Los vascos, ni reducto del paleolítico ni origen singular
► Su singularidad genética se debe a un mayor aislamiento a causa del euskera
El origen de los vascos ha sido objeto de especulación durante décadas debido a sus diferencias genéticas y al hecho de hablar un idioma singular. Hay quien los ha considerado el reducto primitivo de Europa, descendientes directos de los cazadores-recolectores del paleolítico, o incluso se ha hablado de una misteriosa procedencia que los diferenciaba del resto de los europeos. «Esos mitos quedan totalmente descartados», dice David Comas, catedrático de Antropología Biológica en la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y responsable de un estudio internacional sobre la identidad del pueblo vasco. El trabajo, publicado ayer en la revista ‘Current Biology’, confirma que las diferencias genéticas encontradas en los vascos no se deben a un origen distinto al de otras poblaciones ibéricas, sino a un mayor aislamiento desde la Edad de Hierro, probablemente por la barrera del euskera.
Los investigadores analizaron el genoma de 200 individuos del País Vasco y áreas circundantes, como el norte de Navarra y el País Vasco francés. El muestreo geográfico, el más exhaustivo hasta el momento de la población vasca, contempló 600.000 marcadores a lo largo de todo el genoma para cada individuo.
Falta de flujo genético Los investigadores datan en la Edad de Hierro la disminución de la mezcla con otras poblaciones
Ligera diferencia
Al comparar esos genomas con los de otros 2.000 europeos e individuos del norte de África, el equipo observó que los vascos tienen una composición genética similar al resto de poblaciones de Europa Occidental, pero con unas ligeras diferencias. «Esas diferencias son neutras. Ni son observables ni tienen ninguna función», puntualiza Comas, jefe del grupo de Diversidad del Genoma Humano del Instituto de Biología Evolutiva (IBE).
Esa singularidad se debe a una falta de flujo genético a partir de la Edad de Hierro, cuando disminuyó la mezcla con otras poblaciones. «No hemos encontrado influencia procedente del norte de África que sí se ve en la mayoría de poblaciones de la Península Ibérica, ni tampoco la huella de otras migraciones, como la de la época imperial romana», subraya.
Pero, ¿qué provocó ese aislamiento? Comas cree que pudo deberse a un motivo cultural. El habla del euskera, que no tiene relación con ninguna lengua indoeuropea, probablemente mantuvo a los vascos alejados de contactos posteriores, como la influencia del imperio romano o la ocupación islámica. No solo eso. El uso de dialectos también pudo actuar como una barrera interna en algunos casos.
«El muestreo incluyó microrregiones dentro del País Vasco y de las áreas circundantes. De este modo, obtuvimos muestras de una región geográfica donde siempre se ha hablado euskera, otras donde históricamente se ha hablado pero se ha perdido y regiones donde nunca se ha hablado», apunta André Flores-Bello, primer autor del artículo. El trabajo reveló una gran heterogeneidad genética inesperada para una región geográfica tan pequeña y que no se ve en otras regiones de Europa. Esa diversidad se corresponde con los dialectos que se emplean en cada zona, ya sea el vizcaíno, el guipuzcoano o el navarro.
«Se pensaba que estos dialectos se formaron a partir de la Edad Media pero postulamos que pueden haber surgido mucho antes», apunta Comas.