Los primeros humanos llevaron objetos a un ‘santuario’ en el Kalahari
➤ Cristales y cáscaras de huevo desafían la idea de que los orígenes de la especie se vinculen a entornos costeros
Sobre una extensa sabana en el desierto del Kalahari, en el sur de África, se alza una colina llamada Ga-Mohana. En ella, un refugio rocoso utilizado hoy en día por la comunidad local como un lugar de culto podría tener una larga historia espiritual. Un equipo internacional de investigadores ha encontrado allí un particular tesoro arqueológico: unos fragmentos de cáscara de huevo de avestruz utilizados como recipientes para el agua y un conjunto de 22 cristales de calcita blanca, sin utilidad práctica aparente, recolectados deliberadamente y llevados al lugar por los primeros humanos hace 105.000 años. Según explican los autores en la revista ‘Nature’, los objetos podían estar vinculados a creencias y rituales, una práctica simbólica que indica un alto grado de desarrollo cultural y que han resultado ser una sorpresa.
La evidencia más temprana hasta la fecha del uso de simbolismo, como pigmentos ocres, conchas y artefactos decorados, por parte de los sapiens proviene de una variedad de lugares costeros en África que datan de hace entre 125.000 y 70.000 años. Estos hallazgos han hecho pensar que los recursos del mar, como mariscos y pescados, tuvieron
Hace 105.000 años En el interior de Sudáfrica la comunidad local organizaba rituales con huevos de avestruz
un papel importante en el desarrollo del cerebro y, por ende, en la evolución del comportamiento complejo de los humanos verdaderamente modernos.
En el borde del desierto
Sin embargo, el nuevo estudio parece desafiar la creencia establecida al identificar una importante evolución cultural en el borde del desierto de Kalahari, a 665 kilómetros de la costa, lejos de todos sus supuestos beneficios. «Nuestros hallazgos muestran que los modelos demasiado simplificados para los orígenes de nuestra especie ya no son aceptables. La evidencia sugiere que muchas regiones del continente africano estuvieron involucradas, incluido el Kalahari», dice Jayne Wilkins, de la Universidad Griffith en Brisbane (Australia) y autora principal del estudio.
Wilkins y su equipo excavaron en GaMohana minimizando su impacto y respetando el sentido sagrado que le dan los habitantes de la zona. La edad de las capas arqueológicas se limitó mediante la Luminiscencia Ópticamente Estimulada (OSL, por sus siglas en inglés), que puede fechar con precisión los sitios de más de 50.000 años (el límite para el análisis de radiocarbono). La técnica mide las señales de luz natural que se acumulan con el tiempo en los granos sedimentarios del cuarzo y el feldespato. «Se puede pensar en cada grano como un reloj en miniatura, desde el cual podemos leer esta señal de luz natural o luminiscencia que nos da la antigüedad de las capas de sedimentos», explica Michael Meyer, del departamento de Geología de la Universidad de Innsbruck en Austria.