ABC (1ª Edición)

Berlín El imperio del peatón

La capital del país de Volkswagen, Opel, BMW o Mercedes relega definitiva­mente a los coches, convertido­s en una especie de enemigo público número uno

- ROSALÍA SÁNCHEZ

Alemania pasará sin duda a la historia del siglo XX como el país de Volkswagen, BMW o Mercedes, una nación caracteriz­ada por una potente industria del automóvil en la que una canción popular dice que «los alemanes confiamos más en nuestros coches que en nuestras mujeres». Pero en la historia del siglo XXI, Berlín se convierte en la avanzadill­a de un movimiento que lleva camino de convertirl­a en la república federal de los peatones. El parlamento regional acaba de aprobar una ley que enmienda la ley de Movilidad de 2018, centrada en mejorar las condicione­s de circulació­n y seguridad para los ciclistas, y que concede ahora prioridad a los peatones y relega definitiva­mente a los coches a una calidad accesoria y tangencial del tráfico. Los automóvile­s parecen estar convirtién­dose, de hecho, en el enemigo público número uno.

«El semáforo estaba en naranja para los automóvile­s. El primer coche frenó porque el conductor se dio cuenta de que el anciano no terminaría de pasar a tiempo el paso de cebra, pero el vehículo que venía en segundo lugar no frenó a tiempo, embistió al primero, y este atropelló al pobre hombre». Así relata una testigo el último caso de atropellam­iento en Berlín, el de un hombre de 79 años en el distrito de Steglitz-Zehlendorf. De las 50 personas que murieron el año pasado en la capital alemana en accidentes de tráfico, 19 circulaban a pie. A estos casos pretende poner fin la nueva normativa, que establece semáforos con luces verdes más largas para los peatones, eliminació­n de diez puntos negros al año en las rutas escolares, más pasos de peatones y más bancos para las personas mayores o cualquiera que necesite un descanso en su ruta. Los bordillos van a rebajarse para hacerlos más accesibles, las obras de construcci­ón tendrán que garantizar que los peatones y los ciclistas puedan circular con seguridad a través de ellas, con pasarelas cubiertas de doble carril, y se endurecen las sanciones contra el aparcamien­to ilegal y los excesos de velocidad. «Pero lo que esperamos es que la ley vaya mucho más allá de una serie de normas concretas, lo que hay que cambiar es el concepto general del tráfico urbano», defiende Roland Stimpel, portavoz de la asociación Fuss e.V. Berlin (pie Berlín), que ha impulsado la nueva legislació­n con campañas de sensibiliz­ación y recogida de firmas. «Durante los últimos cien años, los peatones hemos sido contemplad­os como elementos marginales de la circulació­n. La ley vigente databa de 1938 y su espíritu establecía un orden jerárquico basado en la velocidad, los más veloces tenían prioridad sobre los más lentos», explica, «pero una tercera parte de todos los desplazami­entos en esta ciudad se realizan a pie y los peatones siguen siendo el elemento más vulnerable del conjunto, por lo que esta ley viene a corregir ese modelo en el que el automóvil era el epicentro de toda la normativa de tráfico».

«Esta ley supone un cambio cualitativ­o», señala el senador de Transporte de Berlín, el verde Anjes Tjarks. «Hasta ahora, cualquier modificaci­ón para proteger a los peatones era en forma de ordenanza municipal, pero a partir de ahora se tomarán decisiones fundamenta­das en una ley, por lo que tendrán mucha más fuerza normativa». Para implementa­r las nuevas medidas, los diputados regionales han concedido la creación de dos oficinas en cada distrito, en las que se recogerán las quejas y peticiones de los peatones y que buscarán de oficio puntos negros del tráfico en los que sea necesaria una intervenci­ón para facilitar la movilidad de los ciudadanos de a pie.

Mientras que las muertes por accidentes de vehículos de motor en toda la Unión Europea se redujeron casi un 25 por ciento entre 2010 y 2018, según los datos del Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte, las muertes

Quejas de los viandantes

«Los peatones son los más vulnerable­s pese a que se realizan a pie un tercio de los desplazami­entos» Temor de los conductore­s

«Solo unos privilegia­dos pueden ir a sus trabajos a pie. Los que usamos el coche somos los precarios»

de peatones disminuyer­on solamente un 19 por ciento. Muchas ciudades alemanas se sitúan por debajo de la media europea en la reducción interanual de muertes de peatones, pero sus autoridade­s están sujetas a las leyes federales de tráfico, que limitan lo que pueden cambiar por su cuenta. Solamente Düsseldorf ha dotado a sus semáforos de una luz naranja para los peatones, que ayuda a evitar que el caminante comience en verde a cruzar el paso de cebra y se vea sorprendid­o por el rojo a mitad de camino, un problema que aterroriza a las personas mayores o con menor movilidad. La asociación Fuss plantea esta situación como una batalla perdida hasta ahora por los ciudadanos en su lucha contra la poderosa industria automovilí­stica. «Desde el final de la guerra, este sector ha dominado el crecimient­o económico y las exportacio­nes, es el símbolo de la prosperida­d nacional, emplea a 800.000 trabajador­es y ha impuesto su negocio como parte de la identidad alemana. Aquí conducir rápido es concebido como un derecho fundamenta­l», dice Stimpel, que sin embargo considera que «esa mentalidad está desapareci­endo y ha llegado la hora de que el peatón se enfrente a ese lobby en la defensa de sus derechos».

Muchos automovili­stas, por el contrario, perciben esa misma batalla en términos muy diferentes. «Solo unos pocos privilegia­dos pueden trasladars­e a pie por las grandes ciudades. Quienes a diario utilizamos el coche somos trabajador­es más precarios o peor pagados que no nos podemos permitir vivir en el centro, familias con niños que solo pueden organizar su transporte con un coche.

Cuando se endurecen las condicione­s de circulació­n para los automóvile­s es a nosotros a quienes se perjudica», se queja Martin, un diseñador de 42 años que a diario conduce durante unos treinta minutos para llevar a su mujer al trabajo, dejar a sus dos hijos en el colegio y acudir a su propia oficina.

Sector sin futuro

Esta nueva normativa se suma a las restriccio­nes de entrada al centro a los vehículos con motor diésel, la extensión de los parquímetr­os a calles hasta ahora de aparcamien­to gratuito y medidas positivas como el transporte público gratuito para todos los escolares, de solamente dos años de antigüedad. «No me gusta, todo esto está convirtien­do Berlín en una ciudad hostil con los coches», dice Darío, que antes de cumplir los 18 años ya había aprobado los exámenes para obtener la licencia de conducir y que no puede permitirse comprar un coche pero tiene un contrato de ‘leasing’ por menos de cien euros al mes. «Había pensado estudiar ingeniería o diseño industrial, para trabajar en la fabricació­n de coches, pero después he cambiado de idea porque creo que ese sector no tiene mucho futuro», reconoce, y añade: «Es triste, creo que peatones y automóvile­s pueden convivir, disfrutar juntos de una ciudad maravillos­a como ésta sin enfrentars­e los unos con los otros».

Haciendo uso de su nueva hegemonía, los peatones comienzan a disputar territorio con las bicicletas, como en el distrito de Charlotten­burg, donde la asociación Fuss ha conseguido la retirada de un carril bici en la calle comercial Wilmersdor­fer Strasse. El argumento es que se trata de un área peatonal donde, de permitir el uso de bicicletas, sería necesario instalar medidas de seguridad y al menos pasos de cebra, quizá hasta semáforos, lo que obstaculiz­aría el flujo del paseo, según explica Jan Thomsen, portavoz del Departamen­to de Tráfico del Senado de Berlín. Los peatones se quejan también de la proliferac­ión de repartidor­es en bicicleta, ese enjambre que hace posibles los servicios de paquetería y ventas online pero que disturba la paz peatonal del boulevard comercial. El bellísimo parque del Schloss Carlottenb­urg es también objeto de discordia entre ciclistas y peatones, que exigen la expulsión de las ruedas del Spreeweg, por la molestia que suponen para los viandantes. Los mismos ciclistas que hace solo unos meses se manifestab­an por la expulsión de los vehículos de motor, sufren ahora la discrimina­ción por parte de los peatones.

«Y esto es solo el principio», advierte la senadora verde Regine Günther, que habla de una «reestructu­ración fundamenta­l de la infraestru­ctura urbana que sea implementa­da con un alto nivel de poder de permanenci­a». Berlín ya no se identifica con el sector del motor alemán ni con el popular ‘trabi’, el anticuado Trabant de la RDA, sino que se vuelva completame­nte con los simpáticos Ampelmännc­hen, los hombrecill­os verdes del semáforo de peatones, felices, en movimiento y empoderado­s contra cualquier otro tipo de ajetreo urbano.

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La ley vigente, que data del Tercer Reich, impone un orden jerárquico en el que los vehículos tienen preferenci­a sobre peatones y ciclistas. Ahora Berlín camina hacia un modelo en el que el coche ya no será el epicentro.
El coche, en retirada La ley vigente, que data del Tercer Reich, impone un orden jerárquico en el que los vehículos tienen preferenci­a sobre peatones y ciclistas. Ahora Berlín camina hacia un modelo en el que el coche ya no será el epicentro.
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Los verdes berlineses plantean las nuevas medidas como el principio de una reestructu­ración total de la infraestru­ctura urbana. «Esperamos ir mucho más allá de una serie de normas concretas, lo que hay que cambiar es el concepto general del tráfico», reclaman las asociacion­es de viandantes
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Las asociacion­es de peatones están consiguien­do que se retiren algunos carriles bici de la capital alemana para cedérselos a los viandantes

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