Vox, atrapado en Madrid en las redes de Díaz Ayuso
«Si no nos equivocamos mucho, la campaña saldrá bien», aseguran sus dirigentes
Esta semana, ABC preguntó a un dirigente de Vox sobre cómo van a plantear la difícil campaña electoral que el partido de Santiago Abascal tiene que realizar en la Comunidad de Madrid. Su respuesta fue: «Si no nos equivocamos mucho, saldrá bien». Una sentencia que refleja el ánimo con que esta formación política afronta la encrucijada más grande a la que quizás haya tenido que enfrentarse desde que empezó a crecer entre el electorado de centro-derecha.
Hasta ahora, Vox ha ido surfeando con éxito la ola que siempre se movía a su favor, con el cliché de ser la ‘derecha verdadera’ frente a la ‘derechita cobarde’. El resultado ha sido un éxito: tercera fuerza política en España, primera constitucional en Cataluña y la llave de los gobiernos de Andalucía, Murcia, Ayuntamiento y Comunidad de Madrid; así como de otras administraciones.
Pero en Madrid, la ola ha empezado a remitir. Este mantra ideológico que le diferenciaba del Partido Popular ya no cala en una región donde muchos definen a Isabel Díaz Ayuso como la «candidata de Vox». Un apelativo con el que describen a la perfección el espacio político que ha ocupado en estos dos años la antes desconocida Díaz Ayuso.
La presidenta madrileña le ha arrebatado a la formación de Abascal la bandera de la valentía frente al Gobierno de Sánchez, un cierto descaro en su oposición a la izquierda, sin complejos ni pelos en la lengua, y ha conquistado el espacio ‘de la gente que madruga’. Esa parte de la sociedad, a la que siempre se refiere Vox, y que en esta pandemia ha sido el sector de la hostelería y el comercio. Unos empresarios rendidos ante la defensa numantina que ha hecho Díaz Ayuso del mantenimiento de esta actividad económica.
Fuga de votos al PP
Un escenario que, sin decirlo claramente, lo admitió el portavoz de Vox, Jorge Buxadé, en la rueda de prensa del lunes, celebrada semanalmente tras el Comité de Acción Política: «Es verdad que hay unas encuestas y un estado político de las cosas»...
Y ante esta situación ¿dónde está Vox? Las fuentes consultadas en la formación de Abascal aseguran que «hay cosas diferenciadas. Antes las campañas no importaban; ahora sí», pero no especifican cuales. Algunos dirigentes muestran su preocupación a ABC por la fuga de votos que se está produciendo hacia el Partido Popular, pero apuntan a que, a lo mejor, con una campaña bien enfocada se podrían recuperar votantes.
Las redes que ha tejido Díaz Ayuso entre el electorado del centro-derecha y entre los trabajadores de la hostelería y el comercio han terminado por atrapar a Vox, que ha tenido que recurrir a su líder nacional, Santiago Abascal, para asumir la dirección de la campaña de su candidata, Rocío Monasterio. Un golpe de efecto con el que trata de amortiguar el liderazgo de Díaz Ayuso, la verdadera protagonista de la batalla política del 4 de mayo.
Vox, como ha hecho Podemos con Pablo Iglesias, ha tenido que traer a la primera línea de estos comicios a –que son más bien un pulso entre Casado y Sánchez– a sus rostros más reconocibles para, al menos, conseguir mantener el mismo nivel de representación.
Al problema añadido de la fuga de votantes y la subida del Partido Popular –que puede duplicar los escaños, según las encuestas, de 30 a 60– se une la advertencia de los populares de que si la distancia con Vox es muy grande, podrían no ofrecerles entrar en el Gobierno. Solo necesitarían su apoyo parlamentario para la investidura y sacar adelante los proyectos de Gobierno. Aunque es difícil, Ayuso ha pisado el acelerador en su carrera hacia la mayoría absoluta. La clave está en hacerse con los votos que dieron 26 escaños a Ciudadanos. De ahí el fichaje de Toni Cantó, que puede atraer el voto moderado, mientras ella sigue pescando a su derecha.
«No pedimos carguitos»
Por primera vez desde que Vox tiene un papel determinante para la configuración de gobiernos autonómicos que no sean de izquierda, se ha ofrecido a entrar en el Ejecutivo. Hasta ahora, ha preferido prestar solo apoyo parlamentario, en una posición más cómoda, que no le comprometa con la gestión. Lo hizo Monasterio el pasado día 10, cuando Ayuso anunció que disolvía la Asamblea y convocaba elecciones anticipadas, ante la amenaza de moción de censura de PSOE y Ciudadanos. La candidata de Vox se ofreció como «socio fiable».
Esta actitud choca con las palabras del eurodiputado y portavoz Jorge Buxadé, que siempre se ha mostrado más firme en lo que se refiere a entrar en el Gobierno, pero ha dejado claro que el margen es muy estrecho para poder exigir nada. Este dirigente afirmó que «no venimos a pedir puestos, ni carguitos. Ni venimos a salvar las necesidades individuales de egos, ni soberbias de nadie». Su postura está clara respecto a que tendrán que apoyar a Díaz Ayuso porque, según sus palabras, «Vox es la garantía de que la izquierda no va a llegar al Gobierno de Madrid» y «hay una distancia infinita con el Frente Popular».
Abascal dirigirá una campaña inesperada en la que tendrá que frenar la fuga de votos al PP Monasterio se ofreció a ser «socio fiable», pero Génova lo rechaza y quiere gobernar en solitario