ABC (1ª Edición)

Una histórica final con acento vasco

► Athletic y Real Sociedad se juegan, un año más tarde de lo previsto, el título que la pandemia no ha podido evitar

- JAVIER ASPRÓN

Parecía que no iba a llegar nunca, pero esta final había que jugarla costase lo que costase. Y vaya si costó. Casi un año después de lo previsto, la Copa de la pandemia va a conocer a su flamante campeón. Nunca antes en la historia del fútbol español se había resuelto un título en el transcurso de la siguiente temporada. Es un hecho insólito, uno más que dejan los tiempos actuales. Athletic Club y Real Sociedad, bien que se sabe, son los candidatos al trofeo más antiguo, por lo que esta noche se pondrá en juego también la supremacía del fútbol vasco, el mismo que fue preeminent­e en España durante muchos años, pero cuyos éxitos en las dos últimas décadas han terminado saliendo con cuentagota­s.

Tan extraño ha sido todo lo que ha rodeado a esta final que habrá campeones que no estén hoy en Sevilla. Lo saben bien Gaizka Garitano, Beñat y Mikel San José. También Diego Llorente, Odegaard y Willian José. Fueron miembros fundamenta­les de las plantillas de los dos finalistas el año pasado, y se marcharon sin que el coronaviru­s permitiese encontrar una fecha que los hiciera partícipes del encuentro.

Es difícil encontrar dos rivales que se conozcan tan bien como Athletic y Real. Y, sin embargo, la final es inédita, pues nunca en 118 años de historia se había llegado a este desenlace. Bilbao y San Sebastián, pues, viven revolucion­adas desde hace semanas, aunque según se ha ido acercando la fecha del partido se ha ido incrementa­ndo aún más la intensidad de las emociones. La gran pena, por mucho que se intentó, es que la afición tendrá que verla desde casa. El Athletic, poseedor de 23 títulos, no gana la Copa desde el lejanísimo 1984. Ninguno de sus jugadores actuales, ni siquiera el más veterano Raúl García, habían nacido por entonces. Desde entonces han pasado generacion­es de grandes futbolista­s del Athletic sin que se pudieran repetir las gestas del pasado. Tres finales perdidas, todas ellas ante el Barcelona (2009, 2012 y 2015) ha sido lo más cerca que ha estado el Athletic de levantar la 24ª. Tampoco había muchos jugadores de la Real en el mundo cuando los blanquiazu­les ganaron el último de sus dos trofeos coperos. Fue en 1987, con Moyá, David Silva y Monreal llevando aún pañales. Estos días, los campeones de entonces, los Arconada, López Ufarte, Larrañaga o Beguiristá­in, dirigidos por Toshack, han intentado inculcar a los protagonis­tas de hoy el espíritu de aquella final ganada al Atlético en La Romareda. La Real repitió final el año siguiente, perdiendo con el Barcelona. Fue la última vez que estuvo cerca de levantar un título. Después ha cruzado buenas temporadas, como la del subcampeon­ato liguero de 2003, con temporadas catastrófi­cas que acabaron condenándo­la al descenso (2007). En la actualidad su situación es estable, pero se siguen añorando los buenos tiempos.

Buena dinámica

Hoy, en todo caso, no es un buen día para la nostalgia. Athletic y Real llegan con dinámicas parecidas, aunque dé la sensación de que reina más optimismo en los ‘leones’ que en los ‘txuri-urdin’. El equipo rojiblanco, campeón de la Supercopa en enero nada más aterrizar en su banquillo Marcelino García Toral, está ante una oportunida­d histórica de conquistar tres títulos de manera consecutiv­a, pues en dos semanas repetirá final copera, en este caso la de la edición 2021, con el Barça como rival.

El Athletic llegó el jueves a Sevilla tras una despedida apoteósica, y poco ejemplar, de sus seguidores en Lezama. Desde que empezó el año solo ha perdido tres partidos, dos ante el Barça y uno ante el Atlético, y tras un inicio de curso muy dubitativo su línea es ahora ascendente. «Estamos como motos», decía esta semana Iñaki Williams, uno de los estandarte­s del equipo rojiblanco y también de los llamados a decantar la final. «Somos un equipo muy poderoso, físicament­e somos peligrosos para el rival. Nunca se nos puede dar por muertos, un león herido si no lo matas te puede hacer daño. Esta es la insignia de este club». Marcelino tiene disponible a toda la plantilla y podrá colocar sobre el terreno de juego a su once de gala.

Sin bajas

La Real, que pese a sumar dos derrotas consecutiv­as se mantiene quinta en la Liga, se niega a coger el papel de víctima en esta película. Recuerdan que el único enfrentami­ento entre ambos esta temporada, el pasado 31 de diciembre, se saldó con victoria donostiarr­a (0-1 en San Mamés, con gol de Portu). Y que si para el Athletic la ocasión es histórica, para ellos puede que lo sea aún más. El equipo blanquiazu­l llegó ayer a la capital hispalense, un día después que su rival, y lo hizo con la felicidad de haber recuperado a tiempo a Mikel Merino, una de sus piezas más importante­s. Solo tienen la baja de Sangalli, lesionado desde el curso pasado, por lo que Imanol Alguacil también podrá disponer de su mejor once sobre el campo. El técnico, camino ya de los 1.000 días al frente del equipo, llega a Sevilla como el gran responsabl­e del cambio de juego y mentalidad en el club de Anoeta.

El partido servirá también de homenaje al buen trabajo con las canteras, ya que acumulan cada uno quince jugadores procedente­s del filial en sus plantillas.

Son, con diferencia, los equipos que más aprovechan el talento de casa, fruto de un trabajo constante que forma parte del espíritu fundaciona­l de ambos. Un lujo de final.

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Marcelino, técnico del Athletic
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Imanol Alguacil, el entrenador de la Real Sociedad

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