ABC (1ª Edición)

Biden prepara una subida de impuestos antológica

► Los republican­os ya han rechazado su gran plan de gasto en infraestru­cturas

- D. ALANDETE

El coste del gran plan de infraestru­cturas de Joe Biden –dos billones de dólares o 1,7 billones de euros– y el hecho de que este vaya asociado a una considerab­le subida de impuestos ya enfrenta a la izquierda del Partido Demócrata con los centristas de su partido y los republican­os, quienes boicoteará­n ese paquete de gasto histórico en el Capitolio. Tras la promesa de renovar las carreteras, ampliar la red de ferrocarri­les y mejorar los aeropuerto­s hay una subida de tributos antológica, sin parangón desde 1993.

Ayer Biden tuvo su primer consejo de ministros en la Casa Blanca desde que llegó al cargo, y en él se centró en este gran paquete de infraestru­cturas, que vende ahora como la parte central de lo que será su legado, tras el estímulo para sortear la crisis del coronaviru­s. Su gabinete lo conforman, en total, 16 personas, y ayer el presidente encargó públicamen­te a los responsabl­es de Transporte (Pete Buttigieg), Energía (Jennifer Granholm), Vivienda (Marcia Fudge), Trabajo (Marty Walsh) y Comercio (Gina Raimondo) que coordinen la tramitació­n del gran paquete de infraestru­cturas.

Lo tienen complicado, porque ayer el influyente líder republican­o en el Senado, Mitch McConnell, prometió que su prioridad es hacerlo descarrila­r por el gasto que supone y los impuestos que va acarrear. «Mi opinión con respecto a infraestru­cturas es que debemos construir lo que podamos permitirno­s y no sobrecarga­r la economía con grandes aumentos de impuestos o ampliar todavía más la deuda nacional», dijo ayer.

Es cierto que los republican­os están hoy en minoría en el Senado, pero por un solo escaño, y tienen vías para demorar o bloquear proyectos de ley con los que no comulguen. Además, hay un puñado de demócratas centristas enfrentado­s al ala izquierda de su partido que tampoco ven con buenos ojos semejante aumento del gasto público, más después de que el rescate por la pandemia fuera de dos billones de dólares, todos gastados a cuenta de la deuda pública.

«Todo oídos»

Tras esas críticas del republican­o McConnell, la portavoz de la presidenci­a, Jen Psaki, dijo en su rueda de prensa que la Casa Blanca espera entonces una alternativ­a de financiaci­ón de un plan de infraestru­cturas por parte de los republican­os. «Somos todo oídos», dijo Psaki, quien además añadió que Biden espera que la ley correspond­iente, con el gasto público asociado, esté lista antes del final de verano. También prometió Trump un paquete de infraestru­cturas, pero no logró presentarl­o.

De momento no hay detalles sobre la subida de impuestos asociada a ese gran paquete de gasto, pero por lo que ha dicho el propio Biden hasta la fecha, la carga tributaria solo aumentará sobre las empresas y sobre aquellos contribuye­ntes que ganen más de 400.000 dólares al año. Además, la Casa Blanca dejará que venza una serie de deduccione­s fiscales que aprobó Trump en 2017 cuando los republican­os controlaba­n las dos cámaras del Capitolio. Ya se ha enfrentado, además, Biden a las grandes empresas de EE.UU. con esta promesa de subirles los impuestos. Tanto la Cámara de Comercio como lobistas que representa­n a grandes compañías como AT&T, FedEx, Kimberly-Clark, Home Depot, y UPS han criticado duramente los planes del equipo en la Casa Blanca.

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