcanzar la fama mundial con diecisiete años (la pobre se plantea ante la cámara si sus fans la quieren de verdad), un tema del que Cutler no tiene «nada que decir», alegando de forma tácita que era un mero observador, y no un psicólogo. Y el segundo, la puesta en evidencia del papel crucial de Finneas Eilish en esta historia de éxito. Observación que Cutler comparte «absolutamente», y que enfatiza asegurando que el «talento» del joven es «digno de un genio».
Las secuencias que recogen los procesos creativos de Billie con su hermano mayor, en la habitación de la casa de sus padres, son extremadamente reveladoras, ya que demuestran que no solo se encarga de ‘fabricar’ los ritmos y melodías que acompañan a su voz, sino que es él quien está detrás de buena parte de los ganchos vocales definitorios de cada ‘hit’. Así, el documental abre, sin pretenderlo, una reflexión sobre la evolución de la figura del productor en la música actual. Cabe apostar a que, en los noventa, estos hermanos se habrían presentado como Finneas & Billie, o viceversa. Pero ahora ya no se llevan ni los dúos, ni mucho menos los grupos. Todo proyecto musical queda personalizado en un nombre (y a veces en un apellido, como en este caso), tras el cual ya no hay compañeros de grupo, únicamente productores que ya no sólo pulsan el botón de grabar, sino que también son compositores en toda regla. Como Alizzz con C. Tangana, o El Guincho con Rosalía.
La cinta recoge el meteórico ascenso de la cantante